El exilio judío, ¿un exilio “incómodo”?: Daniela Gleizer en Enlace Judío

Entrevista de febrero de 2012

El domingo 29 de enero, Daniela Gleizer presentó en el CDI su libro “El exilio incómodo”, resultado de su tesis de doctorado. Su próxima presentación será en la Sala Alfonso Reyes del COLMEX, el jueves 9 de febrero a las 18:00 horas, en presencia de José Woldenberg, Soledad Loaeza y Enrique Semo.

Fusión de belleza y talento, Daniela Gleizer visitó Enlace Judío, donde nos compartió los interesantes y controvertidos hallazgos acerca de la política “de puertas abiertas” del gobierno mexicano: en la época del Holocausto, sólo 2000 de las 200,000 solicitudes de asilo fueron concedidas a judíos por las autoridades mexicanas.

Estos son algunos extractos de la entrevista exclusiva que tuvimos con Daniela:

Enlace Judío: Daniela ¿puedes presentarte y mencionar tu trayectoria?

Daniela Gleiser: Estudié la licenciatura de Historia en la UNAM y la Maestría y el Doctorado en el Colegio de México, actualmente trabajo en la UAM Cuajimalpa en el puesto de humanidades y también coordino la licenciatura en Humanidades.

Me he dedicado al tema del exilio desde hace muchos años porque fue también el tema que escogí para mi tesis de licenciatura y este libro es el resultado de mi tesis de doctorado, retrabajada, no es que sea una publicación de mi tesis de doctorado, se hicieron algunos cambios para que no sea tan académico y pueda llegar al público en general.

EJ: “El exilio incómodo”, ¿por qué incómodo?

DG: Porque el gobierno mexicano tuvo muchas dificultades para hacer frente a estas solicitudes de asilo que empezaron a llegar a México aproximadamente desde 1937, no desde comienzos del Nazismo. Hay que entender que los países latinoamericanos al principio no eran vistos como una opción ideal, se prefería ir a los Estados Unidos o a los países limítrofes, pero después, sobretodo a partir de 1938 cuando ya el huir era ya una urgencia y no una opción, empezaron a salir estas opciones y Latinoamérica empezó a ser un atractivo porque hasta la década de los 20´s había sido países abiertos a la inmigración. Incómodo porque el gobierno mexicano tuvo muchas dificultades, primero para darles una categoría a estos refugiados, no se hablaba de refugiados, se hablaba de inmigrantes, es decir, gente de la que se desconoce su calidad de perseguidos, no son vistos como gente que está en peligro ni gente que necesita asilo porque corre peligro, al principio no se entendía que sí se corría un peligro de muerte, ya cuando se confirman los rumores sobre la solución final, se entiende que era cuestión de vida o muerte la salvación de estas personas. Estamos hablando del año 1942.

El tema del salvamento de las personas del Holocausto, es un tema que ha cobrado gran importancia, porque el cierre de fronteras de los demás países frente a los refugiados que buscaban huir del destino que les esperaba dentro del Nazismo, es uno de los factores explicativos del por qué murió tanta gente. Si los países hubieran tenido una política de puertas abiertas, hubiera salido muchísima gente de Alemania. Hay, incluso, un autor que dice que Hitler no hubiera podido llevar a cabo sus planes si la mitad de Alemania estaba en el exilio: es un factor importante para entender por qué no se salvó más gente.

EJ: ¿Cuál era la posición del Estado Mexicano?

DG: Bueno, tenemos acá un periodo que abarca digamos el gobierno de Lázaro Cardenas entre 1934 y 1940 y su sucesor, Ávila Camacho, que estuvo entre 1940 y 1946. Básicamente hay continuidad, no hay una ruptura importante, aunque en el gobierno de Ávila Camacho hay más corrupción. Cuando empiezan a llegar en el gobierno de Cárdenas las solicitudes de asilo y empiezan a ser rechazadas, lo que tenemos es una Secretaría de Gobernación, particularmente el Secretario de Gobernación, Ignacio García Téllez, con una posición muy contraria a la entrada de refugiados judíos e incluso de otros grupos, con esta idea de que había que preservar o salvaguardar el mestizaje nacional y no admitían a aquellos extranjeros que eran considerados no asimilables a la nacionalidad mexicana.

Éste es un factor muy muy importante para entender los hechos, porque ya desde fines de la década de los 20 y sobre todo durante los 30, aparecieron una serie de circulares confidenciales, circulares en donde se iba prohibiendo la entrada de ciertos grupos étnicos y nacionales al país. Los primeros a los que se aplicó esto fue hacia la población china; después, se prohíbe la entrada de gitanos, después la entrada de negros y esta lista va creciendo- hasta que, en 1934, el último grupo que se agrega son los judíos. Lo interesante en este caso es que, en esta circular, son considerados los más indeseables de todos; por tanto la inmigración judía en México se prohíbe en 1934.

Cuando encontramos estos documentos sobre la prohibición de la inmigración judía, pues nos preguntamos si en realidad se implementaron estas órdenes, porque hay documentos que no llegan a cumplirse. Efectivamente, estos documentos sí tuvieron vigencia, esta circular fue enviada a todos los cónsules de México en el extranjero. Como tal, los cónsules debieron acatar las órdenes, y para saber a quién permitir la entrada y a quiénes no, había que preguntarles a todos cuál es su nacionalidad, cuál es su raza, su subraza, etc.

Éste fue un momento en que la teoría racial estaba muy en boga: la idea de que había razas superiores. En función de esto la Secretaría de Gobernación determina que algunos grupos eran considerados de inmigración no deseable y que por lo tanto no había que permitirles la entrada. Los judíos no fueron los únicos; sin embargo, fueron los únicos que necesitaron asilo, fueron los únicos que atravesaron un proceso de persecución masiva, fueron los únicos que llamaron a las puertas en este sentido.

El otro gran caso con el que se podría comparar es con los republicanos en la guerra civil española que también necesitaron asilo: en este caso, el gobierno de Cárdenas se organizó para mandarlos traer. De hecho Gilberto Bosques a eso va, a Marsella: a organizar la llegada de refugiados españoles. ¿Por qué los refugiados españoles sí y los judíos no? Bueno, en primera instancia hay una posición de afinidad política entre el régimen de Cárdenas y la República Española. Cárdenas siente que la República tiene que se apoyada y una vez que pierden los republicanos, tratando de salvar a los refugiados españoles que estaban en campos francés, por afinidad política, son considerados asilados políticos, a diferencia de los judíos, esto implica que merecen ser salvados y luego pues porque entran perfectamente bien dentro del mestizaje, o sea son considerados inmigración deseada.

Finalmente, México recibe entre 1,800 y 2,200 refugiados judíos, por lo que entonces su política de puertas cerradas fue muy cerrada. Estas 2,000 personas llegan porque tenían familiares en México y la ley permitía inmigrar a quienes tenían parientes aquí en México. Se dieron muchos casos de corrupción, donde la gente pagaba por entrar en los puertos, hubo venta de visas, etc. Cárdenas sí le dio asilos a exiliados políticos de izquierda, como Trotsky por ejemplo, un grupo reducido de abogados, escritores, etc. que eran judíos, eran judíos no identificados, pero eran de origen judío, como por ejemplo Friderich Katz.

Y luego las visas que dio Gilberto Bosques desde Marsella para México, de ellas no tenemos un archivo que diga cuántas visas dio, ya que fue encarcelado en buenas condiciones, era como un arresto domiciliario. Lo que hacía Bosques era dar una especie de documento o salvoconducto que decía que el portador tenía la protección del gobierno mexicano, estos documentos eran muy importantes, porque los alemanes les habían quitado los documentos a los judíos, por lo que era apátridas y como apátridas se les complicaba mucho más pode moverse, con estos documentos se pudieron sacar muchos judíos de campos de concentración y para que se pudieran mover en Europa.

EJ: Pero Bosques no sólo ayudó a judíos.

DG: No, en realidad lo que hizo Bosques era para los refugiados españoles y, como parte de esta misión, dio visas a algunos judíos.

EJ: Dices que hay otra persona más que debe ser reconocida.

DG: Sí, es el Ministro de México en Lisboa, no era embajador, una especie de cónsul, ahí dio visas para un barco que se llamó El Cuansa, era gente que venía a México en calidad de tránsito, pero a medida que iba avanzando la guerra, había menos rutas marítimas por lo que tenían que pasar por México para llegar a sus destinos en Latinoamérica, cuando llega el barco a Veracruz en 1940, el Secretario García Téllez no deja bajar a la gente, el barco finalmente va a los Estados Unidos y ahí se inicia un juicio a la compañía naviera y ganan el juicio. Se manda llamar a Álvarez del Castillo, pero no puede venir porque no hay barcos, por lo que envía una carta a Cárdenas, donde dice que creía “que al darles visas a estas personas se estaba interpretando la actitud humanitaria del Señor Presidente”. Lisboa era un puerto donde podían llegar los refugiados y podían salir a América porque era neutral y que el ministro no supiera cuáles eran las órdenes en México, es un indicio de la confusión que rodea esta historia. Él defiende a los refugiados, la gente le agradecía las visas y su trato, y en la misma carta, muy emotiva, decía que la gente no iba a tener dinero para comprar otro pasaje e irse a otro lado, era una defensa directa sobre los refugiados judíos.

EJ: ¿Qué sucede con la memoria de la Comunidad Judía en México, es una memoria selectiva?

GD: Es una pregunta muy interesante y es un tema para reflexionar todavía profundamente. Aquí teníamos una política de puertas cerradas y el Comité Central de la Comunidad Judía que se creó en 1938, estaba perfectamente consciente de ella, era un grupo muy pequeño que hizo muchos esfuerzos hacia el gobierno para cambiar esta política y las organizaciones judías internacionales también sabían y estaban a punto de descartar a México como una opción.

Posteriormente hay un proyecto para traer niños huérfanos de campos de concentración que serían adoptados por lo judíos de México, no todos los judíos estaban involucrados pero algunos de ellos. Entonces la memoria de las puertas cerradas se fue olvidando poco a poco, en estos 70 años, mi hipótesis es que se perdió muy rápido, y en realidad lo que recuerda la Comunidad Judía actualmente en términos generales son unas puertas abiertas, un país que fue generosos frente a la suerte de los refugiados judíos y lo vemos en un sin fin de eventos, actos oficiales, discursos etc. La primera que se hizo esta pregunta fue la socióloga Judith Boxer, ¿qué pasa con la memoria tanto del gobierno como de la Comunidad? Así como el gobierno y la Comunidad, ambos recuerdan que se abrieron las puertas y que fueron generosos.

Vea la entrevista completa en video.

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