El martillo judío

VÍCTOR BASSINI
EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

La década de los treinta en el siglo XX no fue nada benévola para los judíos del mundo. La desastrosa depresión desatada en 1929 y el antisemitismo rampante eran causas de angustia y desasosiego.

En este marco de nubes negras, la creciente y pujante comunidad judía de Estados Unidos luchaba por conservar su identidad y al mismo tiempo integrarse a su nuevo entorno.

Una joven pareja de inmigrantes judíos, de origen rumano, se estableció en Greenwich Village, Nueva York. Sarah y David Greenberg fundaron un pequeño negocio de pre-encogido de ropa y procrearon tres hijos y una hija. Al poco tiempo la familia se mudò al Bronx donde los jóvenes asistieron al James Monroe High School.

En la escuela el segundo de los muchachos, Henry Benjamín, demostró cualidades atléticas poco comunes y al poco tiempo era la estrella de los equipos de beisbol y basquetbol. Prefería el beisbol, pero descolló en los dos.

Jugaba la primera base y en 1929, después de llevar a su equipo al campeonato de la ciudad, los equipos profesionales ya habían tomado nota del talento del joven Greenberg. Los Yanquis fueron los primeros en tocar a la puerta de la familia, pero el equipo de Nueva York ya tenía en primera base al gran Lou Gehrig, y sus padres no querían un hijo pelotero; querían un hijo profesionista. Hank asistió un año a NYU, convirtiéndose en la estrella del equipo de la universidad. Al final de ese año fueron los Tigres de Detroit los que tocaron a la puerta, ofreciendo un contrato de nueve mil dólares.

En el 1930 era imposible rehusar esa cantidad, y la suerte estaba echada. Greenberg firmó y durante tres temporadas pulió su talento en las ligas menores, en lugares como Hartford, Durham y Evansville. En su estancia en las sucursales de los Tigres enfrentó incontables episodios de antisemitismo. Su talento y perseverancia finalmente lo llevaron a Detroit donde en 1933 abrió la temporada como la primera base titular. Debutó con promedio de .301 y 87 carreras producidas. Estos eran excelentes números para un veterano, ya no digamos un novato.

La temporada de 1934 tenía a los Tigres enfrascados en una cerrada pelea por el campeonato de la Liga Americana cuando se acercaban las fiestas judías. Greenberg nos narra que consultó con su rabino. Los fans de Detroit alegaban que Rosh Hashanah llegaba una vez al año pero los Tigres no ganaban un campeonato desde 1909. Finalmente decidió jugar en Rosh Hashanah pero Yom Kippur estaba fuera de toda posibilidad. Cabe recordar que ese día de Rosh Hashanah Detroit venció a Boston 2-1, con dos jonrones de Greenberg. Al día siguiente el Detroit Free Press sacó un encabezado en su portada que decía Shana Tova en caracteres hebreos. Los Tigres perdieron la Serie Mundial de 1934 pero la ganaron en 1935 y 1940. Greenberg fue nombrado en ambos años el jugador más valioso de la Liga Americana.

La comunidad judía en Estados Unidos data de mediados del siglo XVIII y registra héroes que pelearon y murieron en la Guerra de Independencia. Pero fue hasta el siglo XX que tuvo un miembro que fue universalmente reconocido y que le dio a la comunidad la credibilidad que los judíos también eran americanos.

Dejó estadísticas espectaculares y sus 183 carreras producidas en 1937 todavía son un record para bateadores derechos en la Liga Americana; una menos del record para la Liga, establecido por Lou Gehrig.
El 7 de diciembre de 1941 los japoneses atacaron la base naval de Pearl Harbor y Greenberg había terminado su servicio como reservista el 5 de diciembre. El 8 se enroló nuevamente en las fuerzas armadas y fue aceptado en la Escuela de Candidatos para Oficiales. Se graduó como teniente en la fuerza aérea del ejército y voló en misiones sobre China, Birmania y la India hasta 1945.

Al final de la guerra regresa a los Tigres, y después de no haber empuñado un bate desde 1941, conecta un jonrón en su primera vez al bate y conduce a los Tigres a la victoria en la Serie Mundial de 1945.

En 1947 tuvo una disputa sobre su sueldo y fue cambiado a los Piratas de Pittsburgh donde jugó su última temporada.

En un partido contra los Dodgers de Brooklyn chocó con Jackie Robinson, el hombre que rompió la barrera racial en Grandes Ligas. El estadio enmudeció esperando la reacción del pelotero blanco que había sido embestido por un negro. Greenberg se incorporó, se sacudió la tierra y le extendió una mano a Robinson para ayudarle a que se parara. Lo único que hizo fue preguntarle si estaba bien y expresarle su admiración porque Greenberg sabía lo que era sufrir abuso físico y verbal por su origen.

El Hebrew Hammer fue el jugador más valioso de la liga en 1935 y 1940. Fue nombrado al Equipo de Estrellas de la Liga Americana de 1937 a 1940.

Se convirtió en el primer judío electo al Salón de la Fama del Beisbol.

Su número 5 fue retirado por los Tigres de Detroit un una ceremonia en su honor en 1983.

Le dio pertenencia y orgullo a una comunidad que se ha distinguido por contribuir a su país mucho más de lo que los que sus números pudieran indicar.

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