SALOMÓN LEWY
El embajador Rashid , representante y vocero de la Autoridad palestina – de Mahmoud Abbas , alias Abu Nidal, el terrorista, asesino de niños de Ma’alot- declaró públicamente en la antesala de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ante los representantes de la prensa del mundo, que “ellos” quieren una zona, la suya, libre de judíos.
Esta declaración pública confirma lo que hemos venido escribiendo durante tantos años.
Vayamos desmenuzando el trasfondo. Supongamos que es posible el establecimiento de un Estado palestino, porque ciento veinte naciones en la Asamblea General voten a favor y que luego el Consejo de Seguridad reciba el veto de los EUA y, por consiguiente, se le dé a Palestina sólo el grado de país observador. Este sería el primer paso.
(Antes de continuar, ¿me permiten hacerles una pregunta? ¿A quién hizo su primera llamada Barack Hussein Obama al tomar posesión como Presidente de los Estados Unidos? ¡Nada menos que al susodicho Mahmoud Abbas!)
Digamos que, echando imaginación, a final de cuentas, se votara y los palestinos lograran obtener el “status” de país reconocido. El júbilo de los “políticamente correctos”, de uno y otro lados sería inenarrable. ¡Por fin se hará justicia a los sin tierra, a los desposeídos, a quienes sufrieron la ocupación militar y vivieron tantos años sojuzgados! Tendrán una patria, una nacionalidad propia, independencia. Podrán decidir su propio destino, con sus propias leyes, economía, moneda, y, sobre todo, identidad.
Concepto primario: Aquí no se permiten judíos.
¡Caray, qué bien! ¿Dónde escuché esto antes? Ya recuerdo. Cuando mis padres (Z”L) vivían en Alemania en los 30’s con todos sus familiares y la tendencia de “Judenrein” era el slogan favorito del régimen nazi. No me extiendo en el tema por no desviar la atención del tema principal, mas viene a mi memoria el infame rótulo en un figón de un pueblo en Alabama, EUA: “No dogs or Jews allowed”.
¿Necesito dar muchos ejemplos? Permítaseme hablar del títere de los ayatolas iraníes, Ahmadineyad, promotor de Hizbala y Hamas, cuya tesis ya conocemos: “Hay que borrar de la faz de la Tierra al Estado judío”. (Sin embargo, es recibido en la malhadada O.N.U. con honores para lanzar sus diatribas y decir, entre otras lindezas, que Irán no intenta desarrollar y utilizar las armas nucleares).
Volvamos a la realidad.
¿Cuál es el interés fundamental del Estado de Israel? La respuesta es simple: la seguridad de sus habitantes. Esto se traduce en la seguridad del los judíos del mundo, sin duda.
Habemos muchos, quienes siendo o no ciudadanos israelíes, sentimos que Israel es nuestro, de todos. Sí, ya sé que nos es difícil convivir con o entre algunos, es natural.
Pero ¿qué quieren? Así somos. Pero cuando se trata de discriminación – que esa es la palabra clave – nos hierve algo importante en el alma y nos solidarizamos unos con otros.
Se entiende que el ruido que hacen los medios, particularmente los “políticamente correctos”, enerva hasta al más moderado, sobre todo en tratándose de un conflicto como el de Medio Oriente. A esto podemos sumarle la malamente publicitada “primavera árabe”, la contribución del gobierno turco y la megalomanía de su Primer Ministro, con su aspiración a ser líder de la región.
Agreguemos la actitud de algunos gobiernos de Sudamérica – Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay, etc.- con sus cartas y declaraciones públicas, y la postura de los sempiternos enemigos políticos del gobierno de Israel, como los países nórdicos de Europa.
Para continuar con este deforme cuadro, plasmemos a China y Rusia en él, aunque su actitud sea producto de intereses diferentes.
Redondeando la obra tenemos a un cierto porcentaje de judíos norteamericanos que no pierden la oportunidad de siquiera permanecer al margen; tienen que opinar, y lo que es peor, lo hacen atacando al gobierno de Israel e, incluso, defendiendo la causa palestina.
¡Cómo no va el judío”de a pie” a sentirse inquieto, nervioso y abrumado!
Entonces: ¿Todos aquellos apoyan las declaraciones antijudías, dando validez a “Judenfrei” Palestina, la Palestina libre de judíos?
Mas nuestro Pueblo estoico, endurecido por los sufrimientos, las persecuciones, las tragedias – por una parte – y valiente, decidido, seguro de sí mismo por la otra, confiado por su estructura moral, ética e incluso militar y sobre todo, por su gran sentido de solidaridad hermana, sabe soportar toda la presión que se ejerce sobre él.
Esto no quiere decir que volvamos a ser un “ghetto” en versión moderna. Nuestro Pueblo se caracteriza por saber discutir, a veces hasta el extremo. Hay entre nosotros quienes sostienen que si la ONU vota favorablemente al establecimiento de un estado palestino, cualquiera que sea el “status” que se otorgue, simplemente echamos para atrás todos o cualquier acuerdo al que se hubiera llegado a lo largo años de negociaciones. Para empezar, se cancela la remesa de dinero, agua, energía eléctrica, etc.
Otra corriente de nuestra opinión dice que Israel anexe, de una vez por todas, Samaria y Yehuda – y a ver “de a cómo nos toca”.
Otra más, respondiendo a lo sostenido por Rashid respecto a la limpieza étnica de Palestina, propone que se pague con la misma moneda: expulsar a todos los árabes que viven ( y conviven) en Israel.
El mejor procedimiento para llegar a acuerdos es el de las negociaciones, ya sabemos, pero ¿cuánto tiempo puede utilizarse para negociar? Ya llevamos mucho años. Concesiones van y vienen, reconocimientos, ( hechos, no sólo papeles) y ¿a cambio de qué? Frustraciones, violación de palabra, ataques armados y mentiras públicas.
Caminos no hay ya muchos; recursos algunos, pero fuertes, sólidos.
Así como una mayoría – por conveniencia política o económica – votará por un estado palestino en la ONU (y no sabemos bien qué pasará en el Consejo de Seguridad), del mismo modo Israel tiene amigos valiosos. Contará con ellos como ellos lo hacen con ese pequeño-gran País.
En tanto los judíos seamos solidarios unos con otros, mientras seamos “your brother’s keeper”, porque ese es el Mandato, tendremos buenos resultados.
Jatimáh Továh para 5772.
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