LORI PALATNIK/AISH LATINO
¿Cuál es nuestro trabajo como padres? A veces nos distraemos y pensamos que somos los chóferes, los cocineros, el árbitro… Nuestro trabajo como padres es ser educadores. Somos profesores. La palabra hebrea para la educación es jinuj, que está directamente relacionada con la palabra Januca, que significa dedicación. ¿Cuál es la conexión entre educación y dedicación? Cuando realmente educas a un niño, estás otorgándole valores que son eternos. Nuestro trabajo como padres es ser profesores de valores.
Hay tantos valores que podríamos discutir en este artículo, pero nos vamos a enfocar en ocho valores centrales. Recuerda que cada uno de ellos es un mundo entero en si mismo (esperando que esto te inspire a aprender más sobre el tema).
La mejor forma de enseñar estos valores a tu hijo es viviéndolos. Sé un modelo a seguir. Ten una relación amorosa con tus hijos, y, Dios mediante, verás niños que vivirán esos valores.
Valor #1: Discurso Ético
La Torá nos enseña que cuando alguien chismea sobre otros, es un triple homicidio. Tres personas mueren: la persona de la cual se está hablando, el que habla, y el que escucha.
La persona de la cual se está hablando muere a los ojos de todos los que están escuchando. El chisme es como una bala de fuego, una vez que se aprieta el gatillo, alguien va a resultar herido. Nunca podrás recobrar la bala de vuelta. Una vez que hablas en contra de alguien, lo que hayas dicho queda por siempre en la mente de todos los que escucharon, y ellos nunca más verán a esa persona de la misma manera en que lo hacían antes.
El que habla también muere a los ojos del que escucha. ¿Pero es esto realmente así? ¿No es acaso el hablador (no lo llaman así por nada), el centro de atención?
Si estás hablando mal de él en este momento, seguramente hablarás mal de mí también.
Quizás sean el centro de atención por un momento, pero los chismosos en realidad están cometiendo un lento suicidio social cada vez que hablan mal de otros. Las personas no acudirán a ellos para confiar sus secretos, no les pedirán consejo ni los verán con admiración. Como todos sabemos: “Si estás hablando mal de él en este momento, seguramente hablarás mal de mí también”.
La persona que muere de manera más agresiva es el que escucha. De este triángulo de personas, el que escucha tiene mayor control para detener el chisme, y si no lo hace, a los ojos de Dios él es el más culpable. Entonces aléjate, cambia de tema, juzga para bien a la persona de quien se habla, dile a la gente que no te interesa saber… cueste lo que cueste. Deja en claro que te niegas a escuchar. Porque si no hay nadie que escuche, entonces no hay nada que decir.
Muchos dicen que el chisme es entretenido. Puede ser entretenido… a menos que estén hablando de ti.
Valor #2: Verdad
Nos han enseñado que cuando Dios firma Su nombre, Él firma: “Emet” Verdad. Sí, esta bien, sabemos que en realidad Dios no toma un lapicero, pero aprendemos de esto que la verdad es una cualidad extremadamente importante.
A uno nunca se le permite mentir, excepto bajo tres circunstancias. La primera es por shalom bait, por paz entre las personas. Si alguien te pregunta si te gusta su corte de pelo, o si te gusta como redecoró su casa, y a ti no te gusta, entonces tienes permitido mentir y decir que sí te gusta. Los sentimientos de las personas son una verdad mucho más elevada que esta otra verdad. La mayoría de la gente no está preguntando en realidad tu opinión. Si la quisieran, te hubiesen preguntado antes de cortarse el pelo o de redecorar la casa. Ellos están en realidad pidiendo tu aprobación. Entonces, dásela.
La segunda circunstancia en que se permite mentir es para preservar tu privacidad. Si alguien te pregunta si tuviste un aumento de $10.000 dólares, y realmente sí lo obtuviste, de todas maneras puedes responder “no”. ¿Por qué? Porque no es asunto de los demás. Tu vida no es un libro abierto. Se te permite tener tus límites de privacidad. (Por supuesto, si el Servicio Nacional de Impuestos Internos te pregunta si obtuviste un aumento de $10.000 dólares, ¡ese sí es asunto de ellos!).
La tercera circunstancia en que se permite mentir es para minimizar tus propios logros. Si eres elogiado por haber recaudado fondos para manejar una escuela, puedes mentir y decir que simplemente eres una más de las personas del comité, aunque seas el que lo hizo todo solo. Tú sabes lo que hiciste, Dios sabe lo que hiciste, nadie más lo tiene que saber.
Valor #3: Humildad
La Torá considera la humildad como uno de los mejores rasgos de carácter, pero nunca verás en la Revista Time “Los Hombres más Humildes del Año.”
¿Si yo te dijera que vas a conocer a la persona más humilde que alguna vez vivió, te imaginarías una persona pequeña con un tipo de voz dulce? La Torá nos enseña que Moisés fue el hombre más humilde que alguna vez vivió, y él no era ninguna persona tímida. Él resistió al Faraón, se encontró con Dios en el Monte Sinai, fue victorioso en la guerra…
La humildad no es “no soy nada”. La humildad es “soy algo, pero no lo tomo como algo mío. Conozco la Fuente verdadera de ello”. Cuando usamos nuestro aspecto, nuestros talentos, recursos, habilidades e inteligencia, simplemente estamos cobrando el cheque que Dios escribió. No te sientas orgulloso, siente el placer. Sólo estás usando lo que Dios te dio.
Valor #4: Honrar a los Padres
En las tablas de la ley (los diez mandamientos), honrar a los padres está agrupado con las mitzvot entre el hombre y Dios. ¿Acaso hay un error de edición? No, es un claro mensaje que la relación con tus padres tiene una relación directa con tu relación con Dios. Yo he conocido un número de personas que crecieron con religión y la dejaron. La mayoría no lo hizo porque tenían un problema con Dios, sino que ellos tenían un problema con sus padres.
La mayoría dejó la religión porque tenían un problema con sus padres.
Tus hijos necesitan honrarte, no por tu bien, ¡por el bien de ellos! (Mi rabino dice que si tuviste hijos para que te sirvieran, entonces, un mayordomo Inglés sería mucho más barato.) Tus hijos necesitan personas a quien admirar en sus vidas. Tú no eres el amigo de tus hijos. Ellos tienen amigos. Ellos necesitan padres.
La Torá ofrece algunas herramientas para ayudar a impartir este sentido del honor: Tus hijos no deben llamarte por tu primer nombre; ellos deben pedir permiso antes de sentarse en tu lugar designado (por ejemplo, en la mesa, en el estudio); en vez de decir “no”, enséñales a estar “en desacuerdo pero sin faltar el respeto”.
Ten presente que esto también se aplica con respecto a honrar a tus propios padres, y ¡glup!, también a tus suegros.
Valor #5: Tzedaká
¿Cuál es la diferencia entre el concepto judío de tzedaká, y el concepto no judío de caridad? Caridad es: Si me siento con ganas de dar, doy. Tzedaká es: Incluso si no tengo ganas de dar, debo dar. Tzedaká significa “justicia”. Hacer lo correcto es una obligación y una responsabilidad.
Ten cajas de tzedaká en tu casa. Asegúrate de que tus hijos tengan las suyas. Enséñales la obligación de la Torá de dar el 10 por ciento de todo su dinero a otros que lo necesitan (ojo, para ti esto se aplica después de los impuestos). Cuando tus cajas estén llenas, deja que ellos tomen la decisión de ver donde lo llevan: a la sinagoga local, a los pobres de la comunidad, Israel…
Dios creó un mundo donde hay gente necesitada. ¿Por qué Él confió en nosotros la redistribución de la riqueza? Porque la gente necesitada nos obliga a dar, y eso nos convierte en… ¡dadores! Y eso nos ayuda a parecernos más a Dios.
Valor #6: Shabat
El Shabat no es un día de descanso. Es un día en que dejamos de crear, y es un día para reconocer que hay un Creador. Damos un paso atrás para recordar que Dios maneja el mundo.
Haz que los niños entren en Shabat. Prepara jalá con ellos, invita visitas y deja que ellos hagan tarjetas para los puestos y carteles de bienvenida, bendícelos con la tradicional bendición mientras pones tus manos sobre sus pequeñas cabezas. Enciende velas con ellos, canta canciones de Shabat con ellos, habla sobre la parashá de la semana durante la cena del viernes en la noche.
Asegúrate de que tu hogar y tu vida familiar sean diferentes porque es Shabat
Recuerda que, no es todo o nada. Pero asegúrate de que tu hogar y tu vida familiar sean diferentes porque es Shabat. Tal vez comiences a no utilizar la TV el viernes por la noche, por lo tanto, después de cenar será el momento para los juegos de mesa familiares, imitaciones, momento de historias. En vez de ir de compras el sábado, postérgalo hasta el domingo, y utiliza el sábado para caminatas familiares de Shabat, visitas a los vecinos, para asistir al programa de Shabat de tu sinagoga local. Transfórmalo en un Shabat shalom, un Shabat de conexión y paz.
Ya que, más de lo que los judíos han mantenido el Shabat, el Shabat es lo que mantiene a los judíos.
Valor #7: Amor
Hay tres aspectos en el amor. El primero es saber que amor es la emoción que sientes cuando te enfocas en las virtudes de otro persona, e identificas a esa persona con esas virtudes. ¿Quién conoce las virtudes de tus hijos mejor que tú? Nadie. ¿Quién conoces sus malas cualidades mejor que tú? Nadie. Y cuando eliges enfocarte en sus virtudes, eso trae amor.
El amor también es definido como: “Lo que es importante para ti, es importante para mí”. Nosotros no tenemos TV en casa. Cuando viajo yo veo ESPN en la habitación de mi hotel entonces puedo volver a casa y contarle a mi hijo, Moshé, que tiene 11 y es un gran fanático del deporte, acerca de todos los jugadores que vi. Yo no amo el deporte, y Moshé lo sabe. Pero yo amo a mi Moshé.
Y la Torá nos enseña que no es el amor lo que nos lleva a dar, sino es el dar lo que nos lleva a amar. Si quieres amar más a alguien, sé un dador. Mientras más des, más va a amar.
Valor #8: Dios
Mi rabino nos enseñó que tus hijos deben saber que los amas, y que Dios los ama.
Cuando los arropas en la cama en la noche, pregúntales quién los ama. Ellos te van a nombrar a ti, a tu cónyuge, sus abuelos, y al perro de la familia. Entonces enséñales que Dios los ama más que nadie. Ellos tienen muy pocas constantes en sus vidas. Ellos van a experimentar soledad, rechazo, errores… y, no te van a tener a ti por siempre a su lado. Lo único constante que ellos tienen es a Dios. Háblales de Él, y siéntete cómodo teniéndolo a Él en tu hogar.
Si tú no estás cómodo, tampoco lo estarán ellos.
No digas, “santa benevolencia”, di “Gracias a Dios”. No digas, “Tuve tanta suerte”, di “Fui tan bendecido”.
Al final de cuentas, este mundo entero se trata de ti y de tu relación con Dios. Entrégales este regalo a tus hijos. Todo lo demás fluye desde ahí. Esa es educación real y dedicación. Eso es jinuj judío – un gran regalo para Janucá
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