POR ISRAEL.ORG
El operativo de seguridad en la Ribera Occidental no tiene nada que ver con el combate al terrorismo. Los arrestos y confiscaciones de armas son parte de un esfuerzo de la Autoridad Palestina para combatir el crimen y la disensión dentro de sus propias filas.
En semanas recientes, las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina han lanzado un operativo masivo contra la anarquía y el desorden en diversas partes de la Ribera Occidental.
El operativo fue ordenado por Abbas después que descubriera lo que muchos palestinos han sabido por largo tiempo: que sus fuerzas de seguridad y los leales a Fatah son responsables del caos y la anarquía.
Los palestinos dicen que ésta es la mayor operación que ha sido llevada a cabo por las fuerzas de seguridad financiadas por Occidente desde que Mahmoud Abbas fue electo para suceder a Yasser Arafat como presidente de la Autoridad Palestina en 2005.
Docenas de oficiales de seguridad palestinos, algunos de ellos de rangos muy altos, han sido hasta el momento detenidos y trasladados a una prisión palestina en Jericó.
Los oficiales, quienes fueron entrenados y armados por expertos de seguridad de Estados Unidos y la Unión Europea en los últimos años, son sospechosos de involucrarse en diversos tipos de crímenes que incluyen extorsión, robo a mano armada, secuestros, agresiones físicas y fraude. Algunos de ellos, según fuentes palestinas en la Ribera Occidental, son sospechosos también de involucrarse en tráfico de armas y drogas. La represión fue ordenada por Abbas siguiendo una serie de incidentes en Jenín, que llegaron a su punto más alto cuando pistoleros no identificados abiertamente trataron de asesinar al gobernador de la ciudad, Kadoura Musa, quien no fue herido en el intento de asesinato, pero murió unas horas más tarde de un ataque cardíaco masivo.
Los residentes de Jenin dijeron que el intento de asesinato también proporcionó evidencia que la Autoridad Palestina ha perdido control sobre su ciudad. Ellos dijeron que en los últimos años Jenin ha estado bajo control de bandas locales cuyos miembros consistían en su mayoría de ex milicianos de Fatah y de oficiales de seguridad.
El operativo de seguridad en curso también ha resultado el arresto de decenas de pistoleros de Fatah quienes eran parte del ala armada de la facción, Las Brigadas de los Mártires de Aqsa.
Estos oficiales de seguridad y los pistoleros de Fatah han estado imponiendo un reino de terror e intimidación sobre los palestinos, no solo en Jenin, sino en otras partes de la Ribera Occidental, que incluyen Nablus, la mayor ciudad palestina y el cercano campo de refugiados de Balatta.
Fuentes de seguridad palestinas dicen que el operativo ha resultado también en la confiscación de docenas de rifles y pistolas, así como grandes cantidades de municiones, que fueron encontradas en posesión de clanes, bandas armadas y oficiales de seguridad rebeldes.
Sin embargo, mientras muchos palestinos han expresado satisfacción con la decisión de restaurar la ley y el orden, otros mientras tanto, han criticado a Abbas por actuar de una manera “histérica”.
Los críticos de Abbas se quejan que las armas que sus fuerzas de seguridad han confiscado estaban siendo guardadas para ser usadas contra Israel.
La semana pasada en el campo de refugiados de Balatta, docenas de palestinos tomaron las calles, entonando cánticos contra Abbas y sus fuerzas de seguridad. La protesta trajo consigo una dura respuesta de Abbas, quien instruyó a su personal de seguridad a expandir el operativo dentro del campo.
En el corto plazo la Autoridad Palestina podría tener éxito en restaurar la ley y el orden en las áreas bajo su control en la Ribera Occidental. Pero en el largo plazo la represión incrementará la amargura y la frustración entre un gran número de pistoleros de Fatah y oficiales de seguridad que se sienten traicionados por Abbas.
Los leales a Abbas sostienen que su presidente está encarando una “conspiración internacional” que apunta a aislarlo y disminuirlo por su negativa a reanudar las conversaciones de paz con Israel. Según estos leales, los enemigos de Abbas han estado armando y financiando pistoleros y oficiales de seguridad desilusionados de Fatah, en una apuesta por esparcir la anarquía y el desorden en la Ribera Occidental.
Fuentes cercanas a Abbas han identificado a los principales enemigos como Mohammed Rashid, un ex asistente de Yasser Arafat y Mohammed Dahlan, un ex jefe de seguridad de Fatah. Ambos, Rashid y Dahlan, están actualmente llevando a cabo una campaña de desprestigio en contra de Abbas y sus dos hijos empresarios, Tarek y Yasser, acusándolos de corrupción financiera y abuso de poder.
El operativo de seguridad en la Ribera Occidental no tiene nada que ver con el combate al terrorismo. Los arrestos y confiscaciones de armas son parte de un esfuerzo de la Autoridad Palestina para combatir el crimen y la disensión dentro de sus propias filas.
La represión podría durar semanas o meses. Abbas está luchando por recuperar control sobre campos de refugiados y otras comunidades palestinas.
En la última semana Abbas ha renovado su amenaza de volver a la ONU para pedir reconocimiento de un estado palestino si Israel no satisface su demanda de un congelamiento en la construcción de asentamientos y su aceptación de las líneas pre-1967 como futuras fronteras del estado. Pero antes de enfilar hacia Nueva York, Abbas tendrá que probar que no ha perdido control sobre ciertas partes de los territorios que deberían supuestamente estar bajo su jurisdicción.
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