MUJER Y JUDAÍSMO
El día de Taanit Ester (el ayuno de Ester) ha sido adoptado por las organizaciones judías femeninas en Israel y en todo el mundo judío como Iom Haaguná, el Día de la Mujer Aguná ( Mujer Anclada). En esta fecha las organizaciones judías femeninas se identifican con la lucha y el sufrimiento de las mujeres que no han logrado recibir su divorcio halájico, al mismo tiempo que reclaman ante las autoridades correspondientes la búsqueda de soluciones alternativas dentro del amplio espectro de la Halajá.
¿Por qué justamente en este día?
El día fue adoptado ya que las agunot y mesuravot guet (lee aquí acerca de la diferencia entre estas dos categorías) se encuentran, como lo estaba la reina Ester, atadas en un vínculo matrimonial que no desean, sujetas a los designios de un marido del cual prefieren separarse, viviendo muchas veces, como Ester una doble vida, y sujetas al temor permanente. Así como la reina Ester vio su salvación y se convirtió en forjadora de su propio destino y el de su pueblo, viene el día a recordar que hay esperanza y posibilidad de cambio y salvación.
En este día suelen realizarse en Israel y en algunos lugares del mundo judío actividades especiales para despertar la conciencia pública en relación al problema, y el año pasado (2010) fue presentado ante la Kneset un proyecto de Ley para que el día sea declarado oficialmente por el Estado como el Día de la Aguná “para acrecentar la concientización pública ante el fenómeno del abandono de las mujeres y de quienes no pueden obtener su divorcio, y para promover la importancia de hacer desaparecer este fenómeno perjudicial en el Estado de Israel”.
¿Cuál es el problema y su origen?
Desde la óptica judía el matrimonio, y por tanto, el divorcio, son actos voluntarios realizados entre dos personas con capacidad jurídico-religiosa. El guet (divorcio) debería ser dado voluntariamente por el hombre y recibido voluntariamente por la mujer, conforme a la norma. Notemos sin embargo, que la prerrogativa de la entrega del guet es sólo del hombre. La mujer puede demandar el divorcio sólo ateniéndose a causales limitados y específicos estipulados por la Ley Judía.
En vista a esto nuestros sabios tuvieron extremo cuidado en no imponerle al hombre el divorcio por la fuerza, más que en casos limitados, ya que de lo contrario se trataría de un acto realizado bajo coerción (guet meusé), y por el otro, implica la requisición de la presencia física de las dos personas, (no necesariamente en el mismo lugar, aunque esto es lo más recomendable). De aquí, que el poder de compeler el divorcio se vea limitado cuando el marido, que debe dar el guet está ausente, dejando a su mujer aguná, esto es dejando a su mujer en el status de mujer técnicamente casada sin que pueda ser divorciada o declarada viuda.
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