“60 Voces por Israel” editorial Keren Kayemet Leisrael en México.
MOISES ZUKERMAN
Ignoro por qué he sido invitado a aportar mis ideas sobre lo que significa para mí del Estado de Israel, pero ya estoy en eso, así que tendré que aburrirlos brevemente con una pequeña autobiografía, para que se entienda mi relación con Israel.
Soy ingeniero químico por la UNAM. Me recibí en 1955, establecí una empresa propia, comenzando de la nada, en mi especialidad, que son los elastómeros (hule, natural y sintético). A finales de 1966, en una revista norteamericana especializada, cruzó mi vista un anuncio en el que se buscaba un jefe de laboratorio que fuera especialista en hule, en el Technion de Israel. Me llamó la atención esta combinación: mi especialidad, la investigación e Israel juntos… Había que intentarlo. Después de largos meses de esfuerzos, gané el concurso que tuvo lugar en los Estados Unidos, y se me ofreció un contrato por tres años. Todo se interrumpió poco antes de la Guerra de los Seis Días: la universidad no daba señal de vida y creí que todo había terminado. Sin embargo, se volvió a establecer el contacto y a finales de agosto de 1967, llegué a Israel con mi esposa Celia y mis tres hijos. Debo decir que Celia era y es muy sionista; mi sionismo no es, por decirlo así, muy profundo.
Allí comenzó mi relación con el Estado de Israel…
A algunos días de mi llegada, me reporté al trabajo. Nos alojamos dos meses en un edificio para académicos extranjeros y luego nos mudamos a un departamento propio. Fueron tres de los mejores años de mi vida: tuve la oportunidad de participar en el crecimiento, piedra a piedra, de Jerusalén: la construcción de vivienda en nuevas áreas. En esos años, paseaba yo a la media noche por cualquier área del Jerusalén habitado por árabes, sin problema alguno. Conviví esos días con la euforia del triunfo y sobre todo, con la esperanza, compartida por mis conciudadanos, de que pronto llegaría la paz. El gobierno no tenía intención de retener los territorios, pero no había con quién hablar. Los países vecinos publicaron sus tres NO de Khartoum, diciendo NO a la paz .
Mi relación con Israel se profundizaba pues era testigo del crecimiento, día con día, del país: carreteras, industria, agricultura. Era un país distinto, muy distinto al actual.
Mi trabajo, como director del laboratorio de investigación de hule, dentro del Technion, fue de investigación aplicada. El gobierno francés había embargado la venta de material estrategico a Israel, incluyendo las refacciones de hule, necesarias para mantener en uso los equipos, por ejemplo piezas de artilleria y aviones de combate. Israel tenia aviones de combate franceses Mirage que tenían que seguir volando: la industria debía fabricar las partes de hule necesarias para hacerlo. Tuvimos que desarrollar las especificaciones militares para dichos productos, asi como los instructivos de fabricación para la industria manufacturera en Israel. Tambien desarrollamos diversos programas necesarios para Tzahal en su momento. En mi tercer año en Israel, ya pude dar conferencias en hebreo y fui editor del primer libro técnico sobre hule, publicado en hebreo.
En 1970, terminó el contrato. Nunca me decidí a hacer aliyá, así que volvimos a México, hecho que causó gran sorpresa entre mis empleadores, amigos y familiares. Dejamos atrás las amistades que hicimos entonces, con los cuales seguimos en contacto hasta la fecha.
Volvimos a Israel en 1975, todavía no comprendo por qué, quizás porque una vez que tienes a Israel en la sangre, ya no te lo puedes “sacar”, como tampoco me he podido “sacar” a mis raíces mexicanas, ni a mis amistades profesionales como sociales.
Mis tres hijos terminaron carreras profesionales en el Technion: el mayor es director de refinación de la Refinería de Petróleo de Haifa; mi hija es maestra de preparatoria en esta misma ciudad y el menor vive en México.
Tengo cinco nietos, cuatro mujeres y un varón. Dos de ellas ya terminaron su servicio en el ejército, una decidió permanecer en Tzahal después del servicio obligatorio, con grado de oficial; otra inició su servicio militar en agosto de este año; una tercera, después de su servicio, se ha dedicado al Triatlón, espera llegar a la Olimpiada y la cuarta está realizando un servicio social voluntario antes de enlistarse. Mi nieto tiene quince años y se ha dedicado de lleno a la música, además de sus estudios
En mi actual ocupación como productor de teatro, he presentado obras de Peter Shaffer (como Ojos y Oidos), de Harold Pinter (Cenizas a las Cenizas), así como La Prostituta de Ohio, de Hanoch Levin, cuyos derechos adquirí del Teatro Cameri de Tel Aviv. Hace poco, produje Memoria, obra que alude directamente al Holocausto. Conservo la relación teatral con el Cameri y otros entes teatrales en Israel. Asesoro a la Embajada de México en Israel acerca de la posibilidad de presentar una obra de un autor mexicano en Israel.
Al escribir este texto, decidí no hacer relación de los grandes logros, sociales y tecnológicos del Estado de Israel: esto ya se está haciendo. Preferí hablar de mi relación de judío de la Diáspora, que consiste en pequeñas acciones y pequeñas aportaciones que he podido hacer al Estado. El Estado de Israel me ha dado cuarenta y un años de poder ver y vivir su crecimiento, sintiendo su potencial y su desarrollo, y también le ha dado hogar, profesión y desarrollo a miembros de mi familia.
Creo que lo expresado en la invitación que me hicieron, el hecho de que Israel haya sobrevivido 64 años, no retrata la realidad. No sólo ha sobrevivido: ha crecido, se ha desarrollado y es lo que es, un milagro que ha superado cualquier predicción que se haya podido hacer acerca de su porvenir.
Moisés Zukerman. Empresario, industrial dirigiendo un grupo de empresas, productor teatral. Colegio Israelita de Mexico, Escuela Nacional Preparatoria, Facultad de Quimica,UNAM. Curso de Tecnología Hulera de Univ. de Akron. Fundador y Presidente del Grupo Hulero Mexicano (1964-65), Conferencia Económica del Primer Ministro (Israel, 1974), Patronato de la Facultad de Quimica UNAM. Representante del Instituto Nacional de Bellas Artes a la creación del Instituto de Arte Dramático, adjunto al teatro Cameri (Israel,2000).
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