El mito de la madre judía

Tres madres judías están platicando:

“Mi hijo me adora -dice la primera- me acaba de regalar un boleto para un crucero por Alaska”

“Pues a mi me idolatra: me regaló la semana pasada un condominio en Miami para que pase todo el año bajo el sol y sin contaminación”

“Pues eso no es nada- argumenta la tercera-. El mio va tres veces a la semana con el terapista, paga cuatrocientos ochenta pesos la sesión ¿Y de quién habla todo el tiempo? ¡De mi!”

Una de las características de las madres judías es que nutren a sus hijos de culpa desde antes de tenerlos:

“El Sr. y la Sra. Rosenthal anuncian el nacimiento de su hijo el Dr. Rubén Rosenthal”. Siendo el respeto a los progenitores uno de los diez mandamientos, se hace algo difícil pasar por las diferentes etapas de crecimiento -llamadas normales- caracterizadas por la rebeldía, sin violar este decreto divino. y cargar con una piedrita o piedrota más. El Talmud da una muestra más del respeto debido a los padres, ya que uno de los rabinos se acuesta en el lodo para que su madre no se ensucie los pies al pasar y otro pone literalmente sus pies para que su madre pueda subir o bajar de la cama con facilidad.

¿Cuál es, según el judaísmo el peor pecado? No creo que nos extrañe el hecho de que sea el pesha o rebelión (máximo grado de pecado que sigue a jet y a avón)

A Isaac le regala su madre dos corbatas, una roja y una verde. Antes de bajar a cenar, Isaac decide ponerse la verde para darle gusto a su madre. Al verlo, la señora exclama: “¡La verde! Ya lo sabía, no te gustó la roja, ¿verdad?”