BECKY RUBINSTEIN F.
La visita al museo judío de Florida es, como afirman nuestros vecinos del norte, un “must”. Dicho museo, localizado en el 301 Washington Ave, es un museo modelo encargado de “recolectar, preservar e interpretar las evidencias materiales de los judíos asentados en Florida”, entre ellos, el escritor judeo-polaco Isaac Bashevis Singer, merecedor del Nobel, quien paso sus últimos días en aquellos lares. Por cierto, el Museo judío es apoyado económicamente por particulares, fundaciones y donadores del Estado de Florida, del Departamento del Estado, de la División de asuntos culturales entre otras instituciones.
En el mes de septiembre se invitó a la inauguración de “Wooden Synagogues of Poland and the Florida connection”, o sea “Las sinagogas de Polonia y su conexión con Florida” gracias a la donación del judío de origen inglés Peter Maurice inspirado en sinagogas polacas de madera instauradas en el siglo XVII y XVIII y desaparecidas durante el Holocausto.
Más de uno preguntará ¿cómo es posible que el artista se haya inspirado en sinagogas desaparecidas décadas atrás? Las diez sinagogas, de Przedborz, Gombin, Zabludow, Gwodziek, Wysokie Mazowieckie, Lutomiersk, Kornik, Narowla, Glinne y Pilica , evocadores de la tradición judía, del arte popular fueron copiadas de libros del ayer por su hacedor, quien buscaba en el arte la cura para su avanzado cáncer.
Y mientras se enfrentaba a su padecimiento mortal, surgían las sorprendentes sinagogas remedo de aquellas desaparecidas por manos nazis.
De acuerdo a algunos historiadores de arte, las sinagogas de madera en suelo polaco eran extraordinariamente bellas: sus muros contenían pinturas extraídas del más prístino arte popular judío. Cabe recalcar que, mientras en múltiples países europeos los judíos tenían prohibido integrarse a los gremios, en Polonia los judíos de los shtetlaj , de las aldeas judías, creaban maravillosas sinagogas decoradas y talladas con preciosura del todo originales. Aves, flores y frutos, estrellas de David y candelabros, entre otros símbolos, proliferaban en abundancia para alegría de los fieles.
Por desgracia, las magníficas y únicas sinagogas, construidas en el siglo XVII y XVIII, no existen más. Las juderías desaparecieron al tiempo que los nazis establecían en pueblo polaco campos de exterminios.
Cuando Polonia recobró su independencia en 1919, vivían en Polonia casi tres millones de judíos, sujetos a intolerancia y pogroms que decidieron sus vidas. La mayoría de judíos polacos salieron a un nuevo exilio: a los Estados Unidos de Norteamérica, a Sudamérica. Algunos se establecieron en Israel, la tierra de sus ancestros. Tras la caída del comunismo en 1989, algunos judíos retornaron a suelo polaco.
Actualmente viven en Polonia 50, 000 judíos. Algunos, los menos, quizá atesoren en su memoria aquellas sinagogas donde rezaron sus ancestros durante centurias. Para la mayoría, las sinagogas de tiempos idos, pueden contemplarse en las páginas de un libro de hojas amarillentas y a punto de resquebrajarse.
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