ANDRÉS OPPENHEIMER
SAN SALVADOR, El Salvador.- Por ser un hombre que se enorgullece de haber tomado “medidas sin precedentes” para cambiar la política estadounidense hacia Cuba, el Presidente Obama no pareció muy ansioso de hacer nuevos gestos de acercamiento hacia el régimen militar cubano cuando lo entrevisté este martes. Ahora les toca jugar a ellos, pareció decir.
Obama, que me habló extensamente sobre temas que van desde las tensiones con Venezuela y Argentina hasta los pendientes acuerdos estadounidenses de libre comercio con Panamá y Colombia, me dijo que ha hecho algunos de los cambios más significativos de las últimas décadas en la política de Estados Unidos hacia Cuba, sin embargo, la jerarquía cubana no está respondiendo de manera acorde.
“Hemos ampliado las remesas familiares, hemos ampliado los viajes, hemos mandado una señal muy clara al pueblo cubano”, me dijo Obama.
“El Gobierno cubano hizo algunos gestos respecto a la liberación de los presos políticos y al lanzamiento de algunas medidas económicas de mercado para dar oportunidad a las pequeñas empresas. Pero no hemos visto que esas medidas tengan la continuidad que hubiéramos deseado”.
Obama señaló que las autoridades cubanas deberían ejecutar algunas “acciones significativas”, pero no especificó cuando le pregunte cuáles serían las medidas mínimas que Cuba debería adoptar para mejorar las relaciones bilaterales.
El Presidente de Estados Unidos no mencionó el caso de Alan Gross, el contratista estadounidense que fue sentenciado a 15 años de prisión este mes por haber llevado equipamiento telefónico a Cuba.
Otros funcionarios estadou-nidenses han pedido recientemente su inmediata liberación.
Respecto a los pendientes acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá, le pregunté a Obama si cree que hay una posibilidad de más del 50 por ciento de que los envíe a votación al Congreso dentro de este año.
Obama respondió: “No te pondría ninguna cifra, pero estoy muy interesado en que se concreten esos acuerdos”.
¿Este año?, insistí.
Los republicanos están acusando a Obama de demorarse con esos tratados debido a la resistencia de los sindicatos estadounidenses, cuyo apoyo Obama necesitará para ser reelecto el año próximo.
“Estoy enviando mi equipo a Colombia y Panamá para ver con cuánta rapidez se pueden resolver las diferencias finales antes de llevar los acuerdos al Congreso”, puntualizó Obama.
¿Este año?, recalqué.
“Siempre que uno establece una fecha, la gente se queja aún cuando solo se haya retrasado una semana, así que trato de evitar plazos”, respondió Obama.
Mi traducción: Obama no está dispuesto a invertir demasiado capital político en esos dos acuerdos de libre comercio pendientes con Latinoamérica, al menos no todavía.
Y si no lo hace este año, no es probable que lo haga durante un año electoral en 2012.
En cuanto a los informes de que Venezuela esta ayudando clandestinamente a Irán a obtener uranio, violando así las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU para detener el programa de armas nucleares iraní, le pregunté a Obama si le preocupa ese tema, y en qué grado.
“Nos tomamos muy en serio los acuerdos de no-proliferación”, dijo.
“No haría declaraciones categóricas sobre estos temas, pero nos preocupa que la ley internacional, que las resoluciones internacionales sean observadas, y queremos asegurarnos de que así sea”.
Mi traducción: los principales asesores de política exterior de Obama le han dicho que las recientes afirmaciones de los republicanos en el Congreso, quienes aseguran que Venezuela está ayudando activamente a Irán a eludir las sanciones de la Organización de Naciones Unidas por su programa de armas nucleares, tienen motivaciones políticas, y todavía no hay ninguna prueba que revele que Venezuela está vinculada con el programa nuclear de Irán.
Sobre a la reciente riña diplomática estadounidense con Argentina, sobre la decisión de ese gobierno de confiscar equipamiento de un avión de carga de la fuerza Aérea de Estados Unidos que había aterrizado en ese país para hacer un ejercicio conjunto, le pregunté si su vocero de la Casa Blanca había sobrerreaccionado al describir el incidente como “serio”, y si el tema ya ha sido superado.
“No”, respondió Obama.
“Es serio en el sentido de que Argentina históricamente ha sido amiga y socia de Estados Unidos. Ellos tienen en su poder parte de nuestro equipo de comunicaciones. No hay motivo para no devolverlo.
“Y la próxima vez que vea a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, le mencionaré el tema: ‘¿Pueden devolvernos nuestro equipo?’ Pero este no será un hecho que va a ser definitorio en las relaciones entre Estados Unidos y Argentina”.
Mi traducción: Obama considera que la decisión del Gobierno argentino de confiscar equipos estadounidenses es una movida burda de propaganda electoral por parte del Gobierno de Fernández de Kirchner para explotar a su favor el sentimiento antiestadounindense en un año en el que hay elecciones presidenciales.
En mi próxima columna, las respuestas de Obama a mis preguntas sobre sus afirmaciones de que comienza “una nueva era” en las relaciones con Latinoamérica, y sus opiniones sobre lo que deberían hacer Estados Unidos y Latinoamérica para mejorar sus niveles de educación y volverse más competitivos respecto a China y a otros países asiáticos.
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