1. Para empezar, la gente no tiene idea de lo que realmente significa “ser kosher”
2. Explicarlo no sólo es complicado, sino toma una eternidad.
En términos simples: no se pueden mezclar carne y los productos lácteos; no se puede comer cualquier cosa que provenga del cerdo (sí, eso incluye tocino); y no se puede comer marisco. Hay algunos peces permitidos – todos los peces con aletas y escamas. Los huevos son permitidos y se pueden comer con carne o productos lácteos. Además, después de comer carne, tenemos que esperar un cierto tiempo, dependiendo de cada quien, antes de poder comer algo de leche. ¿Alguna pregunta?
3. Después de toda la explicación, la gente asume que eres súper-religioso.
Bueno, yo no lo soy. Yo uso electricidad los sábados. Los hombres de mi familia no tienen ” patillas rizadas” (peot). Y yo ni siquiera asistí a una escuela judía de niño.
4. Y piensan que ser kosher no es tan “cool” como otras dietas.
Cuando la gente actúa como si fuera una dieta de segunda clase en comparación a comer vegetariano o sin gluten, soy como …
5. Pero a pesar de los mejores esfuerzos, la gente no puede entender el concepto… Sobre todo los camareros.
Por alguna razón, es imposible explicar las reglas más básicas del kosher a un camarero. El simple hecho de pedir una ensalada Cobb puede tomar 10 minutos porque necesitas pedirla sin el tocino, luego decidir si en sustituto vas a pedir pavo Kosher o queso (no se puede tener ambas cosas), y cambiar el aderezo si lo que pediste fue pavo. No es gran cosa. Pero ya entrados en este punto, el camarero está confuso, es demasiada información o no le importa. ¿Lo más probable? Que traiga la orden llena de errores.
6. Y siempre te vas a quedar con el antojo de una hamburguesa con queso… la cual te sabe a pura grasa cuando te la sirven con queso Parve 🙁
7. O se niegan a cocinar en aceite en lugar de manteca de cerdo.
Comer se vuelve aún más difícil en los restaurantes, ya que secretamente ponen manteca de cerdo a todo.
Al final, tengo que mentir diciendo que soy alérgico a la manteca, al caldo de pollo y al caldo de res.
8. Y siempre hay que hacer preguntas más detalladas del mundo acerca de la comida.
Preguntar “¿Cuál es la base de esta sopa?” te hace sonar un poco Obsesivo-Compulsivo. Pero saber si ese líquido es caldo de vegetal o caldo de pollo, puede hacer o deshacer una comida.
9. Además, pedir un postre es extremadamente difícil.
En mi familia, hay que esperar una hora después de comer carne antes de poder consumir productos lácteos. Así que la situación del postre es complicada: Si quieres un postre hecho con lácteos, tienes que asegurarte de que no hay nada de carne en la comida (y, todavía más incómodo: pedir el menú de postres antes de que el mesero tenga chance de tomar la orden de bebidas). Me he sentado en una mesa durante una hora completa tras haber terminado mi plato -solamente porque quería comer postre.
10. En casa, tenemos que tener dos de todo.
La ley del Kashrut requiere que tengamos platos y lavavajillas separados para las comidas de leche y de carne- para que aquellas dos comidas, nunca se crucen. Esto no es barato ni eficiente en cuanto al espacio y te hace sentir como si tuvieras visión doble.
Además, si alguna vez te confundiste y pusiste la carne en un plato de leche o viceversa, hay que enterrar el plato en la tierra durante ocho años. Una vez me confundí y enterré el plato: después de tres años nos mudamos y nunca pude recuperarlo.
11. Y la carne kosher cuesta siempre el doble del precio de la carne normal, lo que vuelve carísimo el Kashrut.
12. Por otra parte, cuando tratas de ajustar una receta No Kosher para que sea Kosher… no funciona tan bien.
Aparentemente no hay forma humana de lograr que un pastel sepa decente sino lleva productos lácteos.
13. Viajar, que se supone debería ser relajante, es estresante porque te mueres de hambre todo el tiempo.
Los cruceros tienen buffets increíbles. Desafortunadamente, el único elemento Kosher (con suerte) es el pan y la ensalada, por lo cual siempre empaco barras de granola en mi equipaje.
14. Nunca puedo comer los almuerzos gratis.
¿Catering en la oficina? ¿Evento con buffet? ¡Sólo vuelve a tu asiento! A veces ni siquiera se puede comer la comida Kosher que pidió especialmente la oficina para ti. Una vez, un lote de Hamantaschen llegó a mi oficina justo después de terminar de comer sopa de pollo con fideos. La hora de espera había pasado, pero todo el mundo en la oficina ya había devorado el postre. Una historia verdadera.
15. Y lo mas molesto: ¡La comida no Kosher luce increíble!
Esto:
Y esto:
No ¡iug!
Y ¡Esto!
Las 50 sombras de lo No-Kosher.
¡Sí! Pienso que esta comida se ve deliciosa y ¡LO PEOR! no puedo comerla.
16. De hecho, el no ser capaz de comer tocino, es suficiente para que al gente se cuestione las razones para tener una dieta Kosher.
El tocino es de cerdo, y el cerdo es los más treif de todo lo treif (no kosher). Pero la gente está enamorada del tocino. Y a la gente le encanta hacer un show dramático en cuanto se enteran de que no puedes comer tocino. ¡Ay de ustedes, cuando se atreven a decir que no pueden comer tocino! Las miradas compasivas son casi tan malas como sentarse y ver a alguien comer un Sandwich de tocino, lechuga y jitomate.
¡PERO! He aquí una buena noticia: un montón de golosinas envasadas en realidad son kosher.
¡Las galletas!
Y ya hay unos sabores artificiales sorprendentes
El saborizante artificial Bacon Ranch: Es una mitzvá. Los Bacon Bits que no tienen nada de Bacon….
Y lo más delicioso…¡Los dulces!
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