JORGE MARIRRODRIGA/LA FUSION BLOGSPOT.COM
Antes de zambullirnos totalmente en el inevitable torbellino propagandístico de la Flotilla a un servidor le gustaría hacer unas reflexiones sobre la participación hispana basadas en datos reales. Luego no importará nada, pero al menos quedará escrito, oiga.
La campaña Rumbo a Gaza se lanzó a bombo y platillo en España hace más de un año anunciando la intención de obtener un millón de euros para comprar dos barcos en los que subir, por lo menos, a 200 activistas españoles.
1-) Más de un año, y varios aplazamientos en la salida, después no han logrado recaudar ese millón de euros. De hecho una de las responsables aseguraba, en actos destinados a recaudar fondos hace apenas dos meses, que habían alcanzado los 100.000 euros. Apenas una décima parte… en el caso de ser verdad, claro. Y además habría que ver qué parte viene de donaciones de ayuntamientos (dinero público directo) y de ONGs (dinero público indirecto) y cuál es particular. La mayoría de los actos de recaudación se han realizado en ayuntamientos afines, conferencias, charlas, etc… Hubo varios conciertos musicales. Al primero, los asistentes rozaron el millar de personas. A los últimos no llegaban ni al medio centenar.
2-) De los dos barcos se pasó al objetivo de uno y luego a ninguno. El principal promotor del asunto repetía una y otra vez la importancia de llevar un barco con bandera española. No por afán patrio, sino para implicar al Gobierno español en un incidente diplomático en caso de intervención israelí. Puesto a reivindicar la bandera, el personaje podría empezar por tratar de convencer a su compañera –y co-promotora de la iniciativa– de que no pasa nada por utilizar la palabra España de vez en cuando en vez de repetir una y otra vez “Estado Español”, una expresión inventada por Franco para no decir ni “República” ni “Reino”.
No había barco español hasta que ahora ha aparecido el misterioso ‘Gernika’. Sin registro ni matrícula con ese nombre. Se puede comprobar en la web. Habría que recordar a los flotilleros que no basta con utilizar pintura para rebautizar un barco. Y que pueden izar la bandera que quieran pero que eso es como ponerle pegatinas a la matrícula del coche. No hay barco español.
3-) Los 200 activistas se han quedado finalmente en 20 (otra vez la décima parte). De todos los nombres famosos que nos decían una y otra vez que “han expresado su interés” en embarcar, al parecer nadie ha pasado de ahí. El más famoso español a bordo será (y hay que esperar para verlo) un actor quien asegura en público que Orlando Zapata –un albañil preso político en Cuba y muerto en una huelga de hambre– era un delincuente y terrorista. Toma libertad. La libertad del carcelero, claro.
4-) Los organizadores de la flotilla versión hispana se pusieron hace unas semanas en contacto con varios medios españoles ofreciendo puestos a bordo para sus enviados. Previo pago por la plaza, claro. En caso de que el medio no comprara pasaje los organizadores ofrecían los servicios de sus activistas como ¿periodistas? La respuesta ha sido variada. Vamos a oír y leer cualquier cosa.
Y ahora toca levar anclas. O mejor dicho, alzar el telón de este sainete antisemita. Pues nada muchachos. Buena travesía y que no os pase nada. Y si os metéis en un lío, los contribuyentes españoles pagaremos vuestra defensa legal, que para eso está el dinero público, que no es de todos, sino vuestro. Campeones.
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