SHULAMIT BEIGEL DESDE LONDRES PARA ENLACE JUDÍO
Los festejos del 64 aniversario de la independencia de Israel ya pasaron, pero aún quedan en mi recuerdo, pues parecían anunciar el advenimiento de aquella profecía bíblica sobre la feliz convivencia del cordero con el lobo en la tierra de la leche y la miel. ¿Cómo explicar si no, el hecho de que durante esa semana los políticos no estaban en desacuerdo sobre ningún punto y coma, y que cantantes que hasta hace unos días se odiaban, hayan grabado una canción conjunta?
Como me encontraba muy ocupada durante aquellos días visitando familiares y amigos que no había visto en mucho tiempo, me fue imposible escribir acerca de ello. Por eso quiero hacerlo hoy, pues ciertos recuerdos y algunos momentos históricos, siguen teniendo la vigencia de siempre, y si no, pues que se publiquen el año entrante.
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DAVID BEN GURIóN EN PUNTAS DE PIE
Recuerdo una foto que no logro encontrar, pero que ha quedado grabada en mi memoria. Registra el esfuerzo de un señor canoso y bajito tratando de colocar sobre el hombro izquierdo de un joven flaco y alto, algo así como una insignia. El señor, que casi aparece en puntas de pie, se llamaba David Ben Gurión. El joven, era un flamante subteniente que respondía al casi genérico nombre de Moshé Levy. Suponemos que el joven, hijo de un humilde inmigrante iraquí que se levantaba todas las madrugadas a abrir su puesto de verduras en el mercado, se sintió profundamente halagado en aquel momento, de ver posar sobre su hombro la mano de quien firmara la Independencia de Israel. La historia recompensó el esfuerzo que realizara el anciano de pelo blanco, transformando al joven subteniente, en el Gral. Moshé Levi, quien en 1983 fuera jefe del estado mayor del ejército de Israel.
GOLDA SÍ QUE TENíA SENTIDO DEL HUMOR
Una de las cosas que más caracterizaba a la primera ministro Golda Meir, era su agudo sentido del humor. Desempeñándose como embajadora de Israel en Moscú, un alto funcionario soviético en una ocasión se dirigió a ella en ruso.
-No hablo ruso por razones de principio- se excusó Golda.
-¿Por razones de principio?- preguntó su interlocutor entre sorprendido y ofendido.
– En efecto – respondió Golda, -mi principio es no hablar en un idioma que desconozco.
En otra ocasión, en circunstancias en que uno de sus colaboradores le informó que Beguin y Sadat habrían recibido el premio Nobel de la paz, Golda comentó: “¿El Nobel? yo más bien les habría adjudicado el Oscar”.
CUANDO BEGUIN ERA JOVEN y FELIZ
La historia nos depara extrañas simetrías. Pienso en Menajem Beguin, el primer ministro, el orador por excelencia, el político sagaz, el hombre que amaba la luz de los reflectores y los aplausos de las masas. El mismo Menajem Beguin decidió terminar su carrera política en la auto reclusión, el silencio y el olvido, hasta el punto de negarse la luz del día. Beguin debió haber sentido una terrible sensación, pues renunció al poder y al contracto con los seres humanos. Fue hace más de 60 años, cuando la policía británica puso precio a su cabeza, obligándolo a esconderse dentro de un armario. Entonces la soledad tenía un sentido, y su corazón cultivaba un sueño, un sueño que le permitía ver en esa soledad de perseguido, un signo de grandeza. Después, más tarde, ya no había sueños posibles. Los ocupantes extranjeros se habían ido, y el país fue crudamente lo que fue. Beguin volvió entonces al armario, ya no para esconderse de alguien, sino para olvidarse de todo y de todos.
IMAGINANDO EL CENTENARIO
Nunca miramos las fotos de los personajes de los billetes. Por lo menos yo hasta la fecha solo miraba la cantidad. Pero esta semana, cuando vi la imagen de Itzjak Ben Tzvi, segundo presidente de Israel desde 1952 y hasta su muerte, en los billetes de 100 shékels, y la de Shmuel Yosef Agnón, premio Nobel de literatura en la de 50 shékels, no sé qué extraño impulso me hizo pensar en el lugar que la historia les reservará a las actuales personalidades nacionales de Israel.
No sería de extrañar, por ejemplo, que los festejos del primer centenario del país, encuentren a Bibi Netanyahu transformado en un billete del 10.000 shékels. No habrá otro remedio que emitir por lo tanto una moneda por el mismo valor con la imagen de Shimon Peres, actual presidente. Otros homenajes probables: rebautizar el Teatro nacional Habima como Teatro Guideon Saar, actual ministro de Educación, y a El Al como Katz Airlines en honor del actual ministro de transporte. Una estampilla de mil shékels llevará la imagen del actual ministro de salud, Bibi Netanyahu nuevamente, en memoria a la época en que todavía había salud y era pública. Mientras que una estatua ecuestre en el centro de Jerusalén honrará la memoria de Ariel Sharon, libertador del Líbano, y otra, la de Ehud Barak, ministro actual de la Defensa, libertador de Siria, Turquía y alrededores.
Por estos 64 años de vida y por los que el optimismo de cada uno pueda agregar a la cuenta,¡Shabat shalom!
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