¿Y cómo salimos de esta?

MOISÉS NAÍM/ELPAÍS

18 de septiembre 2011-  Las etapas son conocidas. Negación (“no está pasando nada”). Rabia (“¿por qué a mí?”). Negociación (“¿qué puedo hacer para posponer lo inevitable?”). Depresión (“no vale la pena hacer nada más; esto se acabó”). Aceptación (“todo saldrá bien; el mundo seguirá adelante”). Estas son las cinco etapas del duelo que, según Elisabeth Kübler-Ross, atraviesan todos los que enfrentan la muerte o una pérdida catastrófica.

Sospecho que Kübler-Ross nunca imaginó cuán útil sería su esquema para entender la conducta de los Gobiernos confrontados con una grave crisis financiera. Por estas etapas pasaron los argentinos (varias veces), brasileños, mexicanos, rusos y asiáticos. Ahora le toca a Europa (y a Estados Unidos, pero esa es otra historia). Yo no sé -ni creo que nadie sepa- cómo van a evolucionar las convulsiones que están transfigurando las economías europeas o cómo reaccionarán los mercados financieros y los Gobiernos en su interminable ciclo de acciones y reacciones. Sabemos que los 150.000 millones de euros que Europa envió a Grecia no compraron mucho y que medidas de austeridad que hasta hace poco eran inimaginables ya han sido adoptadas en Italia, España y otros países amenazados. Pero nada parece funcionar.

Cuando anticipar lo que viene se hace tan difícil, es bueno echar mano del pasado; aun sabiendo que, a veces, lo que pasó antes es una guía poco fiable para vislumbrar el futuro. Sin embargo, el análisis de un gran número de crisis de este tipo en diversos países le ha permitido a Carmen Reinhart, coautora (con Kenneth Rogoff) del magnífico libro Questa volta è diverso. Otto secoli di follia finanziaria, identificar las cinco tácticas más comunes que los países altamente endeudados han usado para reducir su endeudamiento.

1. Crecer. Se trata de ir saliendo del problema expandiendo la economía. A medida que esta crece, aumentan los ingresos fiscales y disminuye el peso de la deuda. Muchos países lo han intentado; pocos lo han logrado.

2. Dejar de pagar. En lenguaje más técnico esto se llama moratoria, suspensión de pagos, reestructuración de la deuda, default o plan Brady. En la práctica, no implica otra cosa que la cruda notificación que los países hacen a sus deudores de que les pagarán menos de lo que les deben y que lo harán en un plazo más largo al que se habían comprometido inicialmente. Reinhart encontró que, desde su independencia en 1832, Grecia ha estado en mora el 48% del tiempo. Argentina también es un usuario frecuente.

3. Austeridad. Este es un tema tan dolorosamente familiar hoy para los europeos como lo fue en los años noventa para latinoamericanos, rusos y asiáticos. Implica draconianos recortes del gasto público, tanto del superfluo como del que no lo es tanto. Reduce la deuda, pero también saca manifestantes a la calle y, a veces, derriba Gobiernos.

4. Inflación. Cuando aumentan los precios, el valor de la deuda en esa moneda disminuye tanto como la tasa de inflación. La inflación es mala para la economía, especialmente para los asalariados, y alivia el problema del endeudamiento de una manera menos políticamente estridente. Pero no resuelve el problema del endeudamiento en otras monedas.

5. Represión financiera. Ocurre cuando los Gobiernos toman medidas que canalizan hacia ellos mismos fondos que de otra manera irían a otros propósitos o saldrían de la economía. El arsenal que incluye estas medias es variado, tentador, peligroso y… frecuentemente utilizado. Incluye la imposición de límites a los tipos de interés que paga el Gobierno, la obligación de que los bancos usen deuda pública como parte de sus reservas, la nacionalización de la banca, o partes de ella, o los controles al libre flujo internacional de capitales. Suena extremo y lo es. Pero estuvo de moda en los países menos desarrollados entre los años sesenta y ochenta. Carmen Reinhart, quien sospecha que puede venir otra época de auge para este tipo de medidas, recuerda que también fueron comunes en Estados Unidos y otros países desarrollados entre 1945 y 1980 y que fueron esenciales para ayudar a liquidar las deudas acumuladas en la II Guerra Mundial.

Claro está, ninguna de estas cinco tácticas excluye a las demás y pueden ser combinadas; en particular, la inflación y la represión financiera se acompañan con frecuencia.

Repito: no sé cómo evolucionará esta crisis. Pero sí sé que las ideas de Kübler- Ross combinadas con las de Reinhart ayudan a visualizar lo que hay detrás de muchas de las noticias que nos llegan de Europa.

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