¿Fueron aprendidas las lecciones del Holocausto?
Para nosotros, para el Pueblo judío, la respuesta es: Sí.
Para el resto del mundo, la respuesta es: No. O, al menos, No aun.
Hoy, luego de 66 años de horror, estamos aquí, en Jerusalén, eterna capital de nuestra nación. Nosotros, representantes de la Nación judía, llevamos a cabo una ceremonia especial para señalar el “Día Internacional de Recordación del Holocausto”.
La lección que aprendimos, ante todo, es que estamos aquí, en nuestro país soberano, en nuestra ciudad capital.
Aprendimos otra importante lección, probablemente la más crucial de saber de la atrocidad, de la cadena de crueldades que provocó uno mucho peor. Esto continuó durante cientos y miles de años, desde que perdimos nuestro país y nuestra soberanía, y desde que perdimos nuestra capacidad de defendernos a nosotros mismo.
La lección aprendida fue que teníamos que restablecer la capacidad de Estado y el ejército de autodefensa.
Esta lección fue comprendida por Herzl, aun antes de la gran monstruosidad que ocurrió. Herzl la previó y, nosotros, la implementamos.
Pero hay otra lección. Al final del Holocausto, había 11 millones de judíos en el mundo. Antes del Holocausto, había 18 millones. Aun, a un porcentaje muy lento de crecimiento natural, debería haber casi 30 millones de judíos en el mundo pero, de hecho, hay solo 13.5, mucho menos de la mitad de lo que debería. Esto no pasa solo por pérdida física. Pasó a causa de la asimilación y la pérdida de identidad.
El único lugar donde el pueblo judío aumentó en número es aquí, en Eretz Israel, en el Estado de Israel. Tenemos un continuo, sustancial y bendito crecimiento. No hay ninguna nación que pueda vivir con una demografía de cabeza de alfiler. Por tanto, mientras se cultiva nuestro país, debemos alentar la aliya, trayendo al pueblo judío a Israel y evitando su asimilación en el exterior.
Todos los proyectos que ponemos en funcionamiento – Birthright, Masa y Moreshet- están destinados a nuestros adultos – jóvenes y, también, a jóvenes judíos en el extranjero. Ellos son elementos esenciales en el reaseguro de nuestro futuro.
¿Aprendimos la lección? La respuesta es: Sí. ¿El mundo aprendió la lección? Bien, pienso que una cosa está clara: el hecho que el antisemitismo global se renueva y expande es obvio. Si alguien pensara que el antisemitismo terminó luego de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, es evidente que se trató, sólo, de un paréntesis. Las mismas fuerzas que uniéndose mencionaron comparten un nuevo/viejo antisemitismo con el mundo, de manera que debemos – también – combatirlo, globalmente.
Para ello felicito a mi amigo, Silvan Shalom, quien cuando ocupó el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores dio lugar a una importante resolución de Naciones Unidas señalando este día; resolución que fue adoptada por Naciones Unidas.
Esta resolución es implementada en numerosos países, lo cual es un logro importante y, de muchos modos, único, al menos en la capacidad de proponer una resolución de llamado israelí a esta organización, con la que estoy bien familiarizado, ya que pasé un largo tiempo allí. Ese fue un hito. Pero aun pregunto: el mundo que condena aquel antisemitismo, ¿también condena este antisemitismo?
Ahora, como entonces, muy débilmente (no es solo el antisemitismo; es el régimen) un país miembro de Naciones Unidas, el régimen de ayatollahs- que se pone de pie y, a sabiendas y abiertamente, llama a la aniquilación de, al menos, otros seis millones de judíos, sin siquiera disimularlo. Y nadie dice nada.
Bien, eso no es exacto.
Aquí y allí puede oírse algún comentario, pero ¿dónde está el enojo, el escándalo? ¿Dónde la protesta? Dónde está el “ j´accuse”? No se los pregunto a ustedes. Estamos aquí; aprendimos nuestra lección.
Pero ¡dónde está el alboroto global, que debería haber surgido de las comunidades avanzadas del mundo en respuesta a las explícitas declaraciones de genocidio, de exterminio de un pueblo, el mismo pueblo!
Debemos ser honestos unos con otros. La diplomacia está, primero y principal, identificando la situación tal como es. Si queremos cambiarla debemos entender. Y tenemos un fenómeno histórico inquietante.
No pienso que es duro solo para nosotros sino para todo pueblo civilizado; todos los pueblos civilizados que permiten que tal desgracia; tales declaraciones; tal nivel de violencia, barbarie y primitivismo sean pronunciados y difundido. Se dice: si se difunde se vuelve aceptable, un lugar común que prepara el terreno para la próxima acción y evita aquellas que no tendrán lugar.
Soy conciente que hay muchos líderes y personas concienzudas y de buen corazón en el mundo.
Sé que piensan lo mismo que yo.
Sé que en sus corazones, se dicen –a sí mismos – lo que les estoy diciendo hoy, desde este podio.
Sin embargo, no es suficiente. Porque, a pesar de este régimen, que llama a nuestra aniquilación, y se equipa con armamento de destrucción masiva a fin de cumplir sus nefastas intenciones, debería haber una protesta más fuerte. Eso me desanima un poco, amigo Silvan.
Estuve en esa institución. Fui, allí, representante de Israel. Un día escuché que había rumores sobre un expediente de Waldheim, quien fuera entonces presidente de Austria. Debía ser del Secretario General de Naciones Unidas. El Secretario General dijo que tenía un perfil acerca de un criminal de guerra en algún archivo de Naciones Unidas. ¿Qué era ese archivo? Resulta que había un archivo de criminales de guerra, instituido por Churchill y los Aliados durante la guerra, para recolectar material contra criminales nazis y sus colaboradores. Reunían información. Oían. Discutían y preparaban los expedientes y, al final de la guerra, los llevaron a Naciones Unidas, los guardaron bajo llave en el sótano donde permanecieron durante décadas.
Pregunté si podía ir allí y me dijeron que no. Pregunté ¿por qué? Y me contestaron que necesitaba el consentimiento de todos los países aliados, 18 o 19 países. Pienso que no había tal aprobación. Bien. Me llevó un año hasta que obtuve la aprobación y fui llevado al archivo.
No estaba exactamente en el sótano sino en el primer piso de un edificio de Naciones Unidas, en algún sitio en Nueva York. Caminé y vi cajas sobre cajas; fui a la letra W y la abrí: Waldheim, Kurt, y varias notas. Se me puso los pelos de punta (tenía más cabello entonces). Aparecieron cosas horribles escondidas durante decenas de años. Miré en el expediente de al lado (no comencé a sacar otras cajas. Miré en la misma): Birkenau, 1944, registros de exterminio, marchas a la muerte, trenes, las S.S., está todo documentado 1944, pero creo que, también, vi archivos referidos a 1943.
Amigos;
Esos 18 países, tal vez los mejores estadistas de la historia, hombres distinguidos, en verdad grandes personas, sabían.
Sabían, en tiempo real y no de este testimonio particular que recién mencioné. Había cantidad de alegatos; cosas terribles muy duras de leer.
Sabían pero no actuaron.
¿Por qué no lo hicieron?
Porque estaban ocupados librando la principal batalla contra los nazis, que era su trascendental preocupación. Pero ¿cuán difícil podría haber sido bombardear las vías de los trenes que llevaban a los campos de muerte? Cuando se va allí, y muchos de habrán ido – estuve con algunos de ustedes, varias veces- se ve que podrían haber bombardeado los campos. Ya estaban bombardeando esa horrible planta química en solo segundos. Podrían haber necesitado solo inclinar el avión un tanto y acabar con la rampa y los caminos. No hubiese sido ninguna diferencia en su esfuerzo bélico.
Sabían y nada hicieron.
Hoy, son bien concientes. Saben. Oyen. Ven. Fotografían No se necesita una inteligencia especial sino solo encender el televisor, escuchar las noticias, leer los periódicos. ¿Actuarán? ¿Hablarán? ¿Hablarán,realmente? ¿Atacarán? ¿Condenarán?
Los iraníes dicen que el antisionismo es contra los sionistas. Fue Martin Luther King quien, mejor que ningun otro, reventó la burbuja. Dijo , y lo cito: “Cuando la gente critica a los sionistas, se refieren a los judíos. Hablan de antisemitismo!”
Martin Luther King.
Correcto.
De manera que es lo que dicen los iraníes. Esa es la verdad. No es solo una amenaza en contra nuestro porque siempre comienza con los judíos pero nunca termina con los judíos. El odio a los judíos enciende un fuego global y espero que, ese día, cuando el mundo aplauda la conmemoración del crimen más atroz en la historia del mundo y en la de nuestro pueblo, perpetrado contra nuestro pueblo; espero que otros aprendan la lección.
Nosotros ya lo hicimos.
Espero que el mundo aprenda la lección y comience a combatir, con palabras y hechos, al nuevo antisemitismo. Eso es lo que anhelo y, estoy seguro, Amigos, que ustedes desean lo mismo.
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