KEVIN ZDIARA*
Cuando comencé a interesarme en Israel y el conflicto en el Medio Oriente, me sentí un traidor. Eso ocurrió durante la Segunda Intifada y Ariel Sharon era una de las personas más odiadas en Alemania. No fue fácil obtener información objetiva con respecto a la situación. La cuestión requería una intensiva tarea, mucho tiempo y, en ocasiones, me sentí traidor. Para mala suerte, en los últimos años, la opinión pública en Alemania se volvió contra Israel. Encuestas difundidas recientemente revelan sentimientos anti-israelíes muy fuertes entre la población alemana.
Un muestreo de la organización social-democráta Friedrich Ebert, encontró que el 47,7% de los encuestados piensan que Israel lleva a cabo una “guerra de aniquilación” contra los palestinos. Otra, de la publicación Dier Stern, de hace algunas semanas, encuentra que el 59% ve a Israel como “agresivo”, lo que representa un ascenso, en tres años, del 10 por ciento.
El delito histórico de la Alemania Nazi contra el pueblo judío limitó esos sentimientos durante largos años y creó un “sistema de relaciones especiales” entre Alemania e Israel. Pero cabe sentir la falta de comodidad creciente de los alemanes con respecto al Estado judío. Después del suceso del Mármara, por ejemplo, fue el Bundestag alemán el único parlamento occidental que tomó la resolución de condena, por unanimidad, contra Israel. Dos miembros del partido de izquierda “Die Linke” (pasajeros del Mármara), votaron junto a los conservadores, los liberales y los social -demócratas. El publicista judeo-alemán Henryk Broder, denominó esto “acción de revelación personal nacional” y agregó que la “pregunta judía” que generó una sensación de unidad nacional alemana en el pasado, se transformó, con claridad, en la “pregunta palestina”.
Es cierto que el anti-sionismo agresivo no se encuentra presente en el diálogo público en Alemania, como en otros países. Pero las campañas destinadas a crear una deslegitimación de Israel gozan hoy de mayor apoyo que en el pasado. Por ejemplo, una representación de la Nakba palestina se exhibe, desde hace años, en las calles alemanas, con terminales en centros de la Iglesia Reformista y, en algunas ocasiones, en edificios públicos. En la ciudad de Kalen existe, desde hace años, una representación antisemita que incluye una gran caricatura de un hombre con la estrella de David y en sus manos un cuchillo y tenedor cortando a un niño palestino en pequeños pedazos.
Hace poco vimos un poema, escrito por el Premio Nobel Gunter Grass, sobre los proyectos imaginarios de Israel de aniquilar al pueblo iraní, mientras el líder del Partido Social Demócrata alemán, Sigmar Gabriel, acusó a Israel de materializar el “régimen del Apartheid” en Hebrón.
En 2011, vimos la llegada del boicot anti-israelí a Alemania, con el apoyo de Die Linke en la ciudad de Bremen. Manifestantes se posicionaron por fuera del supermercado exigiendo la interrupción de la venta de productos israelíes.
La campaña de boicot se limitó solo a Bremen. Pero, hace poco, comenzó también en la sede alemana de la organización católica “Pax Christi” para apoyar el llamado al boicot contra los productos israelíes. La diferencia es que la organización no representa elementos extremistas de izquierda, sino que es cercano a la Iglesia Católica y con presencia a lo largo del país. A fin de reforzar su campaña, consiguieron la firma del alcalde de la ciudad de Jena, Albrecht Schroter quien, en el pasado, recibió el Premio al Esfuerzo por sus acciones contra los neonazis y contra el antisemitismo. Se trata del primer hombre de una gran ciudad y miembro destacado de un partido social demócrata que apoya esa campaña.
A pesar de su pasado, es conocido por su actitud anti-israelí, incluida la participación en manifestaciones contra el cerco de seguridad en Beit Jala, en 2008. A pesar que, la campaña, traspasa el límite y representa el antisemitismo moderno, Schroter sostuvo que no es posible que sea antisemita a causa de su actividad política y por el apoyo con el que cuenta por parte de compañeros judíos e israelíes. Incluso, sostuvo que era y es “amigo de Israel”. El hecho que se vincule solo a los “delitos israelíes”, manteniendo el silencio con respecto a los misiles de Hamas y la violación de derechos humanos graves cometidos por la Autoridad Palestina, dice lo suficiente.
Un hombre como Schroter, representa el “nuevo” antisemitismo en Alemania. Llega con una sonrisa y sostiene que, al final de cuentas, se preocupa por los “derechos humanos”.
Se trata de una “nueva” forma de viejo odio hacia los judíos, dado que a sus representantes, de verdad, les importa el recuerdo de la Shoá. Son activos contra el neo-nazismo y apoyan a la reducida comunidad judía de la Alemania de nuestros días. A cambio, carecen de una gota de piedad hacia la guerra de comunicación de Israel a quien ven como el “mal” en Medio Oriente. Tal como lo revelara la encuesta de 2011, ven a Israel como el nazi de nuestros días y como el estado que perpetra una especie de genocidio contra los palestinos. Hacen una demonización de Israel y usan una doble moral contra Israel y, por ese medio, deslegitiman al único Estado judío en el mundo.
La creación del nuevo y “moral” modelo de antisemitismo dificulta mucho a los amigos de Israel a oponerse a esa forma de antisemitismo. Por ello, la defensa de Israel hoy se relaciona a la misma intensa actividad, tal como fuera cuando solo comencé.
Por otra parte, la escritura en el conocido blog alemán “Die Achse des Guten”, (eje de los buenos, peso contra el “eje del mal”, término acuñado por el ex presidente George Bush) y la defensa de Israel en mi blog personal me generaron oportunidades que no tenía en el pasado. Me ayuda mucho a transmitir el mensaje al amplio público, a reforzar el apoyo a la campaña y exhibir una perspectiva pro-israelí a fin de enfrentar las ideas críticas hacia Israel que aparecen crecientemente en los medios de comunicación alemanes.
La respuesta a los artículos me enseña que no me dirijo solo a los miembros del grupo pro-israelí, sino que consigo llamar la atención de personas que aún no tomaron posición hacia Medio Oriente y, en especial, hacia publicaciones en Internet y la recepción de respuestas inmediatas, me hacen sentir que no estoy solo.
A pesar de parecer mala, estoy convencido que la situación en Alemania, si bien es seria, no carece de esperanza. Aún no.
*Kevin Zdiara, es Doctor de Filosofía del Centro Max Weber, de la ciudad de Erfurt, donde se desempeña como miembro de la Asociación de Amigos de Israel-Alemania. Escribe en el sitio Die Achse des Guten y en su blog personal. En una de sus columnas, comparó entre los manifestantes de izquierda que exigen el boicot a los productos de los asentamientos con la prohibición de comprar a los judíos bajo el régimen nazi.
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