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miércoles 04 de diciembre de 2024

El apagón de la ciudad de las luces

JOSE KAMINER TAUBER EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Entre guerras

Después de la Primera Guerra Mundial,  Gran Bretaña y Estados Unidos continuaron regidos por sistemas democráticos y estables lo que resultó ser determinante para su estabilidad . Por el otro lado,  Francia  polarizó su  política, surgieron conflictos sociales y los círculos intelectuales se tornaron virulentos. Militarmente hablando, los mandos estaban estancados, siguieron usando las mismas tácticas empleadas en la Gran Guerra.

La crisis francesa fue ante todo una crisis política y social, y si se quiere, moral. La debilidad inherente a su sistema constitucional y electoral, la inestabilidad gubernamental (15 gobiernos entre 1933 y 1940), la ineficacia parlamentaria y la corrupción revelada por el “affaire Stavisky” (escándalo que estalló cuando se supo que los bonos de la Caja municipal de Bayona emitidos en Bolsa por el financiero Serge Stavisky, un judío francés de origen ruso que en sus negocios había gozado de evidentes apoyos políticos, habían resultado ser falsos). hicieron de la III República un régimen desacreditado ante la opinión pública, sin autoridad moral ni prestigio político, que no pudo resistir por ello el proceso de polarización ideológica y social que en Francia produjeron desde 1933 la tensión internacional, el crecimiento de los extremismos políticos y la crisis económica y laboral.

El descontento fue capitalizado por las organizaciones de ex-combatientes y las ligas de extrema derecha (Acción Francesa, la organización Croix-de-feu, grupos fascistas y monárquicos inspirados por los escritos de conocidos intelectuales de la derecha como Maurras, Léon Daudet y Pierre Gaxotte.

La Segunda Guerra Mundial

En junio de 1940, Alemania invadió Francia, el 5 de mayo después de la rápida victoria de las tropas alemanas. El mundo presenció, absorto, el rápido derrumbe del ejército francés, para el día 17, entró en París.  El 22 de junio se firmó el armisticio en Compiègne por el gobierno francés, presidido por el mariscal Philippe Pétain y Adolf  Hitler que asistió personalmente a la ceremonia de rendición que tuvo lugar en el vagón donde se firmó el armisticio en noviembre de 1918. El Führer lograba realizar su venganza por la derrota alemana en la Gran Guerra.

Hitler reclamó con el armisticio Media Francia que quedó bajo la ocupación de los alemanes; Pétain formó de la otra media,  una nueva Francia, autoritaria, antisemita, corporativista y colaboracionista con capital en Vichy (ciudad  situada en el departamento de Allier).

En 1940, no cambió en nada esa situación. En Mayo, los franceses ni siquiera notaron de qué los habían golpeado tan fuerte. Los largos ocho meses de la “guerra de palabras” había hecho que los generales y la ciudadanía bajaran la guardia. De hecho se sentían protegidos por su enorme ejército y su Línea Maginot “invencibles.” Sin embargo, en Junio, las fuerzas alemanas entraban en París y en Julio, los 569 representantes del pueblo se reunían en Vichy para votar plenos poderes para el Mariscal Henri-Phillipe Pétain de 84 años y héroe de Verdum en la Gran Guerra. Después de la votación, que diera con los resultados de aprobación en su mayoría mientras que 80 votaron en contra y 17 se abstuvieron, quedó así  constituido el gobierno de la Francia no ocupada. Pétain, que para entonces estaba parcialmente sordo, se cansaba fácilmente en la agitada vida política de la época, pero los asuntos de Estado eran manejados por su Jefe de Gobierno Pierre Laval, un ex socialista, burgomaestre y regidor de la clase trabajadora en la constituyente, quien no le veía sentido a la guerra.

En el París invadido, grupos de tendencia fascista promovían la colaboración estrecha con los ocupantes, denunciando a un gobierno que tildaban de senil, que no cooperaba lo suficiente con los alemanes. Con Vichy y los colaboradores en la zona ocupada que trataban de perjudicarse unos a otros, Hitler tuvo que manipular los hilos como un experto jugador.

A Pétain se le veía sólido en el poder  y para el régimen de Vichy, era comparado con Juana de Arco, el Mesías de Francia que se sacrificaba por la redención de su pueblo. Él encabezaría la Revolución Nacional que purificaría las masas descarriadas, recuperaría a la Francia perdida, unificaría al país y devolvería la confianza a los franceses. Se usó una retórica llamativa que se escucha hasta hoy en día: “Francia para los franceses.”

La política interior

Entre 1940 y 1941, el pueblo francés se encontraba sobrecogido por la derrota de su país y preocupado por los problemas materiales de su vida diaria, de forma que no reaccionó a la persecución contra los judíos. La población judía en Francia, antes de 1940, era de 270.000 personas, de las que más de 170.000 eran extranjeros. En 1940 llegaron refugiados de Bélgica y Holanda, con lo que la población llegó a 300.000 personas.

El gobierno de Vichy emitió veintiséis leyes y veinticuatro decretos contra los judíos, que eran en 1939 unos 300.000, un tercio de los cuales, eran extranjeros. Los judíos en la zona no ocupada fueron empadronados, sus papeles de identificación y tarjetas de racionamiento, selladas claramente con la palabra “JUDÍO”, y fueron gradualmente erradicados de la sociedad aún antes que comenzaran las redadas y deportaciones a mediados de 1942.

Según varios autores, la política pública de Vichy no fue impuesta por los alemanes, quienes mostraron poco interés en los asuntos internos de Francia hasta 1942, más bien fue una política autónoma con sus raíces en la propia historia. El último jefe del Comisariato de Vichy para los Asuntos Judíos fue Charles Mercier Du Paty de Clam, descendiente de quien arrestó al capitán Dreyfus en 1894.

Pero, no sólo fue el problema judío fue la obsesión de Vichy. Cuando menos hasta 1943, la policía francesa trabajó estrechamente con los alemanes en contra de “terroristas”, comunistas, gaullistas, agentes extranjeros y los judíos eran los más desamparados de estos grupos, pero en ningún caso los únicos perseguidos.

La persecución

Al comienzo, las medidas aplicadas por el gobierno de Vichy estaban principalmente dirigidas contra los judíos de origen extranjero. Miles de ellos fueron enviados a campos de trabajos forzados o encarcelados. A fines de abril de 1942, se incorporó al gobierno Pierre Laval como primer ministro, quien estaba a favor de una cooperación total con los nazis. En mayo Vallat, fue reemplazado en la dirección de la Oficina de Asuntos Judíos por un furibundo antisemita, Louis Darquier de Pellepoix, quien se dedicó a perseguir a todos los judíos en Francia, cualquiera fuera su origen. En ese momento, tras dos años de persecuciones, las autoridades alemanas de París y las francesas de Vichy comenzaron las deportaciones de judíos.

El 16 de julio, a las 4 de la mañana, comenzó el arresto de 12.884 judíos (3.031 hombres, 5.802 mujeres y 4.051 niños. De éstos, 7.000 personas fueron enviadas al “Vélodrome d’Hiver”, donde fueron detenidos durante varios días sin comida, casi sin agua y con unas deficientes condiciones sanitarias.

La redada del Vélodrome d’Hiver fue la más importante realizada en Francia contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Sólo estos días se llevó a cabo la detención de una cuarta parte de los 42.000 judíos franceses, que fueron enviados a Auschwitz; sólo 811 regresaron después de la guerra. En total, 75.000 judíos fueron deportados de Francia, de los que sólo regresaron 2.500. Otros miles fueron salvados por familias francesas.

Un número indeterminado de personas, prevenidas por la Resistencia francesa, o debido a la falta de celo de los policías, pudieron escapar de la redada. Posteriormente, el 22 de julio de 1942, fueron deportados a los campos de Drancy, Beaune-la-Rolande y Pithiviers.
Este complejo de varios pisos fue el campo de tránsito de Drancy. La gran mayoría de los judíos deportados de Francia fueron recluidos aquí antes de su deportación. Drancy, Francia, 1941-1944.

Unas 9000 personas, sospechosas de colaboración, o gente que simplemente fue inculpada por sus vecinos debido a alguna antipatía, fueron asesinados antes o durante la Liberación. Unos 1500 fueron juzgados sumariamente y ejecutados. Más de 40.000 fueron sentenciados a prisión. Más de 25.000 servidores públicos, incluyendo algunos policías, fueron duramente sancionados.

En agosto de 1944, la policía francesa, en París y otras ciudades, se amotinó contra los alemanes después de haber colaborado con ellos durante años. Entre 10.000 y 20.000 mujeres (por supuesto no Coco Chanel ni Arletty) fueron acusadas de colaboracionistas y en castigo sus cabezas fueron rapadas y expuestas al escarnio público en repulsivas escenas sexistas. Sin embargo, a mediados de 1943, unas 80.000 mujeres francesas, de la zona ocupada, habían reclamado a las autoridades alemanas, reconocimiento y beneficios de nacionalidad alemana para sus hijos.

Después de la guerra, el anciano Henri-Philippe Pétain, el Mariscal de Francia, el héroe de Verdum, fue  enjuiciado y condenado a muerte por traición a la patria. En un rasgo de justicia, De Gaulle le conmutó la pena, por prisión perpetua, donde murió a la edad de 95 años el 23 de julio de 1951. Pierre Laval fue también enjuiciado y condenado a muerte. Después de un intento de suicidio y luego de ser reanimado por los médicos, fue fusilado en Fresnes, el 15 de Octubre de 1945.

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