JULIA CARABIAS
Medio Oriente y África del Norte han ocupado la atención mundial en las últimas semanas debido a las movilizacionesen contra de los gobiernos autoritarios de la región que llevan en el poder varias décadas. En Egipto y Túnez fueron derrocados quienes por 30 y 24 años, respectivamente, gobernaron. En Libia, la situación es extremadamente tensa y, en mayor o menor medida, las protestas se han extendido a Marruecos, Mauritania, Argelia, Sudán, Jordania, Iraq, Irán, Siria, Qatar, Bahréin, Yemen y Omán. En Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita la situación es aparentemente tranquila.
¿Cuál es el contexto ambiental en el que se desarrollan estas movilizaciones que luchan contra el autoritarismo y reclaman la democracia? Ante la represión de la que hemos sido testigos, sobre todo en Libia, la pregunta parece inoportuna. Sin embargo, conocer el entorno natural y sus problemas puede contribuir a interpretar parte de las causas de las protestas.
La población de estas regiones representa cerca de 7% de la mundial y abarca alrededor de 10% de la superficie terrestre del planeta. Bahréin, Qatar y Emiratos Árabes Unidos tienen un Índice de Desarrollo Humano muy alto y, en el extremo opuesto, se ubican Yemen, Sudán y Mauritania. Es la parte más árida del mundo y está ocupada casi en su totalidad por desiertos, con humedales aislados, y en las costas fragmentos de bosques tipo mediterráneo, de muy lento crecimiento, y manglares.
Aunque el potencial agropecuario es muy limitado, varios países dependen de la agricultura. La producción de alimentos se basa fuertemente en la aplicación de agroquímicos y en la irrigación, pero el abuso de estos insumos ha provocado la degradación de los suelos. Además, muchos humedales han sido desecados para la agricultura y la eliminación de la escasa vegetación de estos ecosistemas provoca una fuerte erosión por los intensos vientos que soplan en esta zona.
Algunos ejemplos: en Medio Oriente, 30% de la tierra tiene algún nivel de degradación; las planicies irrigadas por el Éufrates en Siria, en otra época un vergel, son, hoy, tierras fuertemente salinizadas; una parte importante de la población rural de Sudán y Mauritania migra constantemente en busca de mejores tierras; en Iraq 64% de la tierra arable se halla afectada y cerca de 30% de la tierra irrigada está abandonada por salinización; la desecación del humedal de Mesopotamia, resultado del sistema de presas de los ríos Tigris y Éufrates, es uno de los eventos considerado como de mayor impacto ambiental del mundo.
En Medio Oriente la ganadería ocupa 50% de la tierra, y la frágil y escasa vegetación de los desiertos no tiene la capacidad de mantener hatos ganaderos intensos; se estima que su capacidad está excedida en 5.7 veces. Por ello, 90% de las tierras utilizadas para la ganadería se encuentran degradadas o son vulnerables a la degradación.
Se trata de las regiones del mundo con el mayor estrés hídrico, y aún así, más de 80% del agua se destina a la agricultura. En muchos países de esta zona se ha agotado el agua renovable y se depende del agua acumulada en otras eras.
A pesar del altísimo valor ecológico por su vinculación con la disponibilidad del agua dulce y la retención de suelos, la escasa vegetación arbórea se encuentra sometida a fuertes presiones de deforestación. Así, en el Norte de África, entre 1990 y 2000, se deforestaron 9 millones de hectáreas de bosques de los 77 millones de hectáreas que había, y en Medio Oriente, la escasa vegetación arbórea se redujo en 44% entre 1970 y 2000; sólo quedan 3.66 millones de hectáreas de vegetación original. Una parte importante de la población rural utiliza estos bosques para la extracción de leña y para el pastoreo de ovejas. Sin embargo, la velocidad de extracción es mayor que la de crecimiento de árboles, por ello el bosque se está convirtiendo en un recurso no renovable. Algunos países, como Emiratos Árabes Unidos, han establecido plantaciones de árboles incrementando notablemente su superficie forestada.
Son de las regiones más vulnerables al cambio climático. Se han registrado aumentos de temperatura y se prevé que la humedad disminuirá aún más. Con respecto a las emisiones de gases efecto invernadero son los países con mayores emisiones per cápita: Qatar ocupa el primer lugar del mundo (68.9 toneladas de bióxido de carbono equivalente por persona), seguido por Emiratos Árabes Unidos (39 tC02e), Kuwait (34.8 tC02e) y Bahréin (29 tC02e). Como punto de comparación, cabe mencionar que Estados Unidos y la India consumen 23 y 1.7 tC02e per cápita respectivamente.
Estos países se han desarrollado contra natura, con importantes consecuencias ambientales, económicas y sociales. No se sabe en qué desembocarán las revueltas, pero cabe esperar que detonen procesos democratizadores en cada país y que en la construcción de una nueva plataforma política se revisen los modelos de desarrollo para encontrar también soluciones a la pobreza, a la equidad social y a la sustentabilidad ambiental.
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