REUTERS Y REFORMA
Cae el gobierno
Los líderes de Hezbolá derrocaron al gobierno libanés al renunciar miércoles, informó Reuters. La deserción de once ministros implica el final del gobierno del primer ministro, Saad al-Hariri, un día antes de que él tiene previsto reunirse con el presidente Obama en los EE.UU.
Los líderes de Hezbolá están abandonando el gobierno de coalición en protesta por un tribunal respaldado por la ONU, creado para juzgar a los culpables de un atentado de 2005 que mató a 23 personas, entre ellas el ex presidente libanés Rafik al-Hariri, padre del actual Primer Ministro.
El Tribunal Especial de la ONU para el Líbano, creado para investigar el asesinato del ex Presidente en febrero de 2005, dará a conocer próximamente la lista de los acusados por dicho atentado y todo parece indicar que implicará a líderes de Hezbolá en el magnicidio.
Arabia Saudí y Siria, éste último junto con Irán, el más firme aliado de Hezbolá, intentaron convencer a Hariri para evitar que los resultados del Tribunal desencadenen un enfrentamiento con el grupo chiita, el cual participa en la vida política del país, pero se ha negado a dejar las armas en cumplimiento al pacto adoptado en 1989 que puso fin a la guerra civil.
El plan consistía en que Hezbolá se comprometiera a no realizar ninguna acción desestabilizadora a cambio de que Hariri rechace el trabajo del tribunal, de acuerdo con el periódico israelí Haaretz.
Hezbolá calificó el tribunal de “proyecto israelí.” Hezbolá quería que Hariri rechazara las conclusiones del tribunal. Se negó, lo que provocó la dimisión en masa.
Si bien el estallido de una nueva guerra civil es un elemento latente en la sociedad libanesa, lo que está en juego en estos momentos es la armonía entre las comunidades musulmanas sunita y chiita, la supervivencia del Gobierno de unidad nacional, el futuro del nuevo acercamiento sirio-saudí y la fragilidad del Estado, afirmó Peter Harling, experto de International Crisis Group, un think tank con sede en Bruselas especializado en el análisis de conflictos.
“Estamos en un periodo de estabilidad artificial en el que nada se ha resuelto y, si bien es difícil predecir en qué va a parar todo esto, no podemos descartar que entremos en otra fase en la que sea probable una nueva guerra civil”, explicó el especialista.
“Pero las partes involucradas saben que sería muy costoso para todos regresar a la situación de los 70 y 80 debido a que hay un claro equilibrio de capacidades entre las Fuerzas Armadas y paramilitares. El escenario más probable a corto plazo es que Líbano vuelva a caer en su círculo habitual de desequilibrio político y tensión popular”, añadió.
En un intento por evitar que el atentado contra Hariri despertara los demonios del pasado, la ONU creó en 2007 el Tribunal Especial para el Líbano, pero no fue sino hasta el 1 de marzo de 2009 cuando entró en funciones en La Haya.
Pero en lugar de convertirse en un vector de unidad nacional, el tribunal acabó siendo un elemento de división.
“Por un lado, el Primer Ministro Saad Hariri no ha podido distanciarse del Tribunal por razones personales y sus compromisos con Estados Unidos. Por el otro, el proceso judicial se ha visto contaminado por la manipulación política, que no necesariamente ha afectado el trabajo del Tribunal, más bien ha creado un clima político extremadamente volátil”, explicó Harling.
Líbano, plataforma iraní
A los analistas también les preocupa el avance político y militar del partido pro sirio Hezbolá, y la transformación del país en una plataforma iraní, como quedó evidenciado durante el aclamado recibimiento que tuvo el Presidente Mahmoud Ahmadineyad en su visita a Líbano el mes pasado.
La corriente más radical de Hezbolá está más presente que nunca en el sistema político nacional.
La agrupación chiita, nacida en los 80 bajo el auspicio financiero iraní para confrontar a las tropas israelíes del Líbano y clasificada por Washington como organización terrorista, forma parte del Gobierno de unidad nacional formado en 2009.
Con su participación, no sólo entró al Gabinete con dos cargos, sino que adquirió poder de veto en el Gobierno del Premier Saad Hariri, líder musulmán sunita que encabeza el Movimiento del Futuro y que cuenta con el apoyo de Occidente.
A la par de su avance político, la promoción de políticas sociales y la manipulación informativa a través de la incluyente cadena Al-Manar, la agrupación ha fortalecido su brazo militar.
Acuarteladas en el sur, donde los 11 mil 500 elementos de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano supervisan el acuerdo que puso fin al conflicto con Israel de 2006, las milicias de Hezbolá presumen tener en su poder 40 mil misiles y un contingente de 2 mil miembros de la Guardia Revolucionaria Iraní estacionado en el valle de Bekaa, una región al este del país.
Radiografía del poder
El Gobierno de unidad nacional de Saad Hariri es un frágil rompecabezas político.
- De los 30 Ministerios, 15 fueron conservados por la coalición pro-occidental de Hariri -Marzo 14-, mientras que 10 quedaron en manos de la Oposición, la cual integra a las fuerzas pro-siria y pro-iraní Movimiento Amal y Hezbolá, que se quedaron con 3 y 2 puestos del gabinete, respectivamente.
- Los cinco restantes provienen de corrientes independientes y fueron elegidos por el Presidente, el General maronita cristiano Michel Suleiman.
- Tras las elecciones parlamentarias, el hijo del asesinado Rafic Hariri necesitó cinco meses de arduas negociaciones para tomar las riendas del Ejecutivo.
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