LEON TRAHTEMBERG
Cuando se habla de asimilación, usualmente los líderes se refieren a los judíos que por razones de matrimonio, sociales, residencia, cultura o identidad, van asumiendo los valores de otros, alejándose o desistiendo de los propios que heredamos de la tradición de nuestro pueblo.
Sin embargo, hay una asimilación de tipo institucional que no deja de ser menos llamativa. Es aquella por la cual las comunidades judías optan para sus colegios por los modelos educativos ingleses, americanos, alemanes, y más recientemente por los de los punteros de las pruebas PISA, dejando de lado aquella que tiene una naturaleza eminentemente judía y es la que realmente lidera la educación mundial.
Las pruebas internacionales PISA 2000, 2006, 2009 que hacen los sistemas educativos del primer mundo para evaluar el desempeño de sus escolares de 15 años en matemáticas, ciencias y lectura, colocan a la cabeza a Finlandia, China-Hong Kong, China-Shangai, Corea del Sur, Taiwán, Canadá, Australia, etc. Sin embargo, si evaluáramos los resultados de la aplicación de la educación al cultivo de la inteligencia de sus pobladores, al desarrollo del arte, la ciencia, tecnología y el desarrollo económico, los ganaría de lejos Israel. Es el número uno en el mundo por habitante en computadoras, grados universitarios, patentes y museos; también en innovaciones médicas, agrícolas y militares; en arborización, sistemas de seguridad; en compañías comerciales de desarrollo (start ups) mayormente dedicadas a alta tecnología. Hay más empresas israelíes en NASDAQ que toda Europa y Asia combinadas.
Hoy en día casi no hay compañía de High Tech líder en el mundo que no tenga start ups y/o centros de investigación y desarrollo en Israel. El secreto mejor guardado del mundo es que Google, Cisco, Microsoft, Intel, eBay, viven y mueren en función del trabajo que hacen sus equipos israelíes.
Todo ello y más ha sido logrado estando en un estado continuo de guerra con quienes persiguen su destrucción, lo cual obviamente erosiona su economía por los gastos de defensa y los boicots que organizan las poderosas alianzas de gobiernos y empresas árabes para impedir los negocios de Israel.
Por ejemplo en el año 2008 las inversiones de capital de riesgo en Israel fueron 2.5 veces más grandes que en EEUU, 30 veces más que en Europa, 80 veces más que en China y 350 veces más grandes que en India. A pesar de la crisis de los 6 años posteriores al año 2000 (Intifada, 2da guerra de Líbano, crisis de la burbuja tecnológica), lejos de caer el porcentaje del mercado mundial de capitales de riesgo invertidos en Israel se duplicaron en esos años (del 15% al 31%). Los valores de la bolsa de Tel Aviv fueron más altos el día que terminó la Operación en Líbano que cuando empezó 3 semanas antes.
¿Cuál es el ecosistema sociocultural que genera todas esas energías creativas? ¿Cómo es que Israel tiene esa combinación única de audacia, creatividad y capacidad de impulso para orientarse creativamente hacia donde quiera que miren? ¿Cómo se hizo eso sin petróleo en pleno Medio Oriente?
FACTORES DEL ÉXITO
Entre los diversos factores que explican el éxito, Senor y Singer enfatizan el aliciente a la inmigración y la asimilación económica, social y cultural de los inmigrantes, es decir, una educación que promueve la integración a la par que el respeto a la diversidad. Hacen una fuerte inversión en investigación y desarrollo, lo que en esencia implica nunca conformarse con lo establecido y buscar siempre nuevas respuestas a nuevos problemas.
Más allá de la escuela, juega un enorme rol educativo el servicio militar obligatorio de 3 años para varones y 2 años para damas, durante los cuales ellos adquieren capacidades de liderazgo y emprendedorismo en los campos de batalla. En la economía, los empresarios israelíes saben muy bien cómo sacar provecho de eso, cómo integrar sus habilidades a las empresas, cosa que EEUU no sabe hacer; al contrario, deja a la deriva a sus soldados retornantes del servicio militar o las guerras.
Cuando los empresarios del mundo evalúan ejecutivos de 25 años respecto a la cultura emprendedora, responsabilidad, capacidad de tomar decisiones con información imperfecta en ambientes de ambigüedad, los israelíes que sirvieron en el Tzahal llevan enormes ventajas
Otra dimensión muy israelí es la del sentido de resiliencia y supervivencia heredada de la historia judía. En época de guerra los negocios no cierran, la bolsa no cae; para los clientes en el mundo no hay guerra; pase lo que pase Israel sobrevive y cumple sus compromisos comerciales internacionales.
POR QUÉ ISRAEL SÍ Y OTROS NO
1) Sostener que la adversidad estimula la innovación sería aplicable también a países pequeños y amenazados como Corea del Sur, Singapur, Taiwán que también han desarrollado gran crecimiento económico pero ninguno tiene la cultura emprendedora y volumen de start ups que tiene Israel
2) Sostener que los judíos tienen genes de inteligencia particular, habilidades especiales, audacia y otros estereotipos oscurece la explicación más que aclararla. El pueblo judío no tiene un origen unitario ni genética ni culturalmente. Además, Israel es una de las naciones más heterogéneas del mundo, conformada por al menos 70 nacionalidades diferentes, que no comparten lenguaje, historia, cultura común al menos en el reciente milenio. Los judíos son todo lo opuesto a un concepto unitario, monolítico. Es una aleación monoteísta de una diáspora que trajo consigo la cultura, lenguajes y costumbres de los 4 rincones del planeta.
3) Sostener que se debe al talento individual tampoco es convincente porque hay mucha gente talentosa en el mundo. Los estudiantes de Singapur, Finlandia, Irlanda no son menos talentosos que los israelíes, a juzgar por las pruebas internacionales. Sin embargo las grandes empresas de High Tech sostienen que lo que hacen en Israel no lo hacen en ninguna otra parte del mundo
4). Sostener que son los logros en la industria de defensa y en el sector militar los que hacen engendrar luego empresas de avanzada olvida que hay otros países con mayores fuerzas armadas e industrias militares mucho más grandes y poderosas que Israel que no han logrado llegar a los niveles innovadores de Israel. Además, las empresas dedicadas a la defensa, contraterrorismo y seguridad solo representan el 5% del total del PBI de Israel.
5). Sostener que Israel tiene ventajas porque deriva del pueblo del libro con una tradición talmudista que ha impregnado al ethos judío de una actitud cuestionadota es importante pero no suficiente. Amos Oz lo describe acertadamente diciendo que ?el Judaísmo e Israel siempre han cultivado una cultura de duda y argumentación, un juego abierto de interpretaciones, contra-interpretaciones y reinterpretaciones y interpretaciones opuestas. Desde el mismo origen de la civilización judía fue reconocida por su argumentatividad?
Los autores de Start Up Nation sostienen con mucho criterio que la respuesta correcta parece ser una combinación de varios factores que incluye el talento, la tenacidad y permanente cuestionamiento de la autoridad, una informalidad notoria, combinada con una actitud única de enfrentamiento al fracaso, trabajo en equipo, misión, riesgo y creatividad transdisciplinaria.
Los israelíes desde que nacen son educados para confrontar lo obvio, hacer cuestionamientos, debatirlo todo, innovar. Se crían con una elevada dosis de jutzpah, esa actitud de descaro, desvergüenza, insolencia, agallas, presunción y arrogancia. Eso se nota en la forma en que los estudiantes israelíes hablan con sus profesores y catedráticos, los empleados retan a sus empleadores, los sargentos cuestionan a sus generales, y los funcionarios interpelan a sus ministros. Pero para los israelíes no es jutzpah sino la forma normal de ser asertivos, resistir a cualquier cosa que los pueda superar.
A eso se agrega la informalidad social, y la cultura de los fallos constructivos, es decir, esa actitud de aceptar los fracasos como insumo para corregir y avanzar e innovar para no repetir el fracaso. Hay una actitud de ser reiterativos, enérgicos, buscando nuevas oportunidades
Todo esto transmite una imagen de rudeza, pero en esencia es una mezcla de franqueza, frescura y honestidad. De allí que sea más difícil manejar 5 israelíes que 50 americanos, porque los israelíes van a cuestionarlo todo durante todo el tiempo. Los observadores externos que ven israelíes discutiendo, gritando, agrediéndose verbalmente, parecería que observaran un conflicto de enorme envergadura del que saldrán egos magullados. Sin embargo si se logra dejar de lado el ego, el resultado de esas discusiones son conclusiones muy superiores a las de los debates de media tinta. Tiene enorme ventaja que los israelíes se digan todo en la cara, no se guarden nada, no hablen a las espaldas de los otros, sepan siempre cuál es la posición de cada cual en los temas que se discuten. Así, más que insolencia hay asertividad, más que insubordinación hay pensamiento crítico e independiente, más que arrogancia hay ambición.
LA DIÁSPORA DE IDA Y VUELTA
Para Israel la diáspora juega un rol múltiple, no solo como reservorio de inmigrantes o como frente de avanzada para relaciones políticas y económicas que abren puertas a emprendedores y empresarios israelíes por todo el mundo, sino también como un espacio de aprendizaje que luego revierte en mejores desarrollos en Israel.
Mas que una fuga de talentos, lo que ocurre en Israel cuando sus científicos e ingenieros viajan a estudiar, post graduarse o trabajar al primer mundo, lo que ocurre es la creación de enormes redes de contactos de todo nivel con las elites internacionales, de modo que al regresar a Israel producen una recirculación de su conocimiento que penetra en los quehaceres de Israel.
LA EDUCACIÓN
¿Qué se puede aprender de eso para la Educación Judía en la Diáspora?
La principal clave del éxito no está en imitar a los americanos, ingleses, japoneses o coreanos, sino imitar a Israel, es decir, aprender de nosotros mismos. Eso nos dará enormes ventajas frente al resto.
Eso supone tener la jutzpah de pretender ser el piloto de una locomotora que va adelante, explora, innova, prueba, y no el pasajero de un vagón que cómodamente sentado espera ser arrastrado por otros. Eso supone poner a prueba modelos innovadores en lugar de apegarse a los modelos ya establecidos (que por lo demás, están pasando por una serie crisis de relevancia en todo el mundo, especialmente en la educación secundaria). Eso significa desprenderse de la esclavitud de los estándares para proponerse ir más allá de los referentes convencionales internacionales.
Educar a los niños desde que nacen para confrontar y cuestionar lo obvio, discutir, innovar. No temer ni avergonzarse por desafiar al profesor, demandar estímulos más interesantes, denunciar la conformidad. Promover la informalidad, desde la vestimenta hasta el trato personal, el horario y el currículo escolar, que debe estar atravesado por la aceptación de los fracasos como insumos para corregir e innovar para no repetir el fracaso.
Eso supone contar con un profesorado innovador, creativo, capaz de lidiar con alumnos cuestionadores, confrontadores, que opinan sobre todo, que disienten y forjan su identidad por ser diferentes más que por ser semejantes a los demás. Una educación en la diversidad, tolerante con las diferencias individuales, inclusiva, experimental, con ingentes estímulos para la creatividad, sea que vengan de las áreas de las ciencias, humanidades o las artes. Todo ello en el marco de trabajo en equipo, en el que la comunicación es franca, directa, sin hipocresías, orientada al logro de la meta común.
EDUCACIÓN COBARDE, CONFORMISTA
Lo que me sorprende al observar las escuelas judías en buena parte del mundo sobre el cual hay literatura escrita y en particular las latinoamericanas -que son las que más conozco personalmente- es la pérdida de la capacidad emprendedora, el conformismo para ceñirse a los currículos y estrategias oficiales como si esto fuera un gran logro, el alineamiento con la academia – que quizá sabe mucho de sistematización e investigación teórica pero muy poco de la acción escolar específica en colegios innovadores-, la asimilación a los modelos escolares privados americanos o ingleses – como si aún esa fuera la educación líder en el mundo y portadora de las mejores respuestas educativas-, y especialmente una suerte de cobardía para probar cosas nuevas por la falta de autoestima y confianza en que pueden lograr cosas superiores a las ya conocidas – que por lo demás son ampliamente insatisfactorias-.
¿Alguien ha hecho un estudio sobre el éxito en la vida profesional o académica de los egresados de los colegios judíos cuyos promotores se jactan de haber imitado exitosamente a los americanos o ingleses? Me temo que no. Valdría la pena chequear si tal cosa existe y cuáles son sus resultados. Sospecho que encontrarían grandes y desagradables sorpresas.
Lo que sí existen son evidencias de otro tipo; en esencia, dos. Una, que Israel tiene la mejor educación del mundo porque en el mediano y largo plazo produce en sus egresados los mejores resultados que la educación -en su sentido más amplio- puede producir en estos tiempos. Dos, que los colegios judíos de América Latina que tuvieron el coraje de ser los líderes de sus países, produjeron egresados que tuvieron enormes ventajas frente a los egresados más recientes, de esta generación de promotores escolares conformistas que piensan que un colegio judío que aspira a ser la copia del colegio americano, es superior a aquél que apuesta por ser el líder original.
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