YAOTZIN BOTELLO/ REFORMA
24 de junio 2011- A principios de 2009, se publicó en inglés la novela alemana Solo en Berlín, de Hans Fallada, y desde entonces se ha convertido en un éxito de ventas y un fenómeno editorial.
La novela trata de la lucha contra los nazis desde las clases populares, algo inédito. Y según la crítica literaria es lo mejor que se ha escrito sobre la resistencia alemana.
Sin embargo, hay algo más curioso todavía, Solo en Berlín no es una novela reciente, pues la primera edición data de 1947, pero entonces ni su autor vivió para verla, ni logró reconocimiento. Lo que parece haber cambiado en nuestros días, con más de 600 mil ejemplares vendidos y su traducción a unos 20 idiomas.
Jeder Stirbt für Sich Allein, traducida en Estados Unidos como Every Man Dies Alone o en Inglaterra como Alone in Berlin, se presenta ahora en español como Solo en Berlín con la editorial española Maeva, que atrasó la presentación del libro para tener los extras de la versión alemana. Y, en México, será distribuida en breve por Océano.
Carrera contra la muerte
Era el otoño de 1946, un año después del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando el alemán Hans Fallada conoció una historia real que se convertiría en su gran novela y su último trabajo como escritor: Solo en Berlín, que narra la vida de Otto y Elise Hampel, acusados de “traición” y ejecutados por los nazis El delito de los Hampel fue haber organizado una resistencia muy particular contra los nazis, una protesta a partir de postales con frases alusivas al régimen de Hitler, un régimen que les había arrebatado a su hijo.
Fallada tenía entonces 53 años, una segunda esposa, un historial de estancias en psiquiátricos y cárceles por problemas mentales y diversas estafas. También sufría un severo problema de alcoholismo y adicción a la morfina.
Un amigo se le acercó y le presentó unas actas de la Gestapo que había encontrado.
“Aquí tienes material para una gran novela”, le dijo.
Además de su historial de desórdenes, Fallada contaba con cierta fama como escritor, tenía un par de novelas publicadas y había trabajado como periodista.
Cuando Fallada leyó las actas, vio que, en efecto, había una historia que contar.
Acusados de traición, Otto y Elise Hampel habían sido decapitados por los nazis, según se asienta en las actas. Su traición fue haber organizado una resistencia popular contra los nazis.
Otto y Elise, que en la novela se convierten en los personajes Otto y Anna Quangel, vivían normalmente durante el nazismo, hasta que su hijo muere en batalla. Una furia se apodera de ellos y levantan una campaña contra el régimen. Sólo ellos dos. Escriben postales repudiando al Führer: “No lo apoyen”, “Hitler es un asesino”, “Sean cautelosos”.
“Son menos de 300 postales, nada más, pero los nazis piensan que es una gran conspiración. Las postales están por doquier”, dice Ulrich Ditzen, hijo de Fallada, cuyo verdadero nombre era Rudolf Ditzen.
La pareja deja las postales en las puertas de los edificios, en las escaleras de éstos, en toda la ciudad. Mucha gente las ve, pero también mucha gente los denuncia. Fue así como la policía los arresta en 1943, los juzga a comienzos de 1944 y para la primavera de ese año los ejecuta.
Cuando Fallada termina de leer el acta, pone manos a la obra. En apenas 24 días mecanografía unas 860 páginas. Eso fue en el otoño de 1946. Para diciembre es internado por problemas de alcoholismo y adicción a la morfina. En febrero de 1947, muere por una insuficiencia cardiaca. Prácticamente, Fallada había escrito Solo en Berlín en una carrera contra la muerte.
El rescate
Solo en Berlín, que en alemán apareció como Cada quien muere por sí solo, es publicado tres meses después de la muerte de Hans Fallada. Se hacen algunas obras de teatro, pero en el extranjero el libro no se publica.
Una carta recién encontrada en Jerusalén evidencia que un editor londinense rechazó publicar esta novela de Fallada. El director de la Biblioteca Nacional de Israel, Haggai Ben-Shammai, comentó al respecto que quizá los ingleses no estaban preparados entonces para una novela en donde unos alemanes tuvieran un papel como buenos cuando todo el país era visto todavía como enemigo.
El editor estadounidense Dennis Johnson, de la casa editorial Melville House, cree más bien que, como empezaban los tiempos de la división en Alemania, se pensó que Fallada era un comunista.
Johnson fue quien redescubrió la novela de Fallada “Lo leí y entré en shock. Sería tonto si no hubiera revivido este libro”, señala.
Para Liesl Schillinger, crítica de The New York Times, es el mejor libro sobre la resistencia alemana.
“Ese periodo es muy controvertido”, afirma Schillinger. “Existe el movimiento de Stauffenberg y el grupo de la Rosa Blanca, pero no se habla nunca de lo que los alemanes comunes y corrientes hacen”.
Debido al éxito que el libro estaba teniendo en otros países, la editorial berlinesa Aufbau anunció su reedición y aprovechó para añadir un capítulo nuevo y más correcciones. Incluso, la presentación se convirtió en un evento que atrajo a cientos de personas en un teatro en el centro de Berlín.
A dos años del rescate de la novela, se han vendido 200 mil copias en Estados Unidos, algo inusual para autores clásicos y sobre todo de Europa; 300 mil en Londres por la casa editorial Penguin, que compró los derechos a Melville, y 100 mil en Israel; además de haberse traducido, o estar en proceso de traducción, en 20 idiomas más.
El éxito de Fallada ahora es el éxito de una persona que, a pesar de todas sus irrealidades (su nombre artístico proviene además de cuentos de los Hermanos Grimm), siempre mantuvo los pies en la tierra: se quedó en la Alemania destruida de posguerra y, además, dejó la siguiente cita sobre Solo en Berlín: “Yo, el autor de una novela por escribir, espero que su lucha, su sufrimiento, su muerte, no hayan sido del todo en vano”.
Ulrich Ditzen, quien hoy tiene 81 años de edad, habla de su padre como un hombre infeliz, que trabajó como inspector agrónomo y que quedó en la lista negra de los nazis cuando éstos se dieron cuenta que una de sus novelas había sido llevada a la pantalla grande por Hollywood, donde reinaban los judíos.
Sin embargo, ahora, Solo en Berlín ya subió en Alemania de puesto: se encuentra entre los cinco más vendidos del país.
“El libro te lanza una cuestión personal: ‘¿Qué hubieras hecho tú en esta situación?’, una pregunta que va para todo tipo de lector”, concluye Ul- rich Ditzen.
REFORMA / Corresponsal en Berlín
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