Enlace Judío México e Israel – “Crecer durante la post guerra en agitada infancia. Tan joven, madurar golpeado por la realidad. Apretando los sentimientos de no encajar.”
JOSÉ KAMINER TAUBER PARA ENLACE JUDÍO
Herschel Feibel Grynszpan nació en Hanóver Alemania, 28 de marzo de 1921 – fallecido entre 1943 y 1945 (no existe fecha con exactitud). La historia de este joven judío, que a sigue a continuación es presentada como una apología, aunque sea considerado por algunos como el personaje que desencadenó la fatal Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht) en el Tercer Reich, luego que en Francia, Grynszpan asesinó al diplomático alemán nazi Ernst von Rath al no poderse encontrar con el Conde Johannes Welczek embajador Aleman, en la sede diplomatica de su país en París, el día 7 de noviembre de 1938.
¿Quien fue Herschel Feibel Grynszpan? un judío de origen polaco que nació en la República de Weimar, Hijo de Sendel Grynszpan, que se casó con Ryfka Silberberg. La familia se había trasladado en abril de 1911 del Zarato de Polonia (un estado títere de Rusia de 1815 a 1915) a Hanóver, asentándose en la dirección de Burgstrasse 36.
Al finalizar en el año de 1935 la volksschule (escuela primaria) recibió ayuda financiera de la comunidad judía de Hanóver y de su familia para estudiar en la escuela rabínica (yeshivá) en Fráncfort, donde aprendió hebreo y la Torá. Evidentemente esta educación no le agradaba, ya que interrumpió sus estudios después de once meses. De vuelta a Hanóver, Grynszpan enfrentó dificultades en la adolescencia para encontrar trabajo y un lugar como aprendiz. También buscó la forma de emigrar a Palestina, pero le fue negado el permiso por ser demasiado joven.
Vida en París
Sus padres decidieron que debía emigrar a Francia para vivir con sus tíos, Abraham y Chawa Grynszpan, en París. Antes de partir Herschel logró conseguir un pasaporte polaco y un permiso de residencia alemán, para poder abandonar Alemania en dirección a Bélgica, donde moraba otro tío, Wolf Grynszpan. Las relaciones con su tío de Bélgica no resultaron buenas: por ello, en diciembre de 1936 entró en Francia de forma ilegal con ayuda de sus familiares (no tenía posibilidad de entrar en Francia de forma legal, ya que se le exigía demostrar que tenía medios para mantenerse y en Alemania no se le permitía a los judíos sacar dinero del país). Grynszpan, tenía 16 años, medía sólo 1,54 m y pesaba unos 45 Kg. Cuando llegó a París estaba enfermo, con dolores de estómago y vómitos frecuentes.
En París, Grynszpan se instaló en una pequeña comunidad judía de judíos ortodoxos, teniendo relación con pocas personas fuera de ese círculo, por lo que aprendió sólo unas pocas palabras de francés. Pasó los dos próximos años intentando conseguir sin éxito su residencia legal en Francia, sin la cual no podía estudiar o trabajar de forma legal. Su permiso de vuelta a Alemania expiró en abril de 1937 y su pasaporte polaco en 1938, dejándolo sin papeles válidos.
En julio de 1938, la prefectura de policía decidió que Grynszpan no tenía bases para solicitar su estancia en Francia y, en agosto de 1938, le ordenó abandonar el país. Sus intentos de volver con su familia a Hanóver habían fracasado por la negativa de la policía Alemana la entrada al país.
En marzo de 1938, Polonia promulgó una ley que privaba de la ciudadanía polaca a todos los ciudadanos que hubieran vivido durante cinco años continuamente en el extranjero: la ley estaba explícitamente diseñada para evitar que los 70.000 judíos que vivían en Alemania y Austria volviesen a Polonia. Así pues, ese camino también estaba cerrado; de todas formas, sólo los abuelos, que Grynszpan no conocía, vivían todavía allí. De forma que continuó viviendo en París de forma ilegal.
Entre tanto, la situación de la familia Grynszpan en Hanóver se hacía cada vez más difícil. El negocio de Sendel estaba en declive. En agosto de 1938 las autoridades Alemanas anunciaron que todos los permisos de residencia de extranjeros eran cancelados y tendrían que ser renovados: era obvio que lo judíos no podrían renovar sus permisos.
Entre tanto, Polonia no iba a aceptar a los judíos de origen polaco, de regreso ya que no serían considerados ciudadanos a partir de finales de octubre. El 26 de octubre, antes de que terminara el plazo fijado, se ordenó a la Gestapo que detuviese y deportase inmediatamente a los judíos polacos de Alemania.
Un niño torturado
“Llegó el grisáceo noviembre para acompañar al otoño de viento frío y hojarasca.
El ambiente al lado del río y de las calles está que parece morir en lentitud.
El espíritu se deprime paso a paso en la monotonía de los días.”
En el otoño de 1938 la familia de Grynszpan, padre, madre, hermana y hermano, se encontraba entre los diez mil judíos que fueron arrebatados de sus casas y deportados de Alemania; su hermana Berta logró enviarle una postal a París describiendo los tormentos que habían enfrentado.
Los periódicos europeos, entre ellos los de París, habían estado siguiendo la deportación de los judíos. La postal, que fue enviada el 31 de octubre, llegó a manos de Herschel un jueves 3 de noviembre. El 6 de noviembre, pasado el Shabat y el fin de semana, Grynszpan pidió a su tío que enviara dinero a sus padres. Pero Abraham quería esperar el desarrollo de los acontecimientos, ya que, por una parte era prácticamente imposible y, por otra, ilegal enviar dinero a un judío en Alemania. Finalmente, no estaba claro dónde se encontraban exactamente sus padres y hermanos. Después de una discusión, Grynszpan abandonó la familia de su tío, luego de haber obteniendo 300 francos. Esa noche Grynszpan durmió en un hotel barato y escribió una carta de despedida a sus padres, que se guardó en el bolsillo.
Atentado
“Los pensamientos lo llevaron a expresar el clamor de su alma.
El dolor y los atropellos lo condujeron a la protesta armada.
La decisión y el valor lo acompañaron en su acción.”
El 7 de noviembre de 1938 compró por 235 francos un revolver en una tienda de armas. Posteriormente se dirigió a la embajada alemana y pidió ver a un funcionario, sin nombrar a nadie en concreto. Fue recibido por el secretario del embajador Ernest Von Rath, el funcionario más joven de los dos que se encontraban en ese momento de servicio. Grynszpan le disparó de inmediato cinco veces, hiriéndolo de gravedad.
Antes de disparar, calificó a Von Rath de sale boche y gritó que actuaba en nombre de los 12.000 judíos perseguidos. Von Rath murió dos días después. Grynszpan no intentó huir ni se resistió a ser detenido, identificándose de forma correcta con la policía francesa.
En la carta de despedida a sus padres expresó:”Mi corazón sangró cuando supe del destino de mi familia; sentí que debía protestar para que el mundo escuchara”. No huyó, se dejó detener y justificó, delante del juez instructor francés, su acción, Siendo menor de edad, fue enviado a la cárcel juvenil de Fresnes.
El Congreso Judío Mundial deploró el ataque fatal al funcionario de la embajada alemana por un judío polaco de diecisiete años. Aún así, mediante una protesta enérgica, se manifestó en contra de los violentos ataques de la prensa alemana hacía las organizaciones judías. A suvez, la Alianza Israelita Universal en Francia «rechazó toda forma de violencia, independientemente del autor o la víctima», pero «protestó de forma indignada el bárbaro tratamiento recibido por toda una población inocente.» Se trató de presentar a Grynszpan como un loco.
Consecuencias
El 8 de noviembre Alemania anunció la primera medida punitiva en respuesta del atentado: todas las revistas y rotativos judíos debían cesar su publicación inmediatamente.
Ernst von Rath murió el 9 de noviembre. El día era el 15° aniversario del Putsch de Munich de 1923, el llamado Tag der Bewegung («Día del movimiento»): la celebración más importante del calendario nazi. Esa tarde, el ministro de propaganda Goebbels, después de consultarlo con Hitler, dio un discurso incendiario en la cervecería Bürgerbräukeller en Munich, donde el Putsch había sido organizado, delante de una multitud de veteranos nazi de toda Alemania. Afirmó que no sería sorprendente que los alemanes estuviesen tan indignados con el asesinato de un diplomático alemán por un judío, que tomaran la ley por su mano y atacasen a los negocios, centros comunales y sinagogas judíos.
Los líderes nazis reunidos no necesitaron más indicaciones. En unas pocas horas, los militantes nazis lanzaron un ataque contra las comunidades judías en toda Alemania, que es conocido como la Noche de los Cristales Rotos, que se desarrolló durante toda la noche e incluso hasta el día siguiente. Más de 90 personas fueron asesinadas y más de 30.000 judíos arrestados y enviados a campos de concentración, donde más de 1000 murieron por los maltratos recibidos. Miles de tiendas, casas y oficinas judías, y más de 200 sinagogas fueron destruidas o quemadas. Más de 1000 millones de reichsmarks en daños fueron declarados, que no pudieron ser cobrados de las compañías de seguros. Estos acontecimientos horrorizaron a la opinión mundial, ayudando a acabar con el apoyo a la política de apaciguamiento en Gran Bretaña, Francia y Los Estados Unidos. También provocaron una nueva ola de emigración judía de Alemania.
Grynszpan quedo angustiado por las consecuencias tan violentas de su acción. De hecho, el asesinato de Von Rath no fue más que un pretexto para lanzar la agresión. El Estado nazi había estado planeando conducir la violencia contra los judíos a un nivel más alto y buscaba un pretexto. Un líder judío en Palestina reveló en febrero de 1938 que, de acuerdo a una fuente privada proveniente de los escalones más altos de las SS, existió una voluntad de llevar en Alemania un programa real y dramático a gran escala.
El alegato de la defensa
A los representantes del jurado
Sr. Tiempo Sra. Oportunidad Sr. Deber Sr. Apego
Sra. Justicia Sra. Historia Sra. Opinión Srta. Minorias Desvalidas
Sra. Culpa Sra. Conciencia Sra. Acción Sra. Moral
Señores, señoras y Srta. del jurado me dirijo a ustedes como un abogado defensor no diplomado, impulsado por el afán de presentar mi alegato en forma personal y los invito a que juzguen al acusado, no como judío sino como ser humano que los acontecimientos condujeron a un punto de quiebra.
Ante ustedes este joven de diecisiete años acusado de homicidio a sangre fría en la persona del diplomático alemán; les pido analizar la perturbación de su atormentada alma, su impotencia por ayudar a su familia; imaginar el peso completo de la humillación, el despojo y el destierro.
Les pido considerar sus declaraciones a la policía francesa después de su arresto: “Ser judío no es un crimen. No soy un perro. Tengo derecho a vivir y los judíos tienen un derecho a existir en la tierra. Dondequiera que he estado, me han perseguido como a un perro”.
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