Experiencias de un estudiante mexicano en Tel Aviv

ARAMIS KINCIÑO HERNÁNDEZ
EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

¿Por qué un mexicano interesado en especializarse en ciencia política querría cruzar medio mundo para hacer sus estudios de postgrado en Israel? Por supuesto, la Universidad de Tel Aviv (TAU por sus siglas en hebreo) es una institución de primer nivel, reconocida entre las mejores a nivel mundial. Sin embargo, para una persona con mis antecedentes, sin mencionar mi origen geográfico, a primera vista la elección podría parecer un tanto extraña, y la sabiduría popular hubiese aconsejado ir a Estados Unidos, o quizá a Europa. ¿Cómo llegué entonces a Tel Aviv, y por qué es la TAU una opción a tener en cuenta por cualquier estudiante internacional que quiera estar jugando en las grandes ligas? En pocas palabras: excelencia académica, un enfoque práctico en el estudio de la ciencia política, y mucho networking –¡por supuesto, tener las playas mediterráneas a quince minutos del campus y vivir en una de la ciudades más cosmopolitas del globo ayudó mucho a tomar la decisión!

Para ilustrar un poco estos puntos, en este texto quisiera compartir algo de de mi experiencia como estudiante de la TAU. Yo inicié mi formación académica en el ITAM, y luego ingresé a El Colegio de México, de donde egresé como internacionalista. Posteriormente tuve el privilegio de integrarme como colaborador en la oficina del Ex Presidente Carlos Salinas. Cuando empecé a buscar opciones de posgrado en el extranjero para especializarme en comunicación política y elecciones, mi prioridad fue encontrar un programa con un enfoque no sólo teórico, sino muy práctico. Y fue por esto que la oferta académica de la TAU inmediatamente llamó mi atención.

Una vez en Tel Aviv he podido confirmar lo acertado de haber tomado esta decisión: lo que estoy estudiando en el salón de clases no es solamente riguroso desde un punto de vista teórico, sino sobre todo relevante en sus aplicaciones para resolver problemas reales. Aquí he tenido la oportunidad de contribuir con mi bagaje profesional a las discusiones y al estudio de la ciencia política, y más importante, me he enriquecido de las experiencias de mis colegas. Es esta mezcla de calidad académica y orientación de “manos sobre el terreno” lo que hacen al programa único en la formación de profesionales que posean tanto herramientas teóricas como habilidades prácticas, ambas cualidades necesarias si uno desea que su trabajo y acciones tengan verdadero impacto, ya sea como investigador, analista o tomador de decisiones.

Entre las actividades complementarias y ligadas al programa está, por ejemplo, la reunión semanal con diversos embajadores, diplomáticos, periodistas y expertos en seguridad, con quienes discutimos libremente tanto temas coyunturales como tendencias estructurales de la agenda internacional. Otra característica atractiva es el enfoque multidisciplinario. Junto a un núcleo de estudios obligatorios que forman la esencia del programa, hay una serie de cursos optativos, que uno selecciona de acuerdo a intereses específicos, e incluso existe la posibilidad de, para aprovechar al máximo la Universidad, solicitar inscripción para clases en otros programas, a fin de calibrar y afinar aún más la especialización en temas de interés.

Junto con todo esto viene una extraordinaria oportunidad de relacionarse con gente de distintas latitudes y áreas de trabajo. En mi experiencia personal, puedo ofrecer al menos tres ejemplos de esto. Primero, gracias al programa fui invitado a participar en un think tank en Jerusalén, que entre otras cosas se dedica a hacer investigación y a transformarla en propuestas concretas de políticas pública, que son enviadas a legisladores y miembros del ejecutivo israelí, además de ser discutidas en los medios de comunicación nacional. En segundo lugar, durante una visita al Ministerio de Asuntos Exteriores –promovida por la universidad– tuve oportunidad de entrar en contacto con los responsables directos de diseñar e implementar la estrategia de comunicación y relaciones públicas de Israel. Al ser la comunicación política una de mis áreas de interés, la posibilidad de hablar personalmente e intercambiar experiencias con expertos de primer nivel en la materia resulta una oportunidad invaluable y muy gratificante. Finalmente, e incluso desde antes de partir a Israel, encontré en México una red de ex-alumnos y amigos de la Universidad de Tel Aviv que desde diferentes campos de la sociedad se encuentran comprometidos y trabajando por México. Sobra decir que este tipo de asociaciones se encuentran por todo el mundo, formando una red global de excelencia. Todas estas no sólo son cosas que uno pone en su currículum; más allá y por encima de ello, son sobre todo una forma increíble de aprender y redondear lo que ya de por sí es una estimulante y rica experiencia académica.

Yendo ahora fuera de las aulas de la universidad, no puedo enfatizar lo suficiente cuánto vivir en Israel ha ensanchado mis horizontes. No es sólo el brío cotidiano que produce despertar todas las mañanas en la magnífica y bella costa del Mediterráneo. Aquí he tenido oportunidad de viajar, hacer amigos de todas partes, empezar a aprender hebreo, disfrutar de una amplia oferta cultural y descubrir nueva literatura. Es maravillosa la versatilidad de ir a la Ópera de Israel una noche, y al nuevo bar de moda la otra, o simplemente salir y explorar la Ciudad Blanca, como se le conoce. En Tel Aviv siempre es posible vencer el hastío de las rutinas mecánicas, incluso mientras se estudia un demandante programa de postgrado: cuando ya he tenido suficiente de estudiar en la biblioteca, simplemente tomo mi bicicleta y voy a leer al famoso parque HaYarkon, al lado del río. A veces, incluso tengo tiempo de rodar hasta el Bulevar Rothschild, y terminar mis notas para las clases del día siguiente mientras tomo un café en medio de la exquisita atmósfera que produce estar rodeado de la tradicional arquitectura Bauhaus que caracteriza a la ciudad.

Finalmente, debo decir que tuve la suerte de recibir el generoso apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, que me concedió una beca, así como de contar con la cordialidad y el apoyo de la embajada en México. Recomiendo a los estudiantes internacionales visitar la embajada de Israel en su país y preguntar directamente los detalles específicos, así como buscar en internet otras agencias que también, de acuerdo a cada país, ofrecen algunos apoyos. Y por último, pero no menos importante, los estudiantes interesados deben contactar a Lilach Akerman, la administradora del programa y quien, nuevamente por experiencia personal puedo decirlo, les hará la vida mucho más sencilla, y responderá a todas sus preguntas con paciencia y amabilidad.

Ya sea que regrese a México de inmediato para tratar de ser de utilidad en el servicio público poniendo mis nuevos conocimientos y experiencias al servicio de mi país; o que decida continuar mi formación académica algunos años más en otra universidad de primer nivel en cualquier parte del mundo, o incluso si cambio de planes y por cualquier razón la vida me lleva a desempeñarme en el sector privado, mi formación en la TAU me otorga las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos analíticos y prácticos de los exigentes ambientes académicos, políticos y profesionales que caracterizan al mundo hoy en día.

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