OPPENHEIMER: El voto sobre Palestina

ANDRÉS OPPENHEIMER/ELNUEVOHERALD.COM

15 de septiembre 2011- Ahora que la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños han anunciado que se sumaran a las naciones islámicas para votar a favor de la creación de un estado palestino en la Asamblea General de las Naciones Unidas en las próximas semanas, es casi seguro que la moción será aprobada por una cómoda mayoría de por lo menos 120 votos.

Con la excepción de México, Colombia, Panamá, Costa Rica y Guatemala, cuyos votos aún no han sido anunciados, los países latinoamericanos —encabezados por Brasil, Argentina y Venezuela— se han pronunciado decididamente a favor de la propuesta de la Autoridad Palestina.

¿Qué tiene de malo que las Naciones Unidas voten a favor de la creación de un estado palestino?, le pregunté al viceministro de relaciones exteriores de Israel, Danny Ayalon, durante una entrevista reciente.

Ayalon respondió que la creación de un estado palestino debería ser el resultado de negociaciones entre Israel y los palestinos, y no algo impuesto desde el exterior. Esa es la manera en que recientemente se creó Sudán del Sur, y la manera en que se crearon en la década de 1990 los ex estados soviéticos: primero se llegó a un acuerdo entre los vecinos, y después se acudió a las Naciones Unidas para su aprobación, dijo. “La única solución posible es la que provenga de negociaciones entre ambas partes”, señaló.

Los líderes palestinos dicen que no tienen alternativa, porque Israel no está dispuesto a negociar, le señalé. Lo que es más, afirman que una resolución de Naciones Unidas no sería obstáculo para que las dos partes negocien más tarde, agregué.

“Eso no tiene sentido”, respondió Ayalon. “Ellos impondrán una resolución, gracias a la mayoría automática con que cuentan en las Naciones Unidas, y esa resolución se hará eco de sus caprichosas exigencias. Dejara a los palestinos encerrados en una postura intransigente, y no negociarán”.

¿Pero qué otra opción tienen, si Israel no hace concesiones?, le pregunté.

“Hemos estado haciendo muchas, y estamos dispuestos a hacer más”, dijo Ayalon, citando el hecho de que desde que se iniciaron las negociaciones, en 1992, Israel ayudó a crear la Autoridad Palestina, la respaldó económicamente, y devolvió el 42 por ciento de Cisjordania, y el 100 por ciento de la franja de Gaza. Los palestinos también tendrían que hacer concesiones, agregó.

¿Y qué deberían hacer?, le pregunté. “Deberían abandonar lo que ellos llaman ‘el derecho al retorno’ a Israel de los refugiados palestinos. Los refugiados deberían volver a su propio estado. ¿Por qué estaríamos creando por primera vez en la historia un estado palestino? Para que tengan un estado para los palestinos”, respondió.
En segundo lugar, los palestinos deberían llegar a un acuerdo con Israel con respecto a las fronteras, para que Israel no sea atacado nunca más, dijo. En tercer lugar, ambos bandos deberían llegar a un acuerdo sobre Jerusalén, agregó.

“Jerusalén ha sido la capital del pueblo judío durante 3,000 años”, dijo Ayalon. “Jerusalén es mencionada en nuestra Biblia judeo-cristiana 700 veces, y no aparece mencionada ni una vez en el Corán”.

¿Pero por qué tanto problema por esta resolución, si las resoluciones de la Asamblea General son en gran medida simbólicas, ya que sólo las resoluciones del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas son obligatorias?, le pregunté. Estados Unidos ya ha anunciado que vetará esta resolución en el Consejo de Seguridad, agregué.

“El problema es que, al saltearse acuerdos —los acuerdos de Oslo— que establecen que no recurriríamos a las Naciones Unidas, sino que resolveríamos nuestros mediante negociaciones bilaterales, ellos están eligiendo el conflicto y las confrontación en vez de la cooperación y la negociación”, dijo Ayalon.
Mi opinión: Ayalon, para su conveniencia, omitió referirse al hecho de que el gobierno de línea dura del Primer Ministro Benjamín Netanyahu en Israel está dificultando las negociaciones al seguir expandiendo los asentamientos israelíes en territorios árabes.

Pero Ayalon está en lo cierto al decir que una resolución para crear un estado palestino según los términos de los palestinos —que permitirían que 4.5 millones de palestinos, casi todos ellos descendientes de los refugiados de la década de 1940, regresen a territorio israelí— sería una manera indirecta de destruir a Israel como estado judío.

Si la Asamblea General de las Naciones Unidas vota una resolución a favor del concepto general de crear un estado palestino, para que los palestinos tengan una muy merecida patria, todos deberían apoyarla. Pero si se trata de una resolución que no reconozca el derecho de Israel a existir como estado judío, y que incluya la exigencia del “derecho al retorno” de los refugiados palestinos a Israel, sería equivalente a votar a favor de una destrucción demográfica en cámara lenta del estado de Israel, y no debería recibir el apoyo de ningún país.

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