ARIEL ABRAMOVICH/COMUNIDAD JUDÍA DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS
Dirigir la policía de Berlín en la agitada década de los años 20, la que precedió a la llegada de los nazis al poder, no era una tarea para vacilantes. Tras escalar posiciones en la jerarquía policial, pese a su origen y el creciente antisemitismo post Primera Guerra Mundial, Bernhard Weiss se convirtió en el judío más estigmatizado y odiado por Joseph Goebbels.
Hasta que fue creado el Estado de Israel, sólo hubo un judío que enfrentó a los nazis con poder real. Bernhard Weiss llegó a ser uno de los policías más famosos en los días de la República de Weimar, el corto interregno que sucedió a la monarquía prusiana y antecedió a la dictadura nazi. Durante ese conflictivo período, Weiss fue el arquitecto del intento de convertir a la represiva policía de Berlín en una fuerza moderna propia de una democracia parlamentaria.
Cuando la Primera Guerra Mundial finalizaba, Alemania giró su foco hacia la seguridad interna. En el verano de 1918, ante los disturbios que sacudían a Berlín, el ministro del Interior prusiano tomó la sorpresiva decisión de que Bernhard Weiss, un héroe de guerra judío casi desconocido que había recibido la Cruz de Hierro Primera Clase, la máxima distinción militar alemana, se traslade del frente para pasar a servir como director de la Kripo, la policía criminal de Berlín.
En su nuevo destino, Weiss aplicó avances científicos para esclarecer crímenes, con microscopios mejorados, detectores de mentiras confiables, y análisis de sangre más exactos. También innovó al crear el primer laboratorio forense móvil, conocido informalmente en esa época como el “Weiss wagon”, que mejoró las evidencias científicas al trasladarse a la escena del crimen.
El hecho que aquel novedoso laboratorio se haya popularizado con su nombre, no se debe sólo a que él lo concibió, sino a que Weiss era la cara más visible de la policía berlinesa durante los años ’20. Desde sus diferentes cargos policiales durante esa época, recibía a celebridades, daba discursos, editaba la revista de la policía y escribía artículos, con el propósito de mejorar la imagen de la fuerza.
Llegó a convertirse en el judío que llegó más alto en el escalafón de los servicios de seguridad de Alemania. También fue el único judío que envió a prisión a nazis. Su particular historia inspiró Children of Wrath, la nueva obra del novelista de Paul Grossman.
Weiss se crió en el seno de una familia liberal de muy buena posición. Su padre lo había convencido de estudiar Derecho. Max, su hermano mayor, en tanto, fue muy activo dentro de la comunidad, y llegó a dirigir la sinagoga de Fasanenstrasse. Los Weiss eran patriotas alemanes orgullosos de ser judíos, tanto es así que sus tres hermanos se unieron a Bernhard para alistarse en el ejército en 1914.
Estigmatización nazi
Bernhard escaló posiciones en el ejército, comenzó como jefe de sección de una compañía médica pero finalizó como capitán de caballería. Pese a que los oficiales judíos premiados con la Cruz de Hierro eran una excepción, Weiss incluso llegó a recibir la más alta medalla de esa distinción.
La república constitucional era un cambio radical respecto a la monarquía federal que le precedió. Desde el principio, el nuevo sistema de gobierno estuvo bajo el fuego de los dos extremos del abanico político, y Weiss intentó hacer de la Kripo una institución que pudiera defender la democracia parlamentaria.
El compromiso y habilidad de la Kripo de aquellos años elevaron su reputación a la altura de la de Scotland Yard. Un año, el departamento llegó al 97% de homicidios resueltos. La carrera de Weiss en el departamento de policía se asemejó a la que tuvo en el ejército, en 1925 fue ascendido a jefe de la Kripo, y dos años después se convirtió en comandante en jefe de la policía de Berlín.
Profundamente involucrado en su sociedad, Weiss fue miembro del Partido Democrático Alemán, entre cuyos fundadores se encontraba Albert Einstein, y a través de su esposa, Lottie Weiss, muy vinculada a la actividad artística, fue parte de la escena cultural berlinesa. Ninguna de estas actividades redujo su compromiso con la comunidad judía. Weiss fue miembro del seminario rabínico y participaba también en la Unión Central de Ciudadanos Alemanes de Fe Judía.
Desde su puesto, Weiss tuvo que lidiar con los Camisas Pardas. En mayo de 1927, la policía de Berlín clausuró la sede del partido Nazi, impidiendo los mitines y eliminando la financiación y la publicación de propaganda. Esas prohibiciones se realizaron gracias a las convicciones de Weiss. En agosto del mismo año, detuvo a casi 500 berlinenses cuando regresaban de un encuentro nazi en Nuremberg.
Incluso luego de que la prohibición al partico fuera levantada, en mayo de 1928, en la elección local los nazis apenas obtuvieron el 1.5% de los votos, un guarismo muy vinculado con las medidas de Weiss.
No sorprende que un judío con semejante exposición pública tuviera enemigos poderosos, con el futuro ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, entre los más destacados. Goebbels dirigió una persecución contra Weiss, al hacer de él el blanco de calumnias persistentes en las páginas de su diario Der Angriff (El Ataque), para generar una reacción antisemita.
Para los nazis, el comandante en jefe ejemplificaba la característica más objetable de la República de Weimar. Esto no impidió que Weiss se preocupara por la comunidad judía, cuando la violencia antisemita creció, el clandestino Servicio de Defensa Judío recibió apoyo de la Kripo, incluyendo armas. Años antes, cuando Walter Rathenau, el Ministro del Exterior judío de la República de Weimar fue asesinado, en 1922, Weiss dirigió exitosamente la búsqueda de los asesinos.
Weiss demandó por difamación a Goebbels la friolera de 60 veces, y prácticamente todos los pleitos contra el ideólogo nazi los ganó. Incluso logró que se le prohíba hablar en público por varias semanas. Sin embargo, la historia demostró que sus acciones judiciales resultaron en vano, y poco tiempo después el partido Nazi incrementó sus fuerzas.
La campaña antisemita impulsada por Goebbels se centró en la difamación constante contra Weiss y su estigmatización en historietas, ya sea como un mono con nariz grande, como un burro o como una víbora, y en la ridiculización basada en llamarlo “Isidore”, un supuesto nombre judío humillante. Paradójicamente, Joseph es un nombre de origen hebreo, y Bernhard de raíz alemana.
Todavía hoy en día, la estigmatización llevada a cabo por Goebbels es estudiada como un clásico ejemplo de la manera en que los estereotipos negativos pueden ser usados para marginar y demonizar a las minorías.
Apenas Hitler logró convertirse en canciller, en 1933, Weiss fue despojado de su ciudanía alemana, incluso antes de ser emitidas las Leyes de Núremberg.
Poco después de la llegada de los nazis al poder, logró escaparse a Londres junto con su familia, donde encontró trabajó en una imprenta. La noticia acerca de que su ciudadanía había sido restablecida le llegó en 1951, pocos días antes de ser internado en el hospital donde murió de cáncer, a los 71 años.
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