Memoria y Tolerancia recuerda homosexuales perseguidos bajo régimen nazi

El miércoles 18 de mayo, en las instalaciones del Museo Memoria y Tolerancia, dentro de las jornadas Contra la Homofobia, el Gobierno Federal a través del Consejo Nacional de Prevención de la Discriminación CONAPRED y del Centro Nacional de Prevención y Control del VIH/SIDA CENSIDA, La Comisión de Derechos Humano del Distrito Federal CDHDF, con la colaboración de El Armario Abierto y el Grupo Shalom Amigos, se organizó el foro “Persecución de los homosexuales bajo el régimen nazi”.Inició con una conferencia del Dr Alejandro Asz Sigall y siguiendo con la proyección de la película “A love to hide”.

La persecución de los homosexuales en la Alemania nazi se fundamentó principalmente sobre la premisa de que la homosexualidad era incompatible con la ideología nacionalsocialista porque los homosexuales no se reproducían y por tanto no perpetuaban la raza aria. La homosexualidad constituía una de las pruebas de degeneración racial que, además, se transmitía por vicio de unos individuos a otros; por ello las autoridades debían poner todos los medios a su alcance para evitar su extensión.

Durante el holocausto nazi donde se mandaba a todos los hombres, que no estaban dentro de sus “ideales” a campos de concentración, donde se les distinguían con triángulos de varios colores, según el delito cometido,

El triangulo rosa servia para distinguir a los homosexuales, lo que después de los judíos, eran los peor tratados, eran humillados, vejados, sometidos a escarnio publico y sometidos a terribles torturas que en ocasiones ocasionaban la muerte para “curar” su “enfermedad” solo por su condición sexual, en algunas ocasiones los propios hombres allí concentrados humillaban a los homosexuales pensado que así ganarían mas puntos con los que allí mandaban.

Sin embargo, nadie vio estos triángulos rosa combinados con amarillo, porque los gays judíos eran simplemente exterminados, pues no tenían la oportunidad de ser “reeducados”, siendo la reeducación  exclusiva de los arios.

PENSAMIENTOS IDEOLÓGICOS NAZIS

La homofobia del NSDAP, Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores o, como se le ha venido conociendo, partido nazi, queda inicialmente en segundo plano frente al antisemitismo, que es su frente de batalla más visible. Como ejemplo, ni en el programa del NDSAP, ni en Mein Kampf se encuentran frases explícitas en contra de la homosexualidad. En 1928, a una pregunta de la revista Der Eigene, el NSDAP respondió:

“¡El interés de la comunidad por delante del interés propio! No es necesario que tú y yo vivamos, pero es necesario que viva el pueblo alemán. Y sólo puede vivir si quiere luchar, porque vivir significa luchar. Y sólo puede luchar si se mantiene púber. Pero sólo se puede mantener púber si mantiene la disciplina, sobre todo frente a la lujuria. El amor libre es obsceno. Por eso lo rechazamos, tal como rechazamos lo que daña a nuestro pueblo. El que piensa en amor entre hombres o entre mujeres es nuestro enemigo. Rechazamos todo lo que castra a nuestro pueblo, que lo convierte en pelota de nuestros enemigos, porque sabemos que la vida es lucha […]”.

Poco más tarde, en 1930, el Völkischer Beobachter, órgano oficial del NSDAP, comparaba a los homosexuales con lo peor del alma de los judíos y recomendaba tratarlos como criminales aberrantes.

La actitud de los primeros años del NSDAP se puede dividir en tres corrientes principales. La primera abogaba por la aceptación de la homosexualidad y la eliminación del §175, cuya cabeza visible más conocida era Ernst Röhm, jefe de las SA y él mismo homosexual. La segunda corriente sería la representada por Hitler mismo, que personalmente no parecía tener nada en contra los homosexuales, mientras fueran discretos. Finalmente estaban aquellos que eran profundamente homófobos, entre los que se cuenta Heinrich Himmler, que llegaría a ser jefe de las SS.

La persecución de los homosexuales bajo el régimen nazi, a pesar de los esfuerzos de una parte de los dirigentes del partido, sobre todo Himmler, de extenderla y aumentarla, nunca llegó a tener el carácter sistemático ni los métodos a gran escala que se emplearon para la eliminación de otros grupos, sobre todo comparado con el caso de los judíos. No existió un plan generalizado de asesinato de todos los homosexuales y sólo una pequeña proporción de homosexuales acabó detenido o en los campos de concentración. Otra diferencia con el caso judío es que los homosexuales sólo fueron perseguidos en el Reich y los territorios anexados, no en los territorios ocupados. Existen diversas razones para ese proceder. Por una parte, el régimen perseguía «actos», aunque fuesen supuestos, y no «tendencias», distinguiendo claramente entre los homosexuales «seducidos», que se podían «curar» por castración u otros métodos, y los «irrecuperables». Por ejemplo, el autor Friedo Lampe vio censurado y secuestrado su libro Am Rande der Nacht (1933, Al filo de la noche) por el régimen nazi, ya que incluía escenas homosexuales. Lampe pudo seguir trabajando y publicando en Berlín a pesar de su conocida homosexualidad. También existen casos documentados en los que los vecinos defendieron a acusados y evitaron su detención. En general, a los homosexuales les era posible la ocultación o incluso la realización de matrimonios más o menos de conveniencia. 6

Por otra parte, la homosexualidad de Röhm fue empleada en estos primeros años por la oposición para atacar al NSDAP. Sobre todo fue el periódico Münchener Post de tendencia socialdemócrata, pero también otros como Welt am Montag, los que aprovecharon la detención por el §175 de Röhm en 1931 para ridiculizar a las camisas marrones. También periódicos extranjeros, exiliados o intelectuales emplearon la estrategia, como Bertolt Brecht, que en versos se burlaba de que Hitler se había desecho el 30 de junio de 1934 de un antiguo amante. El tema de la homosexualidad de Hitler ha sido retomado posteriormente por el historiador alemán Lothar Machtan en su libro El secreto de Hitler (2001), que ha sido criticado como dudoso por otros historiadores como Hans Mommsen e Ian Kershaw.

PERSECUCION DE LOS HOMOSEXUALES

Una de las primeras consecuencias de la Noche de los cuchillos largos fue una «limpieza» de homosexuales en el NSDAP y el Gobierno, de las que se encargó un órgano especial dirigido por Josef Meisinger, bajo órdenes directas de Himmler. En junio de 1936, por orden de Himmler, se creó la Reichszentrale zur Bekämpfung der Homosexualität und der Abtreibung (Central del Reich para la Lucha contra la Homosexualidad y el Aborto) como parte de la Gestapo (Policía secreta) y en octubre 1939 pasa a depender del Reichskriminalpolizeiamt (Policía criminal). La dirección de la Reichszentrale, inicialmente en manos de Meisinger, pasa en marzo de 1936 a Erich Jacob, al que se une como director científico el psiquiatra y neurólogo Carl Heinz Rodenberg. Ambos dirigieron la central hasta 1945, pero no sufrieron ningún tipo de consecuencias tras la Guerra. El objetivo principal de la Reichszentrale era la recopilación y el registro central de las fichas de homosexuales, las llamadas listas rosas. En 1939 poseían 33.000 fichas, en 1940 42.000. Ese mismo año, 1940, Himmler, a la sazón jefe de de la policía alemana, ordenó «detener de forma preventiva, tras el cumplimiento de su condena, a todos aquellos homosexuales que hayan seducido a más de un amante», lo que a menudo significaba un traslado a los campos de concentración tras haber salido de la cárcel.

En 1941 Hitler emitió una orden secreta por la que establecía la ejecución de todos los miembros de las SS y de la policía que realizaran acciones «lujuriosas» con otro hombre, independientemente de la edad de ambos. Con ello, Hitler sustraía a las SS y a la policía del sistema judicial normal y, para casos que afectaran al §175 y §175a, introducía una legalidad específica en tribunales especiales. El número de personas que fueron ejecutadas como consecuencia de esta orden es desconocido.

“TRATAMIENTOS” MÉDICOS

El movimiento nacionalsocialista radicalizó el determinismo biológico que había venido desarrollándose desde finales del siglo XIX y comienzos del XX. Según este pensamiento, determinadas personas, principalmente criminales, «asociales» y deficientes mentales, heredaban sus características de generación en generación y la posibilidad de tratamiento o «cura» era prácticamente inexistente. Así, la única solución para librar a la sociedad de estos elementos inútiles o incluso perjudiciales era el internamiento, la esterilización o la eliminación. Para los ideólogos y los científicos nazis, los homosexuales caían claramente dentro de la categoría de los asociales. La campaña de esterilización llevada a cabo reclamó no menos de 400.000 víctimas en total.

Las primeras leyes sobre la esterilización de deficientes y enfermos mentales son del 14 de julio de 1933, poco después de la toma de poder de Hitler. Inicialmente los homosexuales no se vieron afectados, pero una ley de noviembre de ese mismo año, llamada Ley contra delincuentes habituales peligrosos y medidas para su puesta en seguro y mejora, ofrecía la posibilidad a los jueces de ordenar la esterilización a los mayores de 21 años siempre que fueran acusados de «delitos peligrosos contra la moralidad ». En 1935 se introdujo un párrafo en la ley que debía proteger a la sociedad de personas con enfermedades hereditarias y que permitía la castración de homosexuales con delitos políticos o criminales, aunque sólo de forma voluntaria. En 1939 se hizo un proyecto de ley para el tratamiento de los asociales, en el que ya no se hablaba de acto voluntario, sino que la esterilización quedaba en manos del juez; un segundo proyecto de la misma ley de 1943 ordenaba la castración en casos en que la «moral pública» lo demandase; un tercer proyecto de ley de 1944 ordenaba la castración en casos en los que acciones repetidas o una «personalidad con tendencia» fueran necesarios para la seguridad pública. La evolución de la Guerra no permitió la introducción de estas reformas y en agosto de 1944 el Ministerio de Justicia ordenó que los trabajos fueran interrumpidos. Ya no es posible calcular su número exacto, pero muchos de los homosexuales que habían sido detenidos, encarcelados o trasladados a campos de concentración fueron liberados y enviados al frente, ya que la situación de guerra total obligaba al empleo de todos los hombres.

En el caso de los homosexuales se empleó a menudo la castración o Entmannung (lit. «deshombramiento»), como gustaba decir a los nazis. El objetivo no era evitar la reproducción, sino eliminar el impulso homosexual, es decir, la «cura». A pesar de que todavía no había una base legal, muchos médicos se ofrecieron a «tratar» a homosexuales en bien de la comunidad, aceptando como mal menor las posibles consecuencias en la salud de los «pacientes». Muy activos en este campo fueron el Dr. med. Gustav Boeters, consejero ministerial en Zwickau, y el Dr. med. Carl-Heinz Rodenberg, director científico de la Reichszentrale zur Bekämpfung der Homosexualität und der Abtreibung (Central del Reich para la Lucha contra la Homosexualidad y el Aborto). Boeters, que desde 1924 había estado ordenando esterilizaciones de disminuidos psíquicos, admitía en un artículo publicado en 1934 haber ordenado castrar a unos 60 «delincuentes morales», incluso antes de que la ley lo permitiese. El número de castraciones realizadas de esta forma incontrolada no es conocido, al igual que tampoco lo es el número de «voluntarios» que fueron castrados según la ley de julio de 1935, aunque a finales de 1935 el Reichsgesundheitsamt afirmaba que «sólo» 87 hombres habían accedido. De los castrados según la ley de 1933, a finales de 1940, sumaban 2000 hombres.

El caso más extremo es del Dr. med. Carl Vaernet, SS-Sturmbahnführer y endocrinólogo danés. Vaernet, que afirmaba poder curar la homosexualidad con una glándula patentada por él, consiguió el apoyo del jefe de la Cruz Roja alemana, el Prof. Dr. Ernst Robert Grawitz, y del propio Himmler para realizar una serie de experimentos con presos del campo de concentración de Buchenwald. Los experimentos se llevaron a cabo a partir del verano de 1944, implantándose en la zona de la ingle a 15 presos, la mayoría homosexuales, una glándula que liberaba una hormona sexual masculina artificial. Dos de los presos murieron por complicaciones posteriores.

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN

Se calcula que fueron enviados a campos de concentración por delitos de homosexualidad unos 5.000 a 15.000 hombres, una minúscula parte del total de presos que se calcula en más de cuatro millones. Los presos eran marcados con un triángulo rosa y formaban la casta más baja dentro del los campos, lo que implicaba que tuvieran la tasa de mortandad especialmente alta.

En un informe realizado en 1945 tras la liberación de Buchenwald por el oficial judío norteamericano Albert Rosenberg, aparece el recuento de Ferdinand Röhmhild, preso número 1243, un escritor nacido en Fráncfort del Meno en 1903, titulado La situación de los homosexuales en el campo de concentración de Buchenwald. Cuenta Röhmhild que hasta 1938 los homosexuales se situaban en los barracones de presos políticos y llevaban una existencia relativamente discreta. En octubre de 1938 se les aisló en un bloque propio rodeado de alambre de espino, en una compañía de castigo propia y tenían que trabajar en la cantera, el trabajo más duro. La mezcla de personas de muy diferente origen, incluyendo criminales, dentro del bloque, hacía la vida especialmente difícil, puesto que las SS tendían a dar el puesto de kapo a los más sádicos. Los vigilantes de las SS a veces declaraban como «homosexuales» a presos a los que querían perjudicar y contra los que no podían emplear otras razones: la simple sospecha de homosexualidad bastaba y era prácticamente equivalente a la pena de muerte. Los homosexuales, considerados como los «de menos valor» de entre los presos, eran a menudo seleccionados para ir a los campos de exterminio de Mauthausen, Natzweiler o Groß-Rosen, o para realizar trabajos que implicaban la muerte. Hacia 1942 se suavizaron ligeramente las condiciones en Buchenwald; por una parte, la falta de mano de obra en Alemania obligaba a los responsables de los campos a tener más cuidado, y por otra, se logró quitar poder a las SS.

Las condiciones fueron similares en el campo de concentración de Dachau. Los primeros presos homosexuales del campo provenían de redadas realizadas en Baviera, basadas en los datos de las listas rosas. Se ha podido demostrar que del total de presos de Dachau, 585 eran homosexuales, un 0,25%, pero sólo 386 llevaban el triángulo rosa; otros 202 portaban el triángulo verde. Su tasa de mortandad se situaba en el 32,2%, significativamente mayor que la tasa general, que se situaba en el 20,7%. Esta cifra debe matizarse, ya que los presos que entraron antes de 1936 solían ser liberados tras 24 meses de prisión, pero casi la mitad de aquellos que entraron después de 1942 murieron pocos meses después de su llegada. Al igual que en Buchenwald, las durísimas condiciones de vida, el aislamiento de los demás presos y los trabajos forzados especialmente duros fueron las causas principales, pero también hubo muertes debidas a los experimentos médicos, de los que no se conserva mucha documentación; de los experimentos sobre malaria se han conservado los informes, que muestran que, si de entre los presos normales se seleccionaba a uno de cada 200 para la realización de estos experimentos, de los presos con el triángulo rosa se seleccionaba a uno de cada 30. Y a pesar de todo, Dachau es el campo de concentración que muestra una mayor tasa de supervivencia de entre los presos con el triángulo rosa, un 40%.

La suerte de los homosexuales dentro de los campos de concentración apenas ha tenido tratamiento dentro de la literatura especializada, continuando una tradición de discriminación que no se interrumpió tras la Guerra. En dos monografías sobre los campos de concentración editadas en 1993, ambas de más de 350 páginas, sólo se menciona a los homosexuales en cuatro líneas de una de ellas. No fue hasta la primavera de 2000 que se realizó la primera exposición sobre los presos homosexuales en Alemania, en este caso, en el campo de concentración de Sachsenhausen. Tras la Guerra, existen dos testimonios principales que han relatado en primera persona sus experiencias en los campos de concentración. Fueron Heinz Heger, el primero en editar su historia en 1972, cuando el tema todavía era desconocido para el público, y Pierre Seel, que esperó hasta 1994 para publicar sus memorias. Otros hablaron en el documental Paragraph 175 de sus experiencias. El último en hacerlo ha sido Rudolf Brazda.

EN LA ACTUALIDAD.

Los homosexuales fueron el último grupo de víctimas del nazismo en ser reconocido, en 1985, y no fue hasta el 2002 que el gobierno alemán anuló las sentencias nazis (anteriores a 1945; las posteriores nunca han sido anuladas) y pidió disculpas oficialmente a la comunidad gay.

Algunas ciudades han erigido monumentos para recordar a los miles de homosexuales que fueron asesinados durante el Holocausto. Los principales se encuentran en Berlín, Frankfurt y Colonia en Alemania; y en Ámsterdam, San Francisco y Barcelona.

El Parlamento Europeo marcó el aniversario del Holocausto en el 2005 con un minuto de silencio y el paso de la siguiente resolución:

El campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde cientos de miles de judíos, gitanos, homosexuales, polacos y otros prisioneros de varias nacionalidades fueron asesinados, no sólo es una buena ocasión para condenar y recordar a los ciudadanos europeos el inmenso horror y la tragedia del Holocausto, pero también para mencionar el inquietante incremento del antisemitismo y especialmente de los incidentes antisemitas en Europa, y para aprender de nuevo la lección sobre los peligros de perseguir a las personas por su raza, origen étnico, religión, opinión política u orientación sexual.

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