DIARIO VASCO.COM
¿Será presidente de la República de Egipto el último y casi eterno jefe de los servicios secretos del presidente Mubarak, depuesto por la revolución popular de hace un año? Los poderosos Hermanos Musulmanes han anunciado que “desencadenarán otra revolución” si Omar Suleiman es elegido.
La amenaza es superflua, aunque sugerente, porque el interesado no recibirá el apoyo suficiente y, en realidad, su presencia allí es un episodio destinado a agitar el cotarro, apuntar a algunos sectores del antiguo oficialismo que se reciclan ahora, complicarle las cosas a ciertos candidatos laicos y moderados, con o sin vínculos con el viejo régimen y, en fin, probar que al mubarakismo le quedan defensores…
Todo esto ha sucedido en medio de cierto caos de origen legal y administrativo que ha animado las horas, los minutos incluso, que precedieron al cierre del plazo para que los ciudadanos egipcios pudieran el domingo presentar los documentos exigidos para optar a la presidencia de la República.
Según quien y según qué casos
Las precauciones tácticas lógicas y el debate interno en los partidos partían todas de la curiosa decisión inicial del gran bloque en el parlamento, en la Comisión de la reforma constitucional y en la sociedad: los Hermanos Musulmanes, su brazo electoral, el “Partido de la Libertad y la Justicia”, no presentarían candidato a la presidencia.
La decisión no fue una sorpresa para los círculos iniciados. Egipcios informados nos dijeron en su día que la Hermandad esperaría a cuantificar su esperado éxito en las elecciones legislativas para ver qué haría con la elección presidencial y en cuanto quedó claro el gran triunfo de su formación electoral, “Partido de la Libertad y la Justicia”, (225 diputados de 508) renunciaron.
La noticia fue interpretada como un mensaje balsámico destinado a la opinión, egipcia e internacional: el islamismo no quiere todo el poder, prefiere una coexistencia armoniosa y estudiará apoyar a un candidato de eventual consenso… Muy juicioso todo, pero con una previsión táctica (crear un régimen parlamentario, donde el gobierno será el centro del poder y, por tanto, se podía renunciar a la jefatura del Estado, que sería más ceremonial) y una sorpresa que no pudieron prever: el auge imparable de otro islamista, mucho más radical y presentado por los salafíes de al-Nur, Hazem Abu Ismail.
Sorpresas varias
Los salafíes habían sido la gran sorpresa de las legislativas (125 diputados) y sumados a la mayoría de los Hermanos ofrecían un panorama de islamismo social sin parangón en el mundo árabe. Y aún quedaba por ver el éxito popular de su candidato presidencial, Hazem Abu Ismail, por cierto un ex-Hermano que emigró a un islam político más severo y de puro origen en la sharía (ley islámica). Erudito distinguido, irreprochable en su vida personal y gran orador, el candidato recorrió el país con gran éxito… aunque no es seguro que pueda concurrir finalmente porque debe probar que su madre no era ciudadana extranjera, lo que invalidaría legalmente su candidatura.
Visto lo visto, los Hermanos cambiaron de opinión y presentaron un candidato, su número dos – y para algunos su cerebro táctico y estratégico – Jairat el-Shater, un millonario… amenazado ahora, otra sorpresa, con no poder competir porque… no ha transcurrido el tiempo preciso entre su salida de prisión (donde fue encerrado por los tribunales políticos del viejo régimen en cuanto que opositor) y su presentación.
Lo mismo le ocurría a otro candidato, liberal éste, Ayman Nur, pero el gobierno militar interino, juiciosamente, limpió su ficha y le restituyó en sus derechos políticos… y lo mismo podría hacer con el-Shater. Pero, por si acaso, la Hermandad ha tomado precauciones y presentado otro candidato, nada menos que el líder del Partido, Mohamed Murzi (no confundir con el Guía de los Hermanos, Mohamed Badie, quien no desciende a la refriega electoral).
El viejo régimen
En este maremágnum, del que solo queda claro del todo que el islamismo político ha barrido en las legislativas ¿quién o qué representa al “mukabarismo”? Había apuestas varias y tentativas diversas matizando mucho las opciones disponibles. Por ejemplo ¿tenía que ver con Mubarak alguien como Amr Mussa, quien fue su ministro de Asuntos Exteriores durante diez años? O Ahmed Shafik, quien lo fue de Aviación Civil y, efímeramente, primer ministro en las últimas semanas?
Teóricamente es imposible negarlo, pero la gente distingue bien. Mussa, por ejemplo, tiene buena imagen, de patriota moderado, buen servidor público y alejado de los sótanos del régimen, la corrupción o la represión policial. Shafik, algo parecido, aunque con muy poco peso real. Sus diputados, un par de docenas contando generosamente, han sido elegidos como independientes o encabezando a título personal una sigla cualquiera creada para la ocasión.
Pero eso no sirve para la elección presidencial y alguien pensó en un gran golpe: Omar Suleiman… quien dijo que rechazaba el honor pero se dejó convencer y en el último minuto y rodeado de una multitud fervorosa, apareció con bastantes más del mínimo de las 30.000 firmas legalmente requeridas.
Algo más que un espía
Muchas agencias, para resumir, han escrito que “el ex-espía de Mubarak” se presenta, pero la fórmula no le hace honor. Suleiman, de 75 años, es en verdad un caso único. Fue jefe de los Servicios de Inteligencia, pero técnicamente entendidos como la gestión de la política de seguridad del país, un teórico de la geopolítica y un kissinger de Mubarak, no el jefe de los guardias… y fue sucesor oficial de Mubarak un par de días finales y, desde luego, es el albacea político del Tratado de Paz con Israel…
Eso explica, entre otras cosas, que alguno de sus amigos israelíes, como el ex-ministro de Defensa general Ben Eliezer (quien, por cierto, se equivocó del todo al predecir el fracaso de la revuelta en Egipto porque su aparato de seguridad la controlaría) se feliciten de su vuelta al ruedo lo que le hace un flaco favor… porque el Tratado es sumamente impopular.
Y así están las cosas, pendientes de las decisiones finales de la Autoridad Electoral, que el 26 de este mes dirá quién puede y quien no concurrir. Lo cierto es que lo de Suleimán ha añadido morbo en gran cantidad y que, con varios candidatos islamistas una segunda vuelta está casi garantizada. Los Hermanos, o su caballo final en la carrera, deberán esperar a la segunda….
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