MARIO NUDELSTEJER T.
Antes de caer la noche en la explanada se iba congregando la multitud y, conforme desaparecía la luz en el firmamento y con un viento frío anunciante del otoño, muchos solo esperábamos el momento para que las puertas de entrada al Auditorio Nacional en la ciudad de México se abrieran y permitieran el paso a las localidades.
Armado con grabadora electrónica en mano y la cámara al hombro, y acompañado de mi hija menor, Yaffa, auscultamos el panorama que ofrecía este edificio ícono de la gran capital, que se asienta en pleno Paseo de la Reforma frente a los majestuosos hoteles que han hecho de la zona de Polanco el centro de confluencia de muchos intereses, especialmente los culturales y sociales.
El concierto “Mujeres del Mundo Cantan, por un Mundo sin violencia” era el atractivo de esta velada. Una conjunción de voces femeninas convocadas bajo la diestra dirección y producción de Orly Beigel, a quien a últimas fechas apenas y podía uno acercársele porque este emprendimiento le absorbió en cuerpo, mente y alma, y no era para menos. El objetivo, la concientización sobre el urgente respeto a los Derechos de Género que con sensibles melodías interpretarían las artistas internacionales.
En este sentido ya había preparado breves preguntas para obtener opiniones exclusivas para www.enlacejudío.com y versaban para conocer de primera mano lo que quienes asistían consideraban importante en estos conceptos. Y era muy sencillo: ¿Sabe usted el porqué del sentido de este evento? ¿Qué piensa de la situación de violencia contra la mujer? ¿Qué le parece que mujeres hablen, o canten a favor de las mujeres?
De plano abordamos a algunas personas que amablemente nos respondieron como les relato enseguida:
José Juan y Marcela Rodríguez:
“El programa es muy llamativo porque la presentación de este grupo de artistas es en sí un hecho insólito, muy rara vez se les ve en conjunto, y el objetivo de promover la defensa de la mujer contra la violencia que la ofende es muy importante.
“En México, aunque hay mucho cariño para la mamá, en los demás aspectos nos hace falta mucha cultura y conciencia de los Derechos que les deben conferir las leyes. Creemos que este tipo de promociones deben ser más frecuentes, sobre todo hacia las nuevas generaciones”.
Diana Curiel (acompañada de Salvador Bucay y su esposa):
“Siento que en México, la verdad hay que apoyar a las mujeres, muchas de ellas que se encuentran solas, trabajan, atienden familia y llevan de comer a su casa; realmente están solas. Creo que las mujeres debemos apoyarnos y promover el respeto a las mujeres, como también el respeto al ser humano.
“Las mujeres debemos también respetar al hombre como a todos los seres… Benito Juárez ya lo dijo, ‘el respeto al Derecho ajeno es la paz’. Igual importante es el respeto a los Derechos de los niños, sin duda. Todo debe ser respeto…”
Teresa Caltum de Mizrahi (acompañada de Elena Darwisch de Caltum y Moisés Caltum):
“Tengo entendido que el concierto es de cinco mujeres cantantes, de lo mejor que hay en el mundo, y es interesante que promuevan el respeto a los Derechos de la mujer… Nos hace falta esta conciencia porque la mujer siempre está en muchos casos en segundo término.
“Aunque en nuestra tradición es muy importante porque la madre es quien educa a los hijos, y en ese sentido es fundamental la mujer en el ámbito familiar”, concluyó.
Luego ingresamos al Auditorio con todo el público, optamos por sentarnos en la parte de atrás del Primer Piso donde amablemente nos dieron acceso los controladores en la sala. Y vimos un Auditorio lleno, con la gente expectante para el inicio. A lo lejos el escenario, enorme e iluminado, ya presentaba los instrumentos de los músicos en vivo y sendas pantallas a los costados para disfrute de quienes estábamos lejos del espectáculo.
Luces tenues en la bóveda de la edificación y el anuncio inmediato en las pantallas de la primera cantante, la conocidísima y casi mexicana Denise De Kalafe. Con guitarra en mano inició sus melodías, el público volcándose en cariño porque le conoce bien, le quiere bien.
Los controladores de la sala no daban abasto en este inicio, mucha gente de diferentes estratos sociales buscaban acomodo en sus lugares asignados. Mi vecino de la izquierda pedía silencio, el acomodo de las personas fue suavemente realizado sin contratiempos. De una fila casi vacía cuando llegamos, en pocos minutos ya las butacas estaban todas ocupadas y se sentía la emoción de los asistentes con la voz melodiosa, sedosa de la Kalafe que hemos conocido.
Si María de todas las flores arrancó aplausos, Olvidarte dedicado a la mujer, a la madre elevó la ovación a gritos del público. Ella, con esa sencillez que le caracteriza, agradeció con varias venias y lanzó besos a su público.
Los comentarios no se hicieron esperar, los más de los cuales destacaban su presencia en escena. Y en el cambio hicieron aparición al frente del escenario la conocida actriz de programas televisivos y telenovelas, María Reneé Prudencio acompañada del ilustrado y conocedor comentarista, Nicolás Alvarado. Así, en los espacios entre una y otra artista refirieron breves y documentadas cápsulas sobre los Derechos de la Mujer en varios países del mundo y lo que contempla la ONU en este importante renglón.
Con esos comentarios María Reneé y Nicolás fueron introduciendo a los asistentes en lo que significa el Derecho de Género y el respeto a la mujer para combatir la violencia, que ellos ejemplificaron cruda y realmente en los detalles.
Entre mis vecinos la respuesta a esos ejemplos era de horror por un lado, y de consternación por el otro, lo que denotaba comprensión y compromiso emocional. Pregunté ¿qué le parecían esos datos? Y la respuesta no se hizo esperar: “Es una realidad que conmueve, y todos deberíamos haber escuchado mucho antes esta documental, pues entre más amplio se conozca lo que ocurre en el mundo y se compare con nuestro país, mejor será la solución a este insidioso mal que aqueja hoy a la sociedad”.
Julia Migenes encantó al público con su voz y su desenvoltura operística, su calidez y tersura tonal. Venía acompañada de un grupo musical en el que destacaron las dotes del pianista, Ron Albert quien, avezado y diestro en la interpretación estilo Blues, deleitó acompañando a la cantante que también arrancó estruendosa y amplia ovación.
Luego hizo aparición, tras los consabidos, ya, comentarios de los anfitriones del evento invitados por Orly Beigel para la concientización, que era la motivación principal de este concierto, la cantante brasileño-estadounidense Bebel Gilberto, hija del afamado Joao Gilberto y cuya interpretación del Bossa Nova que desarrolló su padre y ella derivó en electrónico, fue acompañada magistralmente por el saxofonista, Jorge Continentino, de grandes dotes y altura musical, que le dieron marco latinoamericano a la velada.
Adelante, Mala Rodríguez movió, sacudió el Auditorio Nacional con su interpretación del Rapp Español que le ha caracterizado y ganado el cariño de los jóvenes. Y tras el intermedio Olivia Gorra con Popurrí, Tereza Salgueiro en Senhores da guerra, y la africana Angelique Kidjo con Kelele, hicieron del disfrute de este concierto la culminación de un gran esfuerzo de producción escénica.
La cima se alcanzó cuando el conjunto de cantantes interpretó África basada en ritmos que le desprenden al espectador de su participación apacible como observador, para sumarse al compás que la música alcanza en su momento ascendente.
Conocedora profunda de lo que significa el canto profesional, la Sra. Jennie Serur, opinó que en general y “aunque demasiado extenso”, el programa le pareció “bellísimo, en especial el sabor que imprimió Angelique Kidjo al programa” y que fue presentada al final antes de reunirlas a todas.
“Me parece que el motivo de reunir a estas cantantes tiene un sentido social que no se ha abordado y que impacta en la conciencia, siempre que haya quien escuche en verdad lo que significa la violencia que sufre la mujer”, comentaba una señora de mediana edad a su acompañante, también mujer de la tercera edad, a la salida del concierto.
En una pareja, tomada de la mano, lo escuche a él señalar: “Es la mujer quien tiene que velar por sus Derechos y su integridad, haciendo ver a la sociedad que faltan valores que hay que transmitir en la misma educación de los hijos. En esto también fallan las escuelas…”
Por su lado, un grupo de jóvenes mujeres salían con una algarabía inusitada, encantadas al parecer por la conjunción de estas artistas en un solo evento, que les ha dado oportunidad de gozar un concierto de gran valor en todos sentidos.
Nosotros, caminamos de regreso por las calles de Polanco, Arquímedes es a esa hora apacible pese al tráfico de autos que desciende de “Los Pinos” con rumbo a San Joaquín. El viento frío anuncia el otoño, y aun en el cielo despejado se ve la luna, se aprecia la ciudad en todo su esplendor por las luces en los altos edificios. Recapacito en “Mujeres que Cantan, por un mundo sin violencia”, que es un enorme anhelo… ¡un mundo sin violencia!
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