GIULIO MEOTTI – YNET
Los “Protocolos de los Sabios de Sión”, un pequeño libro inventado por la policía zarista y que dice presentar las actas de una reunión secreta donde los judíos trazan su dominación del mundo, es la mayor mentira que se niega a morir. Es el único libro que ha tenido la distinción de ser perversamente influyente a nivel mundial y, al mismo tiempo, ser una (conocida) falsificación.
Los Protocolos están ahora en un lugar destacado no sólo en el Oriente Medio, sino también en la estantería occidental y cristiana. Libros basados en los Protocolos ya están disponibles incluso en países con escasísima presencia de judíos, como es el caso de Japón. Un éxito de ventas chino que se titula “La guerra de las divisas” está basado en los Protocolos, y explica cómo los judíos planean controlar el mundo mediante la manipulación del sistema financiero. El libro, se nos informa, se lee en las altas esferas del gobierno.
Recientemente, un stand de Irán en la Feria del Libro de Frankfurt presentaba una copia de los Protocolos publicada en inglés por la propia República Islámica de Irán. Miles de judíos fueron asesinados en Europa a causa de este infame documento. Hitler lo utilizó como un manual en su guerra de exterminio contra los judíos y se ha encontrado algún ejemplar de él en atacantes suicidas palestinos.
El renombrado historiador Bernard Lewis ha escrito que los Protocolos fueron introducidos en el mundo islámico por autores cristianos que tradujeron el libro al árabe. Esa operación vergonzosa aún azota al Oriente Medio. Los Protocolos rara vez atraen la atención de Occidente, y es que nos gusta pensar que sólo son una broma de mal gusto. Pero actualmente algunas sectas cristianas y algunos obispos fomentan el odio contra los judíos utilizando para ello el antisemitismo tradicional, en gran parte teológico.
De hecho, algunos obispos citan de nuevo los Protocolos a partir de una entrevista realizada al obispo de la Iglesia ortodoxa siria del Líbano, George Saliba, emitida por la cadena Al-Dunya TV el 24 de julio de 2011: “La fuente que financia e incita a todas las organizaciones internacionales, en Oriente y Occidente, y especialmente en el mundo árabe, está dirigida por una única y malvada organización, conocida como Sionismo”. “Ella está detrás de todos estos movimientos, de todas estas guerras civiles, y de todos los males que se producen, utilizando para ello a la gente de Occidente – ya sea de los EEUU, de Europa, o a sus seguidores”.
El reciente auge de conspiraciones antisemitas, especialmente en el “nuevo Egipto”, está vinculado con el renacimiento de los Protocolos, como esa versión moderna que consiste en acusar a Israel de distribuir droga mezclada con goma de mascar o con dulces con el objetivo de matar a los niños árabes y corromper sexualmente a las mujeres árabes, o bien esa otra acusación de emplear lencería empapada en tinta invisible para codificar mensajes secretos judíos.
Casi todos los años se publican nuevas ediciones de los Protocolos en árabe, persa y turco. Escuchando a los líderes “moderados” musulmanes (sin importar los ayatolás) y mirando las viles y racistas caricaturas en los medios de comunicación árabes – estrictamente controlados por los gobiernos -, inclusive Egipto y Jordania que oficialmente están “en paz” con Israel, se observa un odio patológico que puede estallar en ataques no convencionales.
Representando a “la corrupción occidental”, los judíos son demonizados nuevamente como “gusanos”, como un “cáncer”, como “expendedores intencionales” del SIDA por transfusión de sangre o bien por prostitución.
Estas conspiraciones se asemejan a la de Josef Stalin, quien acusó a seis médicos judíos de conspirar para envenenarle. Incluso el Consejo del condado escocés de West Dunbartonshire, centro de una polémica a causa de su boicot de los libros israelíes, admitió que había comprado un ejemplar de los Protocolos en enero.
Los Protocolos se exhiben ahora de forma destacada y sin complejos en el Aeropuerto Internacional de la capital de Malasia, en la carta fundacional de Hamas que incluye citas de los Protocolos, y el propio libro se puede encontrar en las librerías de El Cairo. Una traducción al árabe de los Protocolos también puede encontrarse en la web del Ministerio de la Autoridad Palestina de Información.
El año pasado, el conocido filósofo e izquierdista italiano, Gianni Vattimo, declaró que había que “reevaluar” los Protocolos, ya que “ahora sentía que reflejaban en gran medida la verdad sobre los judíos”. La Confederación de la Comunidad judía de Venezuela ha presentado una protesta al abogado general del país denunciando la promoción de los Protocolos por un grupo de medios de comunicación estatales.
Hace unos meses, el diario The Australian reveló que la mezquita más grande del país, situada en el centro de Sydney, había puesto a la venta copias de ese inflamatorio libro antisemita, y también los Protocolos ocupan un lugar prominente en Edgware Road, en el corazón de Londres.
El uso constante de los Protocolos en los medios de comunicación árabes, sobre todo en las series televisivas durante el Ramadán, crea una atmósfera donde se cree cualquier acusación formulada contra los judíos. No importa si los Protocolos son realidad o ficción: sus “predicciones”, dicen, se “han hecho realidad” en gran parte.
En diciembre pasado, el patriarca de la Iglesia de Antioquía, Gregorio III Laham, declaró que había una “conspiración sionista” tras el ataque por parte de Al Qaeda de una iglesia católica de Bagdad, donde 58 inocentes feligreses fueron asesinados. Richard Williamson, uno de los cuatro obispos ordenados por el arzobispo integrista Marcel Lefebvre – rehabilitado por el Papa Benedicto XVI -, afirmó que los Protocolos “son auténticos” y que los judíos luchan por el dominio del mundo “para preparar el trono del Anticristo en Jerusalén”.
El año pasado, Giacomo Babini, el obispo emérito de Grosseto, afirmó que creía que un “ataque sionista” estaba detrás de las críticas contra la Iglesia por los abusos sexuales efectuados por clérigos. Babini era citado en la web católica Pontifex diciendo: “Ellos no quieren a la Iglesia, son sus enemigos naturales. En el fondo, históricamente hablando, los judíos son los asesinos de Dios”. La Conferencia Episcopal se apresuró posteriormente a emitir un comunicado diciendo que Babini negaba tal entrevista.
Si bien es completamente irreal una supuesta conspiración judía para dominar al mundo, sí existe realmente una conspiración anti-judía que está infectando las mentes y los corazones de millones de personas en Occidente y otros lugares. El próximo mes, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, quien afirmó haber distribuido los Protocolos para exponer “el rostro real de este enemigo satánico (Israel) y así quemar y destruir completamente ese tumor mortal cancerígeno”, hablará en las Naciones Unidas en una “Conferencia sobre el racismo” en Nueva York.
Pero más trágico sería que un misil iraní Shihab, disparado desde Teherán contra Tel Aviv, solo requiriera de 12 minutos para golpear a los judíos. La mayor falsificación y el mayor libelo de sangre son una vez más el fomento de una catástrofe judía, ahora con la vergonzosa complicidad de algunos obispos cristianos. Los Protocolos se publicaron por vez primera en Rusia en 1905 por un sacerdote cristiano, Sergio Nilus. Un siglo más tarde, la palabra “judío” se ha convertido una vez más en un insulto aceptado a nivel mundial.
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