Los judíos en el imperio austro-húngaro

PETER KATZ

Este Imperio multinacional existió desde 1867 hasta 1918, y albergó 52 millones de ciudadanos. Para darnos cuenta de su extensión territorial, diremos que iba desde el occidente, de Lombardía en Italia, hasta Lemberg en Galitzia, hoy Ucrania, en el oriente. De norte a sur, desde Praga en Bohemia, hasta Montenegro y Bosnia Herzegovina, en los Balcanes.

El establecimiento de esta potencia, bajo la conducción de los Habsburgo, logró no solamente mantener el orden en sus dominios, sino establecer la paz y la educación de sus súbditos. En todo el territorio la educación primaria y secundaria, era obligatoria y se impartía en idioma alemán.

Esto hizo que hubiera siempre una juventud, si no educada, por lo menos letrada, dispuesta a aprender algún oficio, para el cual había demanda. Después de algunos años, el joven escogido ya tenía un oficio con un diploma, el cual era reconocido.

El Emperador, Francisco José, era de la casa de los Habsburgo y reinó hasta 1916, cuando lo reemplazó su hijo Carlos I, quién reinó hasta que cayó el Imperio por haber perdido la guerra contra los aliados.

Viena era la capital, con una población cercana a los 2 millones de habitantes, de los cuales 200 mil eran judíos. La capital actuaba como un imán y atraía inmigrantes de todo el Imperio.

En la época en la que funcionó el Imperio Austro Húngaro, llamado “Die Monarchie”, era un país adelantado y con excelentes comunicaciones ferroviarias. Tenía una industria manufacturera, que inclusive lograba exportar, al resto del Continente Europeo.

Logró mantener la paz en Europa con sus aliados alemanes, lo cual favoreció mucho a las artes, a la arquitectura, y desde luego, a la educación.

El Imperio Austro Húngaro no solamente se componía de diferentes nacionalidades, sino que la gente profesaba diferentes religiones y hablaba distintos idiomas. Desde luego todos hablaban el alemán, idioma en el cual fueron formados, y así lograban comunicarse entre ellos.

Las provincias más importantes eran, desde Viena al sur: Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina. Al occidente: Lombardía, Pula y Dubroivnik. Hacia el Oriente: Eslovaquia, Bohemia y Moravia, Hungría y Transilvania, inclusive los territorios de Bukovina. Más hacia el norte: Silesia y Galitzia. La capital administrativa de este extenso Imperio era Viena.

Los judíos llegaron a los territorios del Imperio junto con las legiones romanas, alrededor del año 907 de la era actual.

Cuando se estableció el Imperio de los Habsburgo, existían numerosas comunidades establecidas en ciudades como Praga, Cracovia, Bratislava, Sopron (Hungría), Budapest, Zagreb, Sarajevo, Belgrado, Trieste y Lemberg (Ucrania). También había comunidades sefaraditas, formadas por judíos que llegaron de España en Sarajevo y Pristina.

Tras haber logrado mantener un largo periodo de paz en el Imperio Austro Húngaro, mejoraron mucho los ingresos de sus habitantes, se pudieron construir magnificas sinagogas y el nivel de vida de los judíos en estas tierras mejoró sensiblemente, como el del resto de la población. Es interesante notar que por estas mismas razones se incrementó el crecimiento demográfico.

La administración del Imperio era muy centralizada, lo que hacía que los altos funcionarios tuvieran que viajar a Viena con cierta frecuencia.

Estos viajes eran muy codiciados ya que, la vida cultural y artística, que imperaba en Viena, la disponibilidad de espectáculos y de manifestaciones de arte, la hacía muy atractiva para visitar.

La constante llegada de nuevos inmigrantes judíos mantenía un clima antisemita, simplemente porque los habitantes no judíos decían que no había lugar para más. En esto Viena no era muy diferente de otras ciudades europeas, solamente que aquí los números eran reales e inclusive la Comunidad Judía de Viena estaba preocupada.

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Peter Katz: Peter Katz nació en Viena en 1930, por lo que presenció los terribles horrores del Holocausto. Después de sobrevivir a la Shoá se trasladó a México, donde continuó con sus estudios. Actualmente es Presidente de la Unión de Sobrevivientes del Holocausto y miembro activo de APEIM. Entre las múltiples publicaciones que rodean a Peter, están las de Enlace Judío, donde trata temas históricos, económicos, políticos y culturales que rodearon al Holocausto.