Navega en 16 lenguas novela de Berman

ERIKA P.BUZIO

Desde su lanzamiento en España, la novela La mujer que buceó dentro del corazón del mundo de Sabina Berman, protagonizada por una autista, ha sido un fenómeno de “boca a boca”.

Con 15 mil ejemplares vendidos desde septiembre pasado, ya alcanzó su tercera reimpresión con la editorial española Destino. En México, circula bajo el sello de Planeta con un tiraje de diez mil ejemplares.

“Esta novela será uno de los sucesos del año”, dice su editor en Planeta, Braulio Peralta.

Su agente literaria Antonia Kerrigan ha vendido la novela a una treintena de países y será traducida a 16 lenguas como el alemán, portugués, búlgaro, catalán, neerlandés, finlandés, francés, griego, hebreo, italiano, coreano, noruego, polaco, serbio, sueco e inglés.

En Estados Unidos circulará este año y en el Reino Unido se espera su lanzamiento en enero de 2012.

Berman (Ciudad de México, 1956) no suele involucrarse en el mecanismo de promoción de sus libros, pero arriesga una respuesta para explicar el éxito de La mujer que buceó dentro del corazón del mundo.

“Es una novela que sucede en el mar, en un no-territorio nacional. Eso explica que a una editorial taiwanesa (Locus) le interese publicarla. Me lo explico así, silvestremente”, comparte.

Berman confiesa envidiar a su protagonista, Karen Nieto, una autista incapaz de mentir o entender metáforas pero con una inteligencia privilegiada, que considera a Descartes un “desquiciado”.

“Le envidio que primero existe y luego, a veces, piensa. Yo fui amaestrada durante 19 años para siempre estar pensando en otra cosa, estar separada de la realidad. Soy un producto típico del humanismo”, dice.

A la muerte de su hermana, la tía Isabelle debe hacerse cargo no sólo de la empresa familiar, Atunes Consuelo, sino también de Karen, una niña a la que enseña a hablar y escribir, y que se convertirá en una próspera empresaria.

La imagen del mar teñido de rojo por los billones de litros de sangre derramados durante la captura del atún le sirvió de punto de partida para la novela.

Berman pasa varios meses al año en el mar, hace poco se embarcó en un crucero para seguir la ruta de Charles Darwin, quien durante cinco años navegó alrededor del mundo observando la naturaleza.

“Es una novela antihumana”, acepta. “El humanismo coloca al Yo humano en el centro del Universo y deja muy poco espacio para los demás seres vivos”.

Su conocimiento del autismo le viene de su formación como sicóloga, pero han sido sus lectores quienes le han dado nombre al cuadro clínico de Karen, una autista altamente funcional: Síndrome de Asperger.

“Karen es una autista hacia lo humano como el humano estándar lo es hacia la naturaleza”, explica.

No ha querido, aclara, hacer una novela ecologista. Hubiera sido un error, dice, ideologizar la novela. “La literatura no es panfleto”.

Deja que sea Karen la narradora de su historia, prescindiendo de recursos literarios como la metáfora. “Fue un auténtico desarme (como escritora). quitarme adverbios, adjetivos, planos narrativos, emociones”.

Berman descubrió su vocación literaria a través de la poesía: desde los cinco años escribía versos pero no suponía que pudiera ganarse la vida haciendo poemas.

En la universidad descubrió el teatro. Como dramaturga ha firmado éxitos como Entre Villa y una mujer desnuda, Moliere, Feliz nuevo siglo Doktor Freud y Muerte súbita.

“Me di cuenta que el teatro era una vocación que podía darme para vivir y convivir con los otros. El hambre de expresión me llevó al periodismo y a la prosa”.

Hace quince años, Carlos Monsiváis le hizo ver que hay autores con “torrente de prosa”. “Me hizo decidir dedicarle más tiempo a la prosa” y así ha publicado títulos como Un grano de arroz, La bobe y Un soplo en el corazón de la patria…

La autora carece de supersticiones sobre la escritura. Le da igual sentarse a escribir de día o de noche. “(Escribo) cuando el cuerpo está bien conectado, la idea de lo que vas a escribir es clara. Escribir es una tarea diaria”.

Berman ha dicho que el teatro debe deslumbrar y la novela “alucinar”.

“Viene quizá de mis personales amores por ciertos autores que me hacen ver el mundo que me están contando”.

Prepara regreso al teatro

La dramaturga Sabina Berman añora el teatro y anuncia que está escribiendo una nueva obra a la que todavía no sabe cuándo pondrá punto final.

“Extraño el teatro, al público en vivo, a los otros en vivo, y entre los otros y el autor, a los actores recreando lo que escribiste”, confiesa. “Es una emoción orgásmica, sales tan pleno de energía que es imposible irte a dormir”.

Debido al affaire Cassez, se frustró la puesta de su Moliere como parte del Año de México en Francia: “No me han dicho nada oficialmente. Está en el limbo”, dice.

Berman aplaudió la aprobación del Estímulo Fiscal al Teatro (Efiteatro) que contempla una bolsa de 50 millones de pesos en créditos fiscales.

“Que los teatristas se ensucien las conciencias y vayan a hablar con los empresarios”, ironiza. “Necesitamos empresarios culturales, mientras la respuesta a todo sea Conaculta, quiere decir que no tenemos una democracia cultural”.

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