La odisea de un cuadro

JOSÉ KAMINER TAUBER

El pintor

Jacob Abraham Camille Pisarro,  conocido como Camille Pisarro nació en la isla de Saint Thomas (ubicada en el Mar Caribe. Es la isla principal de las Islas Vírgenes). Hijo de Abraham Gabriel Pisarro, un judío sefardí portugués y Rachel Manzano-Pomié de nacionalidad dominicana.

En 1847, tras finalizar  parte de sus estudios en Francia, retornó a Saint Thomas para ayudar en el comercio de sus padres. En sus momentos libres se dedicaba a dibujar. Posteriormente dejó  su hogar por  la oposición de sus padres a dedicarse al arte. Viajó a Caracas en 1852, acompañado de su maestro, el pintor danés Fritz Melbye, allí se dedicó plenamente a la pintura, realizando paisajes y escenas de costumbres.

Está considerado como uno de los fundadores del movimiento impresionista. Pintó la vida rural francesa y escenas del barrio de Montmartre. Entre sus discípulos se cuentan Paul Cézanne, Paul Gauguin, Jean Peské y Henri-Martin Lamotte.

El cuadro de Pizarro, que mencionaremos  se remonta al año de  1897 cuando El pintor  plasma en un lienzo el efecto de la lluvia sobre el pavimento parisiense de la Calle Saint Honoré a mediodía (Rue Saint Honoré aprê-midi).

Pisarro desarrolla una técnica de pincelada libre, infantil para los expertos, que retrata escenas registradas en la memoria del artista y de esta manera, incorpora en la obra la singularidad del autor. Pisarro tuvo que esperar hasta pasado los 70 años de edad para lograr el respeto y la admiración de los críticos europeos. Muere en  París el 13 de noviembre de 1903.

La odisea

Claude Julius Cassirer, adquirió  el  cuadro en 1900 al comerciante y amigo de Camille Pisarro, Durand Rouel, quien se lo había comprado al artista dos años antes. La rica familia judía de los Cassirer era por entonces famosa en Munich ya que poseían una galería de arte y una editorial. El Pisarro fue pasando de generación en generación hasta llegar a Friedrich Cassirer, esposo de  Lilly, que obtuvo la propiedad del cuadro una vez que su marido falleció, en 1927. El ascenso del partido Nazi en Alemania en los años 30 comenzó a torcer su destino. Las leyes contra los judíos promulgadas por Hitler provocaron la salida de  más de 78.000 judíos que abandonaron Alemania hasta 1939. Los nazis les confiscan objetos de valor o bien los compran por muy poco dinero a cambio de salvoconductos para poder salir del país. El cuadro de Pisarro fue  vendido a un comerciante de arte del partido nazi por 900 marcos, a cambio de la salida para  que Lily Cassirer pudiese marchar a  Inglaterra.

Desde que Lilly Cassirer se vio forzada en 1939 a cambiarlo por un pasaporte que la alejara de los campos de exterminio, el cuadro, una de las 15 obras que Pisarro pintó desde la ventana de su hotel parisino durante el invierno de 1897/98, ha recorrido medio mundo.

Durante la guerra, en Alemania, fue objeto de negociación entre varios comerciantes nazis. Estuvo a punto de ser embarcado a Brasil, pero se quedó en el puerto holandés de Havre y retornó a Berlín. Allí fue subastado en 1943 y desapareció de la faz de la tierra.

En realidad, se ha reconstruido una Crónica, desde la subasta de 1943, el lienzo pasó secretamente de mano en mano, de coleccionista en coleccionista, durante 33 años. Estuvo en tres galerías de Nueva York y en la mansión de un millonario de San Luis (Missouri).  En el año 1976 se llevó a cabo  la adquisición por parte del barón Thyssen para gloria de la colección que atesoraba en su castillo de Lugano, Suiza.

De Lugano, aún viajaría más. Su presentación nuevamente en sociedad fue obra del difunto esposo de Carmen Cervera, quien permitió en 1980 que el lienzo saliera a la luz en una exposición de su colección en Australia. Retornó  al castillo, de donde partiría nuevamente para no volver ya, en 1992, cuando el Estado español adquirió la colección que hoy llena las salas del Thyssen.

Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid

El Museo Thyssen-Bornemisza es una pinacoteca de arte antiguo y del siglo XX ubicada en Madrid (España). Su existencia se debe al acuerdo de arrendamiento (1988) y a la posterior adquisición, por parte del Gobierno español (julio de 1993). La sede del museo es el Palacio de Villahermosa, en la esquina del Paseo del Prado con la Carrera de San Jerónimo.  Posee  una amplia selección de la colección privada reunida por la familia Thyssen-Bornemisza a lo largo de siete décadas. Este fondo artístico aportó numerosos autores extranjeros ausentes del circuito museístico español, desde el gótico (Duccio, Jan van Eyck) hasta el pop art y los años 80 (Tom Wesselmann, Lucian Freud), por lo que vino a complementar a los dos principales museos estatales, el Prado y el Reina Sofía. Inaugurado en 1992, el Museo Thyssen-Bornemisza conformó con ellos el llamado Triángulo del Arte, quizás la concentración pictórica más importante de Europa. En 2009 recibió más de 800.000 visitas, ocupando el puesto 56º entre los museos más visitados del mundo.

ABUELA Y NIETO

Claude y su abuela se encontraron después de la Guerra en Londres en 1946 y otra vez en 1951. Durante esa época buscaron infructuosamente el cuadro en Europa. En 1952 lo adquirió la Galería Knoedler de Nueva York, que lo vendió en el mismo año a un acaudalado hombre de negocios de San Louis, Missouri, llamado Sídney Schoenberg. Allí permaneció 24 años hasta que un comerciante de transacciones artísticas, Steve Hahn, lo compró a Schoenberg para vendérselo al barón en 1976.

En 1958, antes de morir, Lilly consiguió el reconocimiento de su propiedad por el Gobierno Federal Alemán y recibió una compensación de 120.000 marcos. Los abogados que representan a la Fundación del museo consideran que, con este acuerdo, renunció a la propiedad. Mientras que por otra parte Víctor Kovner asegura que sólo sirvió para reconocer su derecho sobre la pintura y compensarla por los daños.

Desde la Fundación resuelven el asunto objetando que no hay base legal para demanda mientras que la baronesa Thyssen rehúsa a hablar sobre la cuestión. No hay duda de que el barón compró de buena fe y conforme a la ley. Tampoco de que se trate de una extorsión. A diferencia de las obras subastadas, algunas de las conservadas por los Nazis pudieron ser recuperadas y devueltas a sus dueños. Pero los cientos de piezas adquiridas por marchantes y coleccionistas siguen escondidas o en los Tribunales.

El tribuna de California acepta que tanto el Museo Thyssen como el reino de España pueden ser demandados por Cassirer por la propiedad ilegal de este cuadro que fue entregado por la abuela del demandante (Lilly Cassirer) a un oficial nazi para librarse de ser enviada a un campo de concentración por su condición de judía.

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