20 MINUTOS.ES
Este lunes ha comenzado oficialmente la campaña para las elecciones presidenciales en Egipto, que se celebrarán los próximos 23 y 24 de mayo, y en las que un total de trece candidatos aspiran a suceder a Hosni Mubarak. Entre ellos hay islamistas, políticos que en algún momento formaron parte del gobierno del depuesto presidente, liberales e izquierdistas con pocas opciones de ganar.
En las pasadas elecciones parlamentarias de noviembre (las primeras celebradas tras la revolución que, en febrero de 2011, y en el marco de la llamada ‘primavera árabe’, puso fin al régimen de Mubarak) se impusieron los partidos islamistas: El Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de los Hermanos Musulmanes, fue el claro vencedor, con un 40% de los votos, seguido de los salafistas del partido Al Nur (musulmanes ultraconservadores) con el 20%.
Sin embargo, la característica más relevante de estos comicios presidenciales es la incertidumbre, no solo sobre quién podría imponerse finalmente, sino también sobre cuáles serán exactamente las competencias del nuevo presidente (el proceso constitucional está estancado), a quien la actual junta militar que gobierna el país deberá traspasar el poder.
Los expertos, no obstante, sitúan a cuatro candidatos como favoritos: Amr Musa, Ahmed Shafiq, Abdel Moneim, Abdel Moneim Abul Futuh y Mohamed Mursi. Los dos primeros son laicos, con lo que, de ganar, tendrían que lidiar, en principio, con un parlamento hostil, dominado por los Hermanos Musulmanes. Los dos últimos son islamistas, aunque, también en principio, moderados.
Amr Musa (laico)
Nacido en El Cairo, de 75 años de edad y licenciado en Derecho, Amr Musa se define a sí mismo como “nacionalista”. Fue ministro de Exteriores con el gobierno de Mubarak entre 1991 y 2001, periodo durante el que se firmaron los Acuerdos de Oslo, y en el que Musa trató de limar asperezas entre Egipto y Siria. Posteriormente, Mubarak le propuso como secretario general de la Liga Árabe (según muchos analistas, para alejarle del Gobierno, ante su creciente popularidad), cargo que ocupó durante diez años, entre 2001 y 2011. Durante la revolución egipcia del año pasado, Musa declaró su oposición al régimen.
Musa presume de ser el candidato con una mayor experiencia de gobierno, y espera ganarse el voto de los ciudadanos que desean una vuelta a la “estabilidad”. De momento, un sondeo publicado este mismo lunes por el diario Al Ahram le sitúa en primera posición. Según la encuesta, Musa obtendría el 41,1% de los votos de los 1.200 consultados, de los cuales un 87,7% han decidido ya a qué candidato de los trece aspirantes van a elegir.
Ahmed Shafiq (laico)
Nacido en El Cairo hace 70 años y militar de carrera (fue piloto de combate y comandante de la fuerza aérea), Ahmed Shafiq fue el último primer ministro de Mubarak, quien le nombró para el cargo en enero de 2011, como respuesta a las protestas que acabarían poniendo fin al régimen. Muchos le consideran el candidato preferido del ejército.
Shafiq asegura ser el único candidato que combina experiencia en el gobierno civil (en su etapa como ministro de Aviación renovó y modernizó las líneas aéreas y los aeropuertos egipcios) y conocimiento de los asuntos militares, y se presenta como independiente. A su favor tiene el probable apoyo de parte de la clase empresarial del país, basado en las políticas neoliberales de la última etapa del gobierno de Mubarak. En su contra, su pertenencia al viejo régimen y el ser visto como uno de los hombres del dictador.
La candidatura de Shafiq fue anulada por la junta electoral, en función de una ley que prohibía presentarse a aspirantes que hubieran formado parte del gobierno de Mubarak durante la última década, pero Shafiq apeló la decisión y su candidatura acabó siendo aceptada.
Ocupa la tercera posición en el sondeo publicado por el diario Al Ahram, con un 11,9%.
Abdel Moneim Abul Futuh (islamista)
De 60 años de edad, nacido en El Cairo y médico de profesión, Abdel Moneim Abul Futuh es un antiguo miembro de los Hermanos Musulmanes, organización de cuya directiva formó parte durante 25 años (en la rama más moderada), y de la que fue expulsado el año pasado por manifestar su intención de aspirar a la presidencia, en contra de los deseos de la ‘vieja guardia’.
El pasado sábado, el Partido Al Nour, una formación salafista que defiende una versión puritana del islam, anunció que apoyará su candidatura, un gesto que supone un revés para los Hermanos Musulmanes, y que probablemente ayudará a Abul Futuh a conseguir muchos de los votos que colocaron a los salafistas en segunda posición, tras los propios Hermanos Musulmanes, en las pasadas elecciones legislativas.
Abul Futuh se presenta como un islamista moderado que aboga por una versión de la sharia (ley islámica) que defiende la diversidad de la sociedad egipcia. Entre quienes lo apoyan están algunos de los liberales que respaldaron a Mohamed ElBaradei, el antiguo director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, quien retiró su candidatura el pasado enero.
El sondeo publicado por Al Ahram le coloca en segunda posición, con un 27,3%.
Mohamed Mursi (islamista)
Mohamed Mursi, ingeniero de profesión y profesor universitario, nació en Al Adwa, en la gobernación de Sharkia (Oriental), al noreste de El Cairo, hace 59 años. Líder del partido Libertad y Justicia, la rama política de los Hermanos Musulmanes (principal organización islámica de Egipto), fue elegido como candidato presidencial por esta organización tras la descalificación de su anterior aspirante, Jairat al Shater, a mediados de abril.
Mursi, quien ha manifestado que es hora de volver a poner en práctica el viejo dicho de los Hermanos Musulmanes “El islam es la solución”, intentará hacerse con el voto de los ultraconservadores, después de que también fuera descalificado el candidato salafista Hazem Salah Abu Ismail. No obstante, el candidato asegura que su política tiene como referencia “el islam moderado”.
Musri fue diputado independiente entre 2000 y 2005, e insiste en que mantendría su independencia en caso de ser elegido. Rechaza las acusaciones de que su presidencia estaría dirigida por la cúpula religiosa de los Hermanos, y niega asimismo que su objetivo sea convertir Egipto en un estado teocrático.
Los otros nueve
Los otros nueve candidatos son dos exmiembros del régimen de Mubarak (Husam Khayrallah, antiguo militar e integrante de los servicios de inteligencia hasta 2005, y Abdallah al Ashal, profesor de Derecho Internacional y exasistente del Ministerio de Asuntos Exteriores); otro islamista (Mohamed Salim al Awwa, un intelectual islámico con experiencia en arbitraje internacional, apoyado por el centrista partido Al Wasat); un nacionalista (Hamdin Sabbahi, nasserista, decidido opositor al antiguo régimen y expresamente anti israelí); tres izquierdistas (Hisham al-Bastawisi, del partido Tajammu, jurista, antiguo presidente de la Corte de Apelaciones y quien se manifestó contra el régimen de Mubarak; Abu al-Izz al-Hariri, activista laboralista y candidato de la Alianza Socialista Popular, el primer partido de izquierdas legalizado tras la revolución; y Jaled Ali, también socialista); y dos independientes (Mahmud Hussam y Muhamed Fawzi, ambos policías).
Los aspirantes no podrán utilizar símbolos religiosos, exponer detalles de la vida privada de sus rivales o sus familias, realizar acciones que contribuyan a reducir la confianza de los ciudadanos en las elecciones o poner en peligro la unidad nacional.
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