“Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: la paz”. (A. Einstein)
En Europa, la mayoría de la gente sabe perfectamente, la situación difícil existente entre los palestinos e israelíes. Mujeres israelíes y mujeres palestinas, ambas unidas por un mismo fin, en lugar de optar por el camino de la separación, la nueva vía para ella es la unificación, un camino hacia la unidad. Vemos como un grupo de mujeres judías provenientes de diversas partes de Israel y de Jerusalén se encamina hacia la puerta de Herodes, abierto al barrio árabe musulmán de la Ciudad Vieja, donde les esperan, con sonrisas y comida árabe, un grupo de mujeres palestinas. La creadora de esta iniciativa, sostenida por primera vez por el Municipio de Jerusalén, es la israelita Dvora Pearlman. “La situación no respecta concretamente sólo a las mujeres, hay tantas “costumbres antiguas”, que están muy enraizados, sobre todo aquí en la Ciudad Vieja. Lo que promovemos es un nuevo camino: en lugar del camino de la separación, la nueva vía es la unificación, un camino hacia la unidad. ¿Cómo y cuando sucederá? Yo espero que suceda hoy”, concluía. Estas mujeres no realizan alguna protesta o reivindicación partidista, solamente creen que es un ejemplo a imitar y un mensaje para todos.
A principio del mes de mayo, un grupo de doce mujeres israelíes pasaron ilegalmente a ocho mujeres y a cuatro niños palestinos hacia Israel, desafiando la ley. El viaje fue un acto de desobediencia civil destinado a suscitar el debate sobre el sistema israelí de segregación que niega el acceso de los palestinos a ese territorio. Todos los vehículos pasaron por los puestos de control israelíes sin obstáculos. El grupo disfrutó de una tarde agradable a lo largo de las orillas del Mar Mediterráneo y en un parque cercano, antes de regresar a casa. Todas las mujeres que participan en este acto de desobediencia civil se arriesgan a entrar en la cárcel si son descubiertas. Aunque se presentaron cargos contra una mujer en la primavera de 2.010, hasta la hora presente no se han presentado cargos.
En la Jornada de la Mujer organizada por Dvora Pearlman, declaraba algunas de las participantes que es, “un día muy bello, muy particular porque estamos mujeres israelíes y árabes, es algo muy bueno estar todas juntas”.
“Nosotras vivimos un conflicto aquí. Pero las mujeres queremos vivir juntas y en paz, pero sólo las mujeres pueden hacerlo”.
“Hoy es maravilloso, hay más mujeres palestinas que judías, ya desde hace muchos años las mujeres buscan crear este proceso de paz y parecen cansadas de escalar la montaña para alcanzar este objetivo de paz, y hoy es un milagro y siento que sucedió algo nuevo aquí ahora”.
Es evidente que entre ambas identidades y culturas se generen “parejas mixtas”. Estas uniones, interraciales, interconfesionales, son tan extrañas en Israel y los Territorios Palestinos que no dan ni para una muestra válida de estudio. Lo saben bien los sociólogos de la Universidad de Haifa, que han tratado de estudiarlos. “Son la excepción de la excepción”, resume el profesor Yuval Spielberg. Hay indicadores que manifiestan que en los últimos años el veto a estas uniones se ha radicalizado, desde los templos y desde las familias. “La seducción es otra forma de guerra”, dice el rabino Shmuel Eliyahu desde Safed (Israel). Por una vez están ambas religiones en un concepto de acorde, y la sentencia arranca el asentimiento de Ibrahim Faruk, iman en una mezquita de Belen (Cisjordania, Palestina).
A los dos les repela la simple idea de un matrimonio mixto. Pero ¿cual es el temor real que ambos tienen? Talvez sea la perdida de fieles añadiéndole el elemento político, que puede ser el real fondo de la cuestión, el que ambos pavorosamente temen. “Hay palizas cruzadas, patrullas de vigilancia “antinoviazgo”, hasta campañas pagadas por los ayuntamientos para concienciar de los “peligros de la contaminación y la mezcla”, puntualiza el profesor Spielberg.
Mientras tanto, una de las asistentes a la Jornada de la Mujer, que se encontraron en la “Puerta de Herodes” comenta que “quiero decir que mi hijo tiene 18 años y está por comenzar el servicio militar, desde que era pequeño, cuando lo llevaba a la maternal y lo abrazaba, le decía: ‘un abrazo al día traerá la paz’. Y hoy le dije: “Tomar estoy yendo ahí por ti, porque quiero obtener esta paz para ti’”. Las madres de ambos bandos sufren la misma angustia al saber que en cualquier momento pueden enviar a sus hijos a la línea del frente.
Las mujeres también pueden acabar con todo el ciclo violento que se produce entre palestinos e israelíes. Ambas partes, llevan hace años hablando de un futuro en paz y sin violencia, un punto de vista, que es compartido por miles y miles de mujeres de todo el mundo. Las mujeres que quieren acabar con la guerra y guiar a sus pueblos a través del sentido común, pedían en 2.002 que la comunidad internacional formara a grupos de mujeres procedentes de todos los rincones del planeta para crear los Women´s Peace Corps, un organismo internacional de mediación compuesto por mujeres cuya finalidad es que les escuchen y ayuden a salvar a las mujeres.
Las mujeres palestinas viven una doble opresión, la de ser mujeres y el encontrarse en una nación ocupada. Ellas se llevan la peor parte de la negación de derechos a la población palestina en Israel, Cisjordania y Gaza. Aparte les toca lidiar con la pobreza que crea el alto desempleo y el estrangulamiento de la economía, proteger a sus hijos y familiares del ataque exterior y se hacen cargo de la frustración de toda la familia, a veces a costa de su propia salud mental y sufriendo violencia doméstica. El Centro para Mujeres de Jerusalén (JCW), surgió en 1994 en paralelo a la organización de mujeres israelíes Bat Shalom, fruto de las conversaciones informales iniciadas en el 89. Aunque el proceso de paz está estancado, no hay ninguna razón para creer que las mujeres no pueden ayudar a revitalizarlo. A través de la formación avanzada en gestión de conflictos y negociación, las mujeres que participan en este proyecto aprender enfoques nuevos e innovadores para la paz, tales como habilidades de comunicación no-violencia, la gestión del cambio, e inclusive técnicas de diálogo.
¿Por qué los medios de comunicación no se hacen eco de la labor que llevan realizando las mujeres palestinas e israelíes en su particular proceso de paz?
La reciente apertura del paso fronterizo con Gaza, ha sido un primer paso de los egipcios como un signo positivo hacia la causa palestina, aunque Israel lo viera peligro por motivos de seguridad. En el control de seguridad de Rafah, los egipcios no manifiestan algún signo de preocupación al respecto. “Es imposible que puedan pasar drogas o armas ya que se registra a todo el mundo y se les hace pasar por detectores de metales”, señala un responsable. Las mujeres palestinas de cualquier edad quedarán exentas de visado, al igual que los hombres menores de 18 años y los mayores de 40. Esperemos que la labor realizada por ciertas asociaciones y grupos de mujeres por ambos lados, puedan abarcar a una población femenina superior a la actual, para expandir una ola de no- violencia que pueda generar el gran primer paso para conseguir la paz definitiva.
Fuente:
• SIC
• Observatorio Mujeres Palestinas
• JWC
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