NUEVO MUNDO ISRAELITA
Arturo Castellanos fue un diplomático salvadoreño que murió hace 34 años sumido en la pobreza; su historia permanecía en el olvido hasta que en 1999 el historiador Carlos Cañas-Dinarte encontró copia de unos reveladores documentos en los archivos nacionales de San Salvador, y se ordenó una investigación que concluyó con la concesión del título de “Justo entre las Naciones” por Yad Vashem en 2010.
El diplomático ocupó una de las jefaturas del Estado Mayor en su país hasta que el gobierno de Maximiliano Hernández Martínez lo envió a Europa en los años 30 con la misión de comprar armas. De aquel viaje no regresó, porque Hernández Martínez lo veía como un rival político y prefirió nombrarlo cónsul general en Liverpool, Inglaterra. Después fue designado diplomático en Hamburgo y finalmente acabó en Ginebra, donde se hizo amigo del empresario húngaro Gyorgy Mandl, quien tenía ascendencia judía, y para protegerlo de la amenaza nazi, Castellanos lo nombró primer secretario del Consulado asignándole nacionalidad salvadoreña. Este fue el comienzo de un largo e intenso proceso de expedición de salvoconductos que se extendió a otros miles de húngaros de confesión judía, que de otra forma habrían acabado en campos de exterminio alemanes.
Los ahora llamados “papeles de la libertad” descubiertos por el historiador Cañas-Dinarte fueron certificados de nacionalidad salvadoreña emitidos a favor de grupos familiares. Entre 1942 y 1944 se llegaron a emitir al menos trece mil que amparaban hasta once personas por documento; así es como familias judío-húngaras, checas, francesas, alemanas y polacas, formaron la comunidad extranjera más numerosa de Hungría. Se calcula que fueron cerca de 40.000 seres humanos cuyas fotografías tuvieron la suerte de pasar por este salvadoreño.