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jueves 21 de noviembre de 2024

La apuesta de Adelson

LARIOJA.COM

Ayer, por un día, decenas de miles de mormones entraron en los casinos de Nevada para hacer girar la ruleta, pero no la del dinero sino la de política. Con su ayuda Mitt Romney se habrá apuntado la victoria de Nevada, un Estado que ya ganó en el 2008 con el 94% del voto mormón, pese a que entonces perdía claramente las primarias republicanas frente a John McCain. Esta vez Romney es el favorito en las apuestas, pero no el de la casa. Al menos no en el Casino Hotel Venetian, donde el millonario Sheldon Adelson no deja de arrimar fichas a la campaña de su rival, Newt Gingrich.

Son ya 17 millones de dólares los que ha invertido en la campaña del exportavoz del Congreso, que lleva su sionismo al extremo. Gingrich solo ha ganado Carolina del Sur, gracias en parte a la infusión de cinco millones de dólares que Adelson metió en la Super Pac que le apoya días antes de que perdiese New Hampshire, lo que le permitió bombardear las ondas con anuncios contra Romney. Los siguiente cinco que le inyectó para la batalla de Florida resultaron insuficientes (…).

(…) El millonario de Las Vegas cuyo padre lituano besaba el suelo de EEUU por ser «el país más grande del mundo» había encontrado recientemente uno más grande al que defender: Israel.
La revelación le vino en 1988, cuando fue de peregrinación con los zapatos de su padre muerto que nunca pudo ver la tierra prometida y se enamoró de Israel. Desde entonces la defiende a capa y espada con todos los millones necesarios. Es el mayor donante del Museo del Holocausto en Israel, el Yad Vashem, al que ha entregado 50 millones de dólares. La mitad de lo que ha donado a la Fundación Israel Birthright, que regala el viaje a la tierra prometida a jóvenes judíos de entre 18 y 26 años. Es también el principal donante de uno de los principales lobbies judíos, el Comité de Asuntos Públicos Americano Israelí. Su fortuna toca a otro centenar de causas relacionadas con el pueblo judío, sobre todo si influyen en lo más importante de su vida: preservar la integridad del Estado hebreo.

Cuando el Gobierno de George W. Bush reabrió las negociaciones de paz con los palestinos, a las que se opone tajantemente, dicen que incluso abogó por el despido de la secretaria de Estado Condoleezza Rice, como hiciera con el ex primer ministro israelí Ehud Olmert, porque ambos estaban «traicionando a Israel». A este último lo ha castigado con incansables ataques desde el periódico gratuito que fundó en el 2007, Israel HaYom, que se ha convertido en el de mayor circulación del país y en arma del primer ministro Benjamín Netanyahu, con el que tiene hasta más afinidad que con Gingrich.
Inversor desde pequeño

Sheldon, de 78 años, no da entrevistas y por tanto resulta una incógnita para la prensa, que le conoce más por sus demandas. Se sabe que hizo su fortuna desde abajo con una de esas historias de hombre hecho a sí mismo que tanto gustan en EEUU para probar que el sueño americano sigue vivo. Este hijo de un taxista lituano vendía periódicos después de clase cuando era pequeño e hizo su primera inversión a los 12 años comprando un puesto de periódicos del centro de Boston con 200 dólares que le prestó su tío.

De haberse quedado ahí nunca hubiera llegado a nada, pero Adelson reinvirtió sus ganancias en máquinas de caramelos, se metió a vendedor de hipotecas, empezó un negocio empaquetando productos de cuarto de baño para los hoteles, abrió una compañía de charters y finalmente acertó en la diana con una empresa de exhibiciones informáticas que abrió en Las Vegas en 1979. Comdex llegó a tener 200.000 visitantes en el gran encuentro anual de la industria informática. Ocho años después de su creación se vendió a un banco japonés por la friolera de 862 millones de dólares. «Un día hablaremos con los ministros y jefes de Estado», anticipó entonces a su jefe ejecutivo, Jason Chudnofsky, según contó este a The New York Times.

Con esa fortuna y la de otros socios, en 1988 compró el histórico casino hotel Sands de Las Vegas, lo tumbó y se gastó 1.500 millones de dólares para levantar el centro de convenciones Sand y el fabuloso Hotel Casino Venice, que reproduce hasta los canales de Venecia según lo concibió su segunda esposa durante la luna de miel que ambos pasaron en la mítica ciudad italiana. Con ello revolucionó Las Vegas y abrió una nueva era de ostentosidad y excentricidades.

Dicen que esos megacomplejos de Nevada no son nada para lo que ha hecho en Macao, la excolonia portuguesa que reclamase China. En el 2004 invirtió 240 millones en el Macao Sands con tanto acierto que en su primer año rentó más de lo que había costado. Desde entonces se ha expandido por el globo, siempre aprovechando la influencia política que da el dinero, tanto para negociar licencias como para librar a China de condenas por violaciones a los derechos humanos que podían haber empañado la adjudicación de los Juegos Olímpicos. El Departamento de Justicia incluso le investiga por haber pagado corruptelas en el curso de sus operaciones en Macao, pero Aldeson ha cumplido su sueño de hablar con ministros y jefes de Estado que ahora comen de su mano, incluyendo al Rey Abdula II de Arabia Saudí, a cuyo padre enfermo prestó uno de sus aviones para tratarse en EEUU.

Si su última inversión política en Gingrich tiene éxito, el año que viene podrá tener línea directa con la Casa Blanca.

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