MARK ACHAR
Fijaos que he encontrado el amor.
Uno que me ha llevado a volverme loco, como el amor antiguo y ambiguo que lideró a la humanidad por una guerra sobre un caballo y una princesa.
El que nunca ha amado, no me entendería, pero el que ha cruzado el camino del amor seguro ha de estar tomando pedazos de sus recuerdos; de cómo la cordura se perdió en una noche de pasión, o una mirada en un cruce, dando lugar a momentos que nunca existieron.
Ella apareció del otro lado de la calle, y fíjense que nunca podré dejar ir este momento, porque su corazón ya era perteneciente a otro lugar y tiempo.
Cruzó la calle de una manera inusual y casi segadora;a mí,casi me hace tropezar. Pero al fin, ella fue la que cayó, por un tacón roto, dándole paso a una inusual pero extraña historia… que me llevó al fin, y a la sola perfección.
Eran los años 30 y las vida era simple: sigue las reglas de tus padres, lleva una buena reputación, fíjate en los dos lados de la calle antes de cruzar, trabaja lo más que puedas, y cásate con una buena mujer, aunque no sea lo que esperes.
No existían los errores, y sólo había oportunidad de que, después de años,casi al final, tuvieras el valor de haber criado unos chiquillos y ellos tuvieran la decencia de ver por ti.
Yo tenía 19 años cuando la conocí.
Verla cruzar la calle con ese vestido rojo, y el labial que combinaba perfectamente con su forma de caminar…Ese cabello castaño que caía suavemente sobre sus mejillas y esos ojos verdes que brillaban desde el fondo, como un faro a mitad del mar, deseando ser encontrado por un buque de soldados que hubieran luchado una guerra.
Lo recuerdo perfectamente, ella se encontraba en la esquina de Wabash y Lake. Y tengo que reconocer que no me percaté de ella al principio, sino al cruzar la calle, se escuchó un sonido de ruptura, y un grito.
Ahora que lo pienso, nuestra historia esta llena de sonidos y momentos que menos se esperan, así como toda historia con corazones rotos.
Me acerqué a ella, y no dudé en ayudarla, sin embargo cuando estaba en mi camino para levantarla, sucedió algo.
Un auto se detuvo justo en frente de mi. Y dos hombres descendieron de él. Acercándose de manera amenazadora a ella. Y antes de que pudiera hablar con la mujer que detuvo mi corazón por unos instantes, la agarraron y ella tratando de luchar para combatirlos, su esfuerzo fue inútil. El coche partió y perdí al ser que, aunque por un instante, cambió el curso de mi destino.
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