Juntos venceremos
jueves 21 de noviembre de 2024

La burka o la aparición prohibida

Por Robert Redeker

Traducción: Paola

Humanismo secular

Con razón, muchos de nuestros conciudadanos se preguntan si es necesaria la prohibición de la burka o de cualquier otra prenda que esconda el cuerpo hasta el punto de de hacerlo irreconocible. Sin embargo, hasta hoy, no se han planteado con la suficiente seriedad estas dos preguntas: ¿qué esconden la burka y las prendas que le son similares? ¿Cuál es el propósito de estos camuflajes?

¿Qué es un ser humano? Respuesta: una cara. Es posible definir al hombre con una multitud de características como pueden ser la razón (Aristóteles), el trabajo (Marx), el deseo (Spinoza), la política (otra vez Aristóteles), la inventiva técnica (Bergson), el ser (Heidegger), pero parece que nada se aproxima tan esencialmente a la verdad humana como la afirmación de Levinas: el ser humano es un rostro. Antes que ser razón, trabajo, deseo, animal político, animal trabajador, animal artesano, etc. Todo hombre, en el sentido genérico de la palabra, es una cara. Hay que tomar nota que Dios, en la Biblia, es aquel cuyo rostro no muestra y al que nadie puede ver nunca la cara: Deus absconditus.

Una cara es una aparición, la de un ser humano a otros seres humano. No es algo trivial, ni tampoco animal, es una entidad de que sabemos en seguida que es al mismo tiempo un sujeto y una realidad única, en definitiva, un ser humano. Se podría decir que un alma. Esa cara única indica una singularidad global: un cuerpo único, un sujeto o un alma únicas. Todo esto, el cuerpo, el sujeto, el alma, aparecen simultáneamente con la cara. Nada más verdadero: el hombre, la mujer, y el niño son seres que se nos aparecen.

No miramos a los otros como miramos a los animales, plantas o estrellas. Les miramos de tal manera que se produce un acontecimiento: nosotros nos aparecemos los unos a los otros. La aparición de la cara, del cuerpo y del alma que hay detrás, se realiza en la reciprocidad. Yo me aparezco a los demás y los demás se me aparecen a mí. Es por este aspecto de reciprocidad que cada uno y cada una se interesa en la humanidad. Así, la aparición recíproca funciona mejor que el vínculo social: realiza el vínculo humano. Dicho de otra manera, ella conforma a cada uno y a cada una como una persona. Así pues, es la base sobre la que se desarrolla la vida de cada hombre y cada mujer como persona

Por lo general, la ropa que se hace para impedir la visibilidad y la capacidad de aparecerse. Demasiado cerca de la biología y de la animalidad, los cuerpos desnudos serían un obstáculo para la aparición, ya que desplazarían la cara a un segundo plano. La ropa modera la violencia biológica del cuerpo desnudo mientras que proporciona una subjetividad útil, algunos dirían que el alma, para hacerse visible. En este sentido, la ropa produce un efecto análogo en la manifestación, esto es a lo que los espiritistas, los seguidores de Allan Kardec, han llamado “realización”: permite que el alma individual y la intimidad del sujeto se hagan visibles. Paradójicamente, al impedir esta “materialización”, la burka y cualquier otro velo integral son prendas anti-ropa.

La burka es un conjunto de negaciones: la negación de la materia o del alma, la negación del cuerpo, la negación de la cara; la burka prohibe su aprición. ¿Qué es realmente lo que aparece cuando vemos una persona con burka? Cualquier otra cosa que la cara de una persona, un alma o un cuerpo; una forma informe, la silueta vaga y oscura como venida del infierno. Más importante aún, la burka hace algo más que retirar las miradas de la que lo lleva de la mirada de los demás: las retira de la reciprocidad de las apariencias, de la base de la existencia humana, de la común pertenencia a la humanidad. La burka les retira del “intercambio caras”.

Si al ser humano se le define por la cara y a la persona por el reconocimiento recíproco de las caras, la burka se nos presenta como una negación de la humanidad. Esta cárcel ambulante, esta celda de prisión, nos indica, antes que nada, que la persona dentro de la prisión no es un ser humano como todos los demás. Hay que ver en esta parálisis de la reciprocidad el núcleo del dispositivo, el elemento deshumanizante decisivo: quien se ve obstaculizada por una burka, ve sin ser vista. Al eliminar la visibilidad recíproca de la comunicación de los rostros, las mujeres a las que se les impone la burka quedan eliminadas ipso facto de la humanidad.

https://www.humanismosecular.com/?p=1296

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