Patrocinan rescate del Foro Lindbergh

BECKY RUBINSTEIN PARA ENLACE JUDÍO

Arturo Pradel, director jurídico y de gobierno de la delegación Cuauhtémoc, habló para Excélsior. Y fue vocero de una magnífica noticia: “Las autoridades delegacionales contemplan el remozamiento de las pérgolas del espacio que fue construido en 1927 en el interior del Parque México.”

Arturo Páramo, nos informa, una noticia que imaginamos, excelente, para los nacidos en la colonia Condesa y para los que, sin ser nativos, adoran pasearse por sus parques, por sus calles, o bien, sentarse en alguna cafetería o en algún restaurante de la llamada por algunos, “la Fondesa”, sede del Foro Lindbergh, mejor conocido, como “El Parque México”.

El periodista retomó la historia de estos lares y nos invitó a viajar al ayer cuando fue creado al estilo de la época, el elegantísimo Art Decó, que caracteriza a muchos de los edificios de la zona. Y entre una cosa y otra, enfatizó su inauguración por el archifamoso aviador Charles Lindbergh, en su visita del 14 de septiembre a la Ciudad de los Palacios, como la denominó otro grande y en otros tiempos: el Barón de Humboldt y en el siglo XIX.

Páramo sacia nuestra curiosidad, y nos advierte, que El Parque México “fue diseñado para ser el centro de la colonia Hipódromo-Condesa, fraccionada en torno a la extinta pista de carreras de caballos”. Más adelante, acucioso testigo, cuenta y recuenta “que tuvo entre sus primeros vecinos a miembros de la comunidad judía. Luego, como si hubiera dicho poco, agrega: “El Parque México (originalmente llamado San Martín) tiene 88 mil metros cuadrados de superficie.”

De pronto, viene a mi memoria, Moisés Rubinstein, tío abuelo mío, fundador de Di Shtime: La voz israelita, periódico que, semana, tras semana, llegaba puntualmente a los hogares de los judíos de aquella naciente colonia, o bien en el Centro, o en Narvarte, o en Álamos… O acaso en el Eishel, cobijo de nuestros ancianos, donde, para su placer del sábado en la mañanita -y frente a un desayuno -imaginamos, típicamente judío: pan negro, un fainkujn (huevo revuelto)- les llegaba puntualmente gracias a mi padre, Abraham Rubinstein, linotipista desde su más tierna juventud, que la hacía de mensajero cabal y puntual.

Moisés Rubinstein, además de periodista, fue escritor .Y escribió A levn in Meksike, Colony Hipodrómo, en idish, idioma de sus ancestros, editado por Farlag Di Shtime en 1951-2, por la misma imprenta donde se “cocinaban” los periódicos. ¿Y qué cuenta Rubinstein? Rubinstein retrata a los judíos que abandonan el Centro de la Ciudad, como la familia Shneyer, que felizmente despide su antigua vida en pos de una mejor vida en una nueva colonia tras la llegada de la “mudanza” Mediante la ironía que lo caracterizaba, nos enteramos de la vida y obra de los judíos ansiosos de “mexicanizarse”, de “modernizarse”. Memorable es la escena cuando la Sra. Shteyer se reúne en el Parque con sus amigas que tejen, también con las palabras, la Sra. Shteyer, presumiendo sus galas y su conocimiento sobre lo que se cocina en otras ollas. Ymientras tanto, la Segunda Guerra Mundial diezmaba a sus parientes; y la modernidad de la radio, les comunicaba, para su desazón y tristeza, sobre la suerte de los judíos europeos, y, entre otras cosas, sobre el Desembarco. Cosas de los tiempos…

Edgar Tavarez, historiador mexicano, nos entrega en Colonia Hipódromode la colección Barrios y Pueblos, palabras para recordar y tomarlas en cuenta: “La colonia Hipódromo cuenta con numeras construcciones realizadas por profesionistas judíos como los ingenieros Alfredo de Rozenweig Díaz, Carlos Beckmann G., I. Rosenfeld, J.J. Cornisa, José Steider, Abraham Chelminsky y R. Albin; los arquitectos Luis E. Naumejean y Pascual Broid, así como el constructor Ed Furhrken. Como vemos: judíos y no judíos dejaron su huella en esta populosa colonia.

Tavares luego agrega: “Los integrantes de la comunidad tuvieron una importante evolución en el aspecto comercial: “…de la buhonería los inmigrantes transitaban al comercio establecido y de la artesanía y la manufactura, a la industria.” Eso también les sucede a los Shtayers y a sus homónimos. En Meksikaner Temes, también de Rubinstein, nos enteramos que el arribo de los industriales judíos despertó la costumbre de usar ropa interior, común y corriente para el europeo y no, para la gente local.

Tavares cita, por ejemplo, a la boutique Gilbron (1955-1971), localizada en avenida Insurgentes, primero en el 311, luego en el 309. En Insurgentes también se encontraba La Violeta del Sr. Govezensky, Emy en avenida Ámsterdam, entre muchos otros negocios judíos, además de Katita, negocio de estambres, donde imaginamos, la Sra. Shteyer de la novela aprendió a tejer prendas para su familia, mientras platicaba de la vida con sus amigas y con sus no tan amigas.

Jeannette Porras en Condesa-Hipódromo, Toybe Cimet confirma lo escrito por Rubinstein: “…del centro , donde vivía con su familia, salía los fines de semana a visitar a una de sus amigas, cuyo maravilloso y elegante departamento estaba en la colonia Condesa: “la travesía era larga; frente al edificio, en lo que ahora es calle de Mazatlán, cruzaba todavía un arroyuelo”… Y relata que “entre sus amigos se encontraban también los Rosen, que vivían en la calle de Parras, frente al Parque México. Con ellos rentaba bicicletas, en las que iniciaban travesías fantásticas…”
El Parque Lindbergh, más bien su famosa mujer de piedra, inspira a poetizar sobre la poéticamente llamada Aguadora Enorme, la famosa escultura de piedra que carga en sus brazos sendos cántaros, misma que atrapa en su espacio las miradas de los transeúntes, de los paseantes, de los soñadores:” A la mujer del cántaro doble: tenazas en la curvatura de su espalda Hace tiempo que la lluvia se almacena en sus alforjas que su cuerpo resiste –impávido- el peso del diluvio. Ni a la derecha ni a la izquierda sus ojos azaetados perforan “el nido de las golondrinas”.

Ojalá el Parque Lindbergh, más conocido como Parque México vuelva a ser un lugar de privilegio para quienes procuran su supervivencia, su eternidad de oasis citadino.

Bibliografía
Porras, Jeannette, Condesa Hipódromo, México, ed. Clío, libros y videos, 2 001.
Rubinstein, Becky, Aguadora enorme, 2ª. ed., Mérida, Yucatán, n0.1, ed. Presagios, 1997.
Rubinstein, Moisés, México, Colony Hipódromo, ed. Di Shtime, 1951-52.
Tavares, López, Edgar, Colonia Hipódromo, México, Publicación del Comité Editorial del Distrito Federal, col. Barrios y pueblos, 1999.

Periódico
Páramo, Arturo, Comunidad en Excélsior, sábado 3 de marzo del 2012.

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Becky Rubinstein: Ciudad de México (1948). Poeta, periodista, traductora y escritora infantil. LIBROS DE POESÍA: Máscaras para la luna (1986), Senderos de cuatro licores (1988), De caperuzas cotidianas (1991), Caballero de polvoso azul : El vientre de Pandora (1993), Coro de encajes (1993), Vitrales (1993), Lentejuelas negras (1994), Hijas de la rueda (1994), Arlequina a medio maquillaje (1996), De lunas ebrias (1996), Aguador enorme (1997), y Cuéntame una de vaqueros (1999), entre otros.