EL MUNDO.ES
El presidente de la Sociedad Wagneriana de Israel no se rinde pese a la cancelación de su “debut’. “¡Pero si Chopin y Strauss eran más antisemitas que Wagner!”.
“Efectivamente, se ha anulado el acto del sábado. Pero, ¡no me rendiré hasta que haya un concierto integro de Richard Wagner en Israel!”, promete el israelí Jonathan Livny sin ocultar su monumental enfado por la doble anulación de una velada en honor al compositor alemán.
En una entrevista a ELMUNDO.ES, el abogado Livny critica a los supervivientes del Holocausto que se niegan a que se toque en Israel la música del artista antisemita al que tanto admiraba el régimen nazi. Pese a la decisión de la Universidad de Tel Aviv y posteriormente de un hotel de no albergar a los 100 músicos contratados para interpretar piezas como ‘Tristán e Isolda’ o ‘El ocaso de los dioses’, Livny afirma sentirse arropado por los seguidores de Wagner en Israel. “Es imposible ser aficionado a la música e ignorar la gran contribución de uno de los músicos más importantes de la historia. En mi opinión, están Mozart, Beethoven, Schubert y Wagner”.
En el eterno papel de Don Quijote, Livny lucha contra un dramático tabú de 64 años. Los que tiene Israel y el propio Livny, hijo de un superviviente del Holocausto que huyó de la Alemania nazi. Allí su familia fue asesinada. Allí se enamoró de Wagner.
Pregunta.- ¿Le han comunicado las razones de la última cancelación del concierto?
Respuesta.- No me lo han dicho pero está claro.
P.- ¿Presión?
R.- Es lo que parece.
P.- Tras varias décadas, la sociedad israelí -en particular los supervivientes del Holocausto- se opone a un concierto integro de Wagner en Israel entre otras razones porque lo identifican con el nazismo ¿es usted aún optimista?
R.- Yo siempre lo soy. Una persona que no es optimista no puede vivir en Israel. Este año no habrá concierto pero el próximo año lo intentaré otra vez.
P.- ¿Conclusiones?
R.- Que desgraciadamente han reducido la Shoa a la figura de Wagner. En lugar de recordar la Shoa y ayudar a los supervivientes del Holocausto a afrontar sus problemas, vetamos a Wagner y así podemos aterrorizarnos del Holocausto. Para muchos israelíes, el Holocausto sólo significa no escuchar la música de Wagner. Se ha convertido en una obsesión.
P.- ¿No entiende lo que sienten, de dónde vienen las protestas?
R.- En absoluto. No hay relación alguna entre Wagner y los supervivientes del Holocausto. Hubo compositores más antisemitas que él. Chopin, que es tan admirado por los israelíes, entraba en el concierto y decía: ‘Si hay judíos en la sala, yo me niego a tocar’. Richard Strauss fue el presidente de la Cámara de Música del III Reich y escuchamos su música.
P.- Pero Wagner…
R.- Boicotean a Wagner porque era antisemita y porque le gustaba a Hitler pero murió seis años antes de que éste naciera. Menos mal que a Hitler no le gustaba Beethoven porque también le hubiéramos boicoteado.
P.- Otro argumento es que su música se escuchó en los campos de exterminio.
R.- No es cierto. Nunca, repito, nunca se ha escuchado Wagner en los campos de exterminio. Era imposible porque su música requiere una orquesta de más de 100 personas y en los campos de exterminio había capelas pequeñas.
P.- ¿Está llamando mentirosos a los supervivientes?
R.- No creo que nadie haya dicho que lo escuchó.
P.- Grandes maestros como Zubin Mehta y Daniel Barenboim lo intentaron sin éxito, ¿Por qué cree que usted lo conseguirá?
R.- Porque no soy Zubin Mehta ni Daniel Barenboim. Yo lo conseguiré porque tengo mucha más paciencia que ellos que lo intentaron de forma esporádica. Lo intentaré una y otra vez hasta que al final lo consiga.
P.- ¿Por qué creó la Sociedad Wagneriana de Israel?
R.- Para que este país sea normal.
P.- Usted recibe numerosas críticas pero también muchos israelíes quieren que tenga éxito…
R.- Por supuesto. La mejor demostración que no estoy sólo es que en menos de una semana más de 800 personas compraron la entrada. Cuando se anunció la anulación, algunos me pidieron que guardara el dinero para la asociación. Es su donación para que sigamos intentándolo.
P.- ¿A qué edad escuchó por primera vez a Wagner?
R.- Cuando mi padre, superviviente del Holocausto, huyó de Alemania, trajo documentos y fotos de la familia que fue exterminada. Conocí a mi familia gracias a las fotos. Mi padre también trajo discos de Wagner. Desde que era un bebé, escuché a Wagner en casa. Mi padre me dijo: ‘Escucha hijo, qué pedazo de antisemita era pero fíjate qué maravillosa y divina música’.
P.- Le dicen que no hay problema para que lo disfrute en su casa…
R.- Sí pero quiero una acústica buena y escuchar a Wagner en un gran auditorio junto a mil personas que piensan como yo. No obligo a ningún superviviente del Holocausto a escucharlo ni tampoco a alguien que no lo es y odia su música. No acepto que nadie, ni siquiera los supervivientes del Holocausto, me prohíban escuchar a Wagner en un espacio público. Estoy harto de viajar al extranjero para escuchar a Wagner. Lo quiero hacer en Israel.
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