JANE BISHMACHER DE GLASMAN
La historia del chocolate remonta aproximadamente al 600 A.C.; los Olmecas, que habitaban las tierras bajas del Golfo de México, fueron los primeros en aprovechar el fruto del cacao.
Los registros históricos muestran que los granos del cacao eran recogidos por los mayas en la península de Yucatán, en el sur de Méjico, y usados para hacer una bebida picante, en el 400 D.C. Con el cacao fabricaban un líquido oscuro que llamaban xocoatl (del náhuatle xococ “amargo” + atl “agua”), generalmente condimentado con vainilla y pimienta.
Desde allí los granos fueron negociados para los aztecas, más al norte de México que consideraban al chocolate como la bebida de los dioses.
Los Olmecas fueron una antigua cultura precolombina de Meso- América que se desarrolló en las regiones tropicales del centro y sur del actual México, aproximadamente donde hoy se localizan los estados de Veracruz y Tabasco, en el Istmo de Tehuantepec. La cultura olmeca floreció en esta región aproximadamente entre los años 1500 y 400 A.C., y se cree que haya sido la civilización madre de todas las civilizaciones meso americanas que se desarrollaran a posteriori.
En Noviembre del 2007, los arqueólogos encontraron vestigios de una plantación de cacao que databa del 1100 al 1400 A.C., en Puerto Escondido, Honduras. Por el tipo de recipientes encontrados y por el análisis de su contenido, se concluyó que se producía una bebida alcohólica por la fermentación de los azúcares contenidos en la pulpa que envuelve los granos
En esa época, el cacao era usado como una bebida, generalmente enriquecida con condimentos. Era ingerida por los sacerdotes en rituales religiosos.
En una época las semillas de cacao eran de valor y usadas como moneda corriente en intercambio.
Descubrimiento de América y del chocolate.
Históricamente, Cristóbal Colón fue el que descubrió el cacao para Europa en su cuarto viaje al Nuevo Mundo, en el 1502. Habría llevado semillas de cacao para el rey Fernando II, que pasaron casi desapercibidas en medio de las otras riquezas que llevó.
En ese momento el chocolate comenzó a esparcirse por otros lugares del mundo. El conquistador español Hernán Cortez, atacó a los aztecas en el 1520 y llevó a España la bebida que hasta entonces era desconocida para la civilización oriental.
La inquisición y el chocolate
Los españoles consideraban el chocolate como una bebida elegante, reservada para la realeza, los ricos y el clero. Mantuvieron el método de procesamiento del grano en secreto de otras naciones. Pero cuando los judíos fueron expulsados de España y Portugal, en el siglo XVI, algunos de ellos llevaron consigo el secreto de cómo elaborar el chocolate.
La inquisición española, fue una de las más mortales de la historia. Su reino de terror, duró hasta el inicio del siglo XIX. Sus tribunales juzgaban a los acusados de herejía – la mayoría judíos conversos al catolicismo o nuevos cristianos. Los culpables eran matados públicamente o aprisionados y sometidos a terribles torturas.
Gran número de conversos practicaba el judaísmo en secreto, eran los marranos o cripto-judíos. Después de la instalación del Santo Oficio en Portugal, en 1536, se asistió a una nueva ola de salida de nuevos cristianos para otros países. Francia fue uno de esos destinos, volviéndose refugio de muchas familias portuguesas que llevaron con ellos la fabricación del chocolate. Ciudades como Marsella, Toulouse, Rouen, Nantes y París pero sobre todo Bayona y Bordeaux, recibieron centenas de judíos portugueses, dando lugar que a partir de 1698, surgiese la expresión “nación judía o portuguesa”. Muchos se asentaron en las proximidades de St. Esprit, a lo largo del río Adour, en Biarritz. Esa fue la región en que la producción de cacao comenzó en Francia. Los comerciantes judíos fueron los responsables por el inicio de la industria del chocolate en Francia y en su difusión para el resto del mundo.
Muchos judíos expulsados de Portugal, vinieron para América del Sur y Central. Había también judíos holandeses, que ocuparon el noreste brasileño por un breve período, y fueron expulsados por los portugueses a mediados de 1600, de los cuales parte fueron al Caribe y un grupo para América del Norte.
Los indios tenían su propio sistema de procesamiento del cacao, pero lo mantuvieron oculto a los europeos. Pero los indios confiaban y gustaban de los judíos y compartieron el secreto con ellos. El cacao y la vainilla aún no eran bien conocidos en Europa y los comerciantes judíos comenzaron a exportar estos productos a otros judíos en Amsterdam, Hamburgo, Burdeos y Bayona.
Un sefardí brasilero y el chocolate francés.
El pionero del cultivo y procesamiento del chocolate en Brasil, fue Benjamín D´Acosta de Andrade, un cripto-judío portugués. Nacido converso en Portugal, volvió al judaísmo en Brasil. Cuando los portugueses retomaron el país de los holandeses, el se mudó con un grupo de su colectividad a la isla de Martinica en las antillas francesas, en 1654 y estableció la primera fábrica de procesamiento de cacao en territorio francés. Modernizó el proceso y comenzó a hacer píldoras de chocolate. El chocolate no se vendió muy bien al principio, pero el comercio creció y en 1684 se instalaron en Martinica más fábricas procesadoras la mayoría propiedad de judíos. Si no fuese por Benjamín D´Acosta de Andrade, el chocolate nunca podría haberse vuelto tan popular
En Inglaterra, la primera chocolatería fue inaugurada en Londres en 1657. En 1689, en Jamaica, el famoso médico coleccionista Hans Sloane, desarrolló una bebida en base de leche con chocolate que fue inicialmente usada por los farmacéuticos, posteriormente fue vendida a los hermanos Cadbury.
Como la industria del chocolate creció a lo largo de los años, muchos judíos eran líderes en la materia. Uno de ellos Aarón López, comerciante influyente, primer judío naturalizado en la colonia británica de Massachusetts. Otro de la década de 1790 fue Levy Solomons de Albany, N.Y., cuya fábrica proveyó a la clientela holandesa con chocolate para bebidas caliente.
Numerosos nombres judíos se encuentran en toda la historia del chocolate hasta la actualidad. Por ejemplo la famosa Sacher-torte de Austria, una torta esponja de chocolate, fue inventada por un joven judío de 16 años llamado Franz Sacher. En 1938 el chocolatero vienés Stephen Klein se mudó a Nueva York y redefinió el mercado de chocolate kasher, fundando Barton, que fue conocida por dar empleo a muchos refugiados judíos de Alemania. Una nueva generación de chocolateros hoy en Israel, propaga la cultura del chocolate al mundo entero.
Otros famosos chocolateros americanos judíos fueron Robert Steinberg y John Scharffenberger, co-fundadores de Scharffen Berger Chocolate en California a mediados de los años 1990. y uno de los nombres notables en la preparación del chocolate es Alice Medrich (nacida Abrams), que fundó las famosas tiendas de Chocolate en el norte de California.
Hay claramente una relación importante entre los judíos y el chocolate. Esto puede verse en los platos festivos como las tortas de chocolate de Pesaj. Y también hay matzot, latkes, blintzes y mandelbrot – todos de chocolate, y el dulce mas “valioso” de todos – Hanukah gelt, monedas de chocolate envueltas en papel de aluminio que son distribuidas en las fiestas a los niños.
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