LEÓN OPALÍN
La estrecha Franja de Gaza, que junto con Cisjordania forma parte de los llamados Territorios Palestinos, con un área de 360 km2 colindando con Israel en una frontera de 51 km; en 11 km con Egipto en la ciudad de Rafah y con 40km de costa en el Mediterráneo, vuelve a ser una tensa fuente de conflictos entre Israel y el movimiento terrorista islámico Hamas que gobierna ese territorio desde el 2006 cuando obtuvo el 65.0% de los escaños del Parlamento Palestino, en virtud de que ha reanudado el lanzamiento de misiles hacia blancos civiles israelíes.
Cabe recordar que en 1948 la Franja de Gaza fue militarmente ocupada por Egipto hasta 1967, cuando las Fuerzas Armadas de Israel (FAI) la conquistaron en la guerra de los Siete Días. En 1993 se firma el acuerdo de Paz de Oslo y la Autoridad Palestina recibió el 80.0% de la Franja. Por decisión unilateral Israel se retiró de Gaza en el 2005; empero por razones de su seguridad nacional ha controlado las fronteras de la Franja, excepto la de Egipto, al igual que sus comunicaciones con el resto del mundo y el espacio marítimo y aéreo. También Israel maneja el suministro de combustibles y de agua que proviene de Israel por que la Franja de Gaza no los posee. La falta de recursos naturales hace que los habitantes de la Franja dependan en gran proporción de la ayuda financiera del exterior y del ingreso de sus trabajadores que laboran en Israel, no obstante este último es inestable por los continuos problemas políticos y militares entre las FAI y Hamas que originan la suspensión temporal del flujo laboral a Israel.
La elevada densidad poblacional de la Franja, con 1,520,000 habitantes y el férreo control militar de Israel establecido en la misma para evitar el contrabando de armas, drogas, combustibles y diversas mercancías que a través de cientos de túneles se realiza desde Egipto, ha creado un tenso ambiente social y político en Gaza, lo cual es aprovechado por Hamas como un mecanismo propagandístico para desprestigiar a Israel ante el mundo y acusarlo de mantener un bloqueo inhumano contra la población musulmana de Gaza (casi la totalidad de sus habitantes profesan esa fe). Sin embargo, diversos informes de ONGS presentados a la Organización de las Naciones Unidas y a la Unión Europea dan cuenta de que Hamas crea y explota una imagen permanente de crisis para afianzar su poder y para el disfrute económico de sus allegados. En ese ámbito, se estima que sólo 15.0% de la ayuda humanitaria internacional se distribuye gratuitamente a la población y el resto se comercializa y/o se reparte entre los secuaces de Hamas; por lo demás, Hamas ha establecido un cruel régimen de represión contra sus opositores, de aquí que en la práctica se viva en Gaza una guerra civil entre Hamas y el movimiento Alfatah, leal al Presidente de la Autoridad Palestina, Mahamuud Abbas.
Las andanadas de misiles lanzados por Hamas a Israel propiciaron una ofensiva de gran envergadura de las FAI contra Hamas en diciembre del 2008 y enero del 2009, la denomina Operación Plomo Fundido, que causó 1,400 bajas de palestinos e importantes daños materiales a viviendas y la infraestructura de la
Gaza. En el Informe Goldstone de la Comisión Investigadora de la ONU sobre la Operación Plomo Fundido se acusó a Israel de atacar a civiles de forma intencionada e indiscriminada; empero en abril pasado, Goldstone se retractó de la acusación debido a que lo que realmente sucedió fue que los milicianos de Hamas durante las acciones bélicas se refugiaron en casas, mezquitas y fabricas para lanzar desde ahí los misiles.
En el presente la capacidad bélica de Hamas se ha visto reforzada por el apoyo financiero y de armas que le otorga el régimen teocrático de Irán, con ello se ha vuelto a reproducir un entorno similar al existente previo a la operación Plomo Fundido, lo que hace temer que se desate otra guerra en la Franja, empero, el ambiente político para Israel es menos favorable por las revueltas sociales que se están registrando en el Medio Oriente y en el Norte de África, y que los integristas islámicos arguyen que Israel las ha instigado. Paralelamente el gobierno de Israel busca alternativas no militares para calmar los ánimos bélicos en la Franja de Gaza de aquí el estudio que ha realizado en relación a la posibilidad de construir una isla artificial frente a Gaza que serviría “para descargar mercancías hacia ésta última a través de un puente de 4.5 km de largo con un control de seguridad y dar servicio de puerto marino y aeropuerto a los palestinos; el proyecto favorecería al relajamiento del bloqueo naval.
Por su parte, Hamas lo calificó como un esfuerzo sionista para internacionalizar el bloqueo.
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