Cristianos coptos se organizan en Egipto

ESTHER SHABOT/EXCELSIOR

Poco más de 10% de la población egipcia de 80 millones se reconoce como cristiana; la mayoría adscrita a la Iglesia copta, cuyos orígenes datan de los inicios del cristianismo. Su presencia en la zona data, pues, no de siglos, sino de casi dos milenios, pero su marginación política y social ha sido la norma desde que el Islam se impuso como religión hegemónica, luego de las conquistas musulmanas del siglo VII d.C. Todavía en octubre pasado, ya con Mubarak fuera del poder, se registró una oleada más de atentados contra iglesias y matanzas de coptos por parte de elementos islamistas radicales sedientos de “depurar” a su país de las “herejías” que impedían el reinado absoluto del Islam en Egipto.

Hoy, cuando existe en ese país un gobierno electo en el que cohabitan un presidente miembro de la Hermandad Musulmana —Mohamed Mursi— y un Consejo Militar Supremo que por lo pronto hace las veces de poder legislativo y continúa teniendo en sus manos las riendas del poder en áreas diversas de primera importancia, ha aparecido una iniciativa por demás interesante que bien podría aglutinar a fuerzas no sólo cristianas, sino también a parte de las diversas corrientes liberales y de tinte secular que quedaron fuera del reparto del poder en el nuevo gobierno a pesar de haber participado activamente en las protestas que finalmente derrocaron a Hosni Mubarak.

El proyecto está encabezado por el abogado copto Mamdouh Nakhla, director del Centro Mundial por los Derechos Humanos con sede en El Cairo. Este hombre se ha propuesto fundar y registrar ante el Ministerio Egipcio de Asuntos Sociales a la Hermandad Cristiana en calidad de organización legal que eventualmente adquiera el estatus de partido político. Tan paralelo es el modelo de Nakhla al de la Hermandad Musulmana, que incluso el partido que pretende formar llevará el nombre de Partido de la Justicia y la Libertad, del mismo modo que el de la Hermandad Musulmana se llama Partido de la Libertad y la Justicia.

En una reciente entrevista realizada a Nakhla por el periódico árabe Asharq Alawsat, éste expresó que ha recibido ya miles de solicitudes de afiliación dentro de las cuales no sólo hay cristianos, sino también gente liberal que encuentra una vía de participación política en esta opción. Señaló que su organización seguirá un ideario eminentemente liberal y secular, y que su eje cristiano, si bien existe, funcionará a la manera en que, por ejemplo, lo hace en casos como el de la Unión Demócrata-Cristiana en Alemania. Su agenda estará centrada en la defensa de las minorías religiosas y de las identificadas con programas liberales que hasta ahora carecen de representación. Ante la pregunta de si consideraba que la Hermandad Musulmana permitiría la emergencia de un partido cristiano paralelo como éste, Nakhla respondió con optimismo, aduciendo que la agrupación a la que pertenece Mursi, después de haber sido perseguida por tantos años por el antiguo régimen, no puede negarse a aceptar la legitimidad de este nuevo proyecto, el cual bien podría compartir poder y proyectos conjuntos con su homólogo musulmán, siempre y cuando prevalezca el respeto mutuo y una justa distribución de cargos en aras de reflejar la pluralidad ideológica que existe en la sociedad egipcia. Otro tema tocado en la entrevista fue el de la postura de la Iglesia copta con relación a este proyecto. La respuesta de Nakhla fue que si bien en el pasado la Iglesia se había opuesto al activismo político de los coptos por temor a represalias de parte del gobierno, en la actualidad se mantiene al margen con objeto de facilitar el desarrollo de la nueva propuesta.

El destino de esta Hermandad Cristiana en formación es evidentemente incierto, pero por lo pronto abre la puerta a la posibilidad de que la Primavera Árabe egipcia no desemboque fatalmente en una nueva tiranía. Si en efecto el proyecto de Nakhla logra despegar y fortalecerse muchos millones de egipcios que participaron en las protestas tendrán una representación y fuerza política que merecen y que hasta ahora, parecía, se les había escamoteado.

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esther shabot: Licenciada en Sociología (Universidad Nacional Autónoma de México, 1980), con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana (1982-1985). Docente en la ENEP Acatlán, UNAM (1984-1994), impartiendo las materias «Medio Oriente en el siglo xx» e «Historia Mundial del siglo xx». Actualmente es profesora en diversas universidades e instituciones educativas mexicanas privadas. Desde 1986 es columnista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales. Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo xx (1992). Es coautora de Humanismo y cultura judía (1999) y coordinadora de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México (2002). Redactora de la entrada sobre «Antisemitismo en México», en Antisemitism: A Historical Encyclo-pedia of Prejudice and Persecution (2005).