El futuro de la educación sobre el Holocausto
STEPHAN J. KRAMER, CONSEJO CENTRAL DE LOS JUDÍOS DE ALEMANIA
Uno de estos retos es la educación de nuestra juventud. Estamos agradecidos de que muchos sobrevivientes todavía están con nosotros. Los abrazamos con toda la fuerza de nuestro amor. Sin embargo, la generación de quienes emergieron de las fauces de la bestia nazi está en creciente retirada de nuestras vidas. Los niños judíos del mañana tendrán que recordar el Holocausto sin el inmenso poder emocional de reunirse con sobrevivientes reales. Cerrar esta brecha será una tarea importante de la educación judía.
También debemos exigir que el mundo no judío mantenga viva la memoria del Holocausto , y mucho queda por hacer a este respecto. Es cierto que, hace seis años, las Naciones Unidas establecieron el Día Internacional de Recordación del Holocausto y que éste es respetado en muchos países. Es cierto que la educación sobre el Holocausto en el mundo democrático ha aumentado en la década pasada o en las últimas dos. Y sin embargo, hay válidas razones para preocuparse.
Un estudio reciente encargado por la UNESCO a la científica educativa israelí doctora Zehavit Gross, de la Universidad Bar-Ilán, demostró que las clases sobre el Holocausto en los países occidentales a menudo conducen a masivas reacciones antisemitas de los estudiantes. Esto no significa que las dimensiones de la educación sobre el Holocausto deberían ser reducidas. Por el contrario, necesitamos un esfuerzo educativo mucho más amplio, dirigido a todos los grupos etarios y estratos de la población.
El mensaje que debemos transmitir es sencillo: quien profana la dignidad de otro ser humano y más aún si le quita la vida por odio infundado, comete una transgresión contra el espíritu de la humanidad y contra D’s, que nos creó a todos a Su imagen. No es suficiente que parlamentos sancionen que la negación del Holocausto está penada por la ley. Mejor, permítannos repetirles a las naciones del mundo el mandamiento de la Torá: “Al extranjero que vive contigo (…) lo amarás como a ti mismo”.
Por supuesto, no soy ingenuo. Es improbable que desaparezca el odio a los judíos. Llevamos sobre nosotros la mayor carga de responsabilidad para garantizar nuestra existencia. La lucha contra el antisemitismo sigue siendo una tarea primordial. Se trata de un lamentable estado de cosas cuando las comunidades judías necesitan protección policial contra los antisemitas. Es una vergüenza que los judíos, reconocibles como tales por su ropa o sólo por una kipá, deban estar atentos en las calles de Londres, París o Berlín, por temor a ser blanco de abusos y violencia.
Pero por supuesto, los principales objetivos en la actualidad son los judíos de Israel, que son amenazados con un segundo Holocausto por el liderazgo iraní. El debate sobre si es lícito comparar a estos aspirantes a aniquiladores con los nazis no viene al caso porque si alguna vez tuviesen éxito, los resultados tenderían a ser similares.
La amenaza a la mera existencia de Israel no es nueva. En 1948, los judíos de Israel enfrentaron a ejércitos árabes que invadieron el recién nacido Estado judío con el propósito explícito de destruirlo. La capacidad de las nacientes Fuerzas de Defensa de Israel para defender el país en modo alguno era previsible. Las amenazas posteriores, en 1967 y 1973, fueron rechazadas, pero el mensaje del enemigo quedó claro: queremos matarlos. En cuanto a Irán, a pesar de la disuasión israelí el régimen iraní bien podría intentar usar su futuro arsenal nuclear para “borrar al régimen sionista de las páginas de la historia”.
No menos alarmante que la intención iraní es el miserable fracaso del mundo democrático en incluso disminuir significativamente el esfuerzo iraní de obtener armas atómicas. Obviamente, la perspectiva de otro Holocausto contra millones de judíos no es considerada una razón para actuar.
Es para pensarlo. Por supuesto, un Irán nuclear también sería una amenaza estratégica para Occidente. El investigador israelí del Holocausto profesor Yehuda Bauer afirmó una vez que la Segunda Guerra Mundial fue iniciada por un régimen antisemita que asesinó a seis millones de judíos. Sin embargo, señaló, 29 de los 35 millones de personas que murieron entre 1939 y 1945 no eran judías. Esto, dijo Bauer llanamente, debería darles a los no judíos un motivo para reflexionar.
Pero vemos que el mundo no ha aprendido la lección. Debemos hacer todo lo posible para cambiar esta actitud. Esto también es parte del legado del Holocausto y sus víctimas, a quienes rememoramos y honramos en el Día del Recuerdo.
JERUSALEM POST
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