MAX BERY
La presencia judía en España es muy antigua , pero se presentó en olas discontinuas. Inscripciones funerarias trilingües- hebreo, griego, latino—atestiguan que desde los primeros siglos de la era cristiana algunos judíos habían alcanzado ya la península ibérica. En el siglo séptimo los soberanos visigodos, los nuevos dueños de la península, convierten a los judíos a la fuerza, persiguen a los conversos y finalmente los reducen a la esclavitud.
No se sabe mucho de la fecha de llegada de las principales olas, probablemente en los primeros siglos del Imperio romano. Se supone que procedían del Oriente musulmán, sobre todo del Irak abasida y que partieron hacía el oeste en el momento que el mundo musulmán explotaba en tres partes , Irak, Egipto y España. Lo cierto es que esta población judía era poco importante, tal vez representaba memos del 1% de la población ibérica. Pero muy pronto, en la imaginación de los judíos sefardís se operó un mito de origen : se consideraron como los descendientes de familias nobles de Jerusalén, llegadas a España a raíz de la destrucción del Templo por Nabucodonosor, en 586 A.C. o después de la destrucción del segundo Templo por Tito en el año 70. Este origen les confería un prestigio muy especial.
Hay poca información sobre ellos durante los dos siglos que siguieron la conquista musulmana, en 711.En realidad es una nueva comunidad que surge a mediados del siglo decimo, en la época del califato de Córdoba.
Con la presencia de los musulmanes, entre los siglos 10 y 13 se puede hablar de una edad de oro para las comunidades judías de Córdoba, Lucena, Granada, Sevilla , Toledo pero también más al norte de Zaragoza, musulmana hasta 1118 o también Tudela, donde nació el gran poeta y pensador Juda Halevi.
Se han guardados rastros naturalmente de los personajes ligados al mundo de las cortes de los príncipes. Es paradojalmente su condición de”dhimmi “que incitaba los gobernadores a utilizar sus servicios, confiándoles responsabilidades políticas: estos judíos, totalmente dependientes de la buena voluntad de los poderosos, sin apoyo en la sociedad, siempre podían ser descartados.
Bajo el califato de Córdoba, en el siglo decimo, se desarrolló una amplía cultura letrada hebraica donde destacó una personalidad excepcional: Hisdai ibn Shaprut ( 915- 970). Pertenecía a la corte de Abd al-Rahman III, donde ejercía las responsabilidades en la gestión de las relaciones diplomáticas entre el califato y las potencias cristianas (fue él que entró en contacto con el imperio Khazar). En su relación con la comunidad judía , Ibn Shaprut favoreció la toma de independencia de los sabios talmudistas locales en relación a las academias de Irak, cuyas decisiones predominaban hasta entonces.
Pero es sobre todo en el siglo once, con la fragmentación del califato de Córdoba en pequeñas principados (las taifas) que el papel de los judíos toma importancia en la vida política y que abre la época más brillante en el plan cultural, por que cada reyezuelo trataba de atraer sabios, pensadores y poetas. La situación recuerda a la Italia del Renacimiento: una fragilidad política, centros de poderes que se enfrentan y se debilitan mutuamente; y una brillantez cultural en el marco de una emulación en estas distintas cortes.
El ejemplo más edificante es el de Samuel Ibn Nagrela (933-1056), el ministro principal del rey de Granada. Este maestro de la poesía hebraica profana, pero también un sabio talmudista era, por otra parte, un jefe de guerra, que continuamente conducía al combate los ejércitos de Granada contra Sevilla o sus aliados, entre 1038 y 1056. El vizir del Rey, impresionado por las cualidades y la perfección del idioma árabe utilizado por Ibn Nagrela , recomendó al soberano, en su lecho de muerte, que éste le sucediera, asunto muy revelador sobre la influencia que ejercían los letrados judíos en este onceavo siglo.
El dominio del idioma y de la escritura árabes, era un elemento poderoso para poder acceder a la fortuna y al poder. En el siglo 13 un autor oriundo de Granada, pero establecido en el sur de Francia, Juda ibn Tibbon escribe un testamento espiritual a su hijo, en el cual le induce a estudiar el idioma árabe, recordándole el ejemplo de Samuel ibn Nagrela.
Desgraciadamente la luna de miel entre árabes y judíos no siempre fue continua. Por ejemplo en Granada, después de la muerte de Samuel ibn Nagrela ,su hijo le sucedió en sus funciones. Pero, en año 1066 un levantamiento terminó con una masacre de judíos en la ciudad.
A fines del siglo XXI, cuando los Almorávides del Norte de África llegaron para terminar con los combates entre los reyezuelos de las taifas y resistir a los reinos cristianos del Norte, la situación cambió. El enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, cada uno promoviendo su entusiasmo religioso, llevaba mucho peligro para los judíos. Como sea el desarrollo, cuando menos en el plan cultural siguió en una forma tan brillante al principio del siglo XII, como en la época de los taifas.
Entre la mitad del siglo decimo y la mitad del doceavo se puede hablar de un ““momento andaluz” de la cultura judía. Los judíos participan plenamente en la vida política y cultural de Andalusía pero esta participación no excluye un abandono de su propia cultura.
Este momento andaluz es también él de la formación de una cultura sefaradí, que liga la herencia bíblico-talmúdica a la apertura a los conocimientos profanos, filosofía, ciencias, letras, en oposición al judaísmo ashkenazí, centrado únicamente en el estudio de los textos considerados como revelados.
Esta edad de oro termina a partir del año 1140, con la presencia Almohada. La instalación de esta dinastía llegada del Magreb, marca una ruptura con la actitud de las sociedades musulmanas de la Edad Media. En nombre de su fe, los Almohades persiguen tanto a los cristianos como a los judíos, tanto en África del Norte como en España y terminan con el pacto dhimma.
Los conquistadores masacran a los oponentes, sean musulmanes o dhimmis y operan conversiones forzadas bajo amenazas de muerte o de expulsión. Una bulla del Papa Inocencio III, en 1205 subrayada la mansedumbre de la Cristiandad, que tolera a los judíos, mientras los musulmanes los expulsan.
La mayoría de los judíos andaluses se convierten, aunque siguiendo practicando su religión en forma clandestina. Fueron los primeros marranos. En 1180, en época del tercer soberano almohada, un escritor judío que escribe en árabe, Josef ibn Aqnin, entrega un testimonio detallado sobre la discriminación que son victimas esos conversos , sospechosos de judaizar en secreto. Se les separa de sus hijos para que estos sean criados por musulmanes, se les obliga a utilizar una vestimenta distinta (un gorro para ridiculizarlos, ropa oscura, etc..), en resumen toda una serie de medidas destinadas a rebajarlos.
Con la caída del poder almohada, entre 1229 y 1248, algunas comunidades judías resurgen, lo que no fue el caso de las comunidades cristianas que desaparecieron totalmente en el Norte de África.
A pesar de los múltiples problemas hay que reconocer que no todas las comunidades judías fueron perseguidas durante este periodo. Algunas pudieron guardar sus tribunales rabínicos y practicar su culto. Moisés Maimónides, después de haber dejado Córdoba, vivió unos años en Fez, a la sazón bajo dominio almohada.
Sin embargo, muchos judíos huyeron de El- Andalus hacía el Éste, llegando a otras posesiones musulmanas, como en el caso de Maimónides, hacía el Norte, instalándose en la Castilla cristiana, donde el rey Alfonso VII los recibe, o también hacía el Sur de Francia, en el Languedoc. Es el caso por ejemplo de Juda ibn Tibbon cuyo hijo Samuel fue el traductor al hebreo de la Guia de los Perplejos de Maimónides, escrita en árabe, así como de numerosas obras científicas y filosóficas árabes ,a la vez de tener una obra filosófica propia, en donde se revela la influencia de Averroes.
Con la Reconquista, un capítulo nuevo de la historia de los judíos de España se abre, el cual durará tres siglos. Sin embargo se mantienen las formas de inserción de la comunidad en el interior de la sociedad: las minorías están afuera, pero al mismo tiempo los distintos grupos religiosos están todos adentro; pertenecen a una misma sociedad, que funcione precisamente gracias a la especialización de cada uno de estos grupos en las responsabilidades económicas y sociales, indispensables al conjunto.
España tiene un recorrido histórico original por que no pasa, entre la Edad Media y los Tiempos Modernos, del encierro a la tolerancia, pero toma el camino inverso: del pluralismo religioso y cultural a la homogeneídad. Es el sentido de la secuencia abierta en 1391, con los progroms contra los judíos su expulsión en 1492 y que se cierra en 1525, cuando una decisión oficial confirma la validez de la conversión de los últimos musulmanes ,conseguida anteriormente por la fuerza. A partir de este momento, oficialmente existen cristianos en España
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