EL PAÍS
Enrique Peña Nieto (Atlacomulco, 1966) dejó de fumar hace 12 años, pero no ha podido prescindir de los chicles de nicotina. Menos aún después de 90 días de agotadora campaña —ha estrechado tantas manos que las tiene llenas de rasguños—, que concluyó el domingo con su triunfo en las elecciones presidenciales y el regreso al poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) después de dos sexenios.
Su victoria, mucho más corta de lo que predecían el PRI y las encuestas —una diferencia de 3,2 millones de votos, 38,1% frente 31,6% de su rival, el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador— no ha sido aceptada por este, que ha exigido volver a contar todos los sufragios. El líder de la coalición Movimiento Progresista aduce que el proceso electoral estuvo “plagado de irregularidades” como la compra de votos con regalos y descuentos en algunas cadenas de tiendas, que el PRI superó el gasto permitido por la ley electoral y que su joven y telegénico candidato recibió un abrumador trato de favor por parte de las televisiones, el medio de información de la mayoría de la población.
Peña Nieto, que recibe a EL PAÍS en un hotel de Ciudad de México, niega esas prácticas y asegura: “Decir que me puso la televisión es faltarle el respeto a millones de votantes mexicanos”. Para el nuevo rostro del viejo PRI el resultado de las urnas en el que ninguna fuerza política obtuvo la mayoría en el Congreso supone un “escenario de oportunidad” para sacar adelante mediante el consenso las reformas estructurales que México necesita.
Pregunta. ¿Qué es lo que más le preocupa del México que recibe del presidente Felipe Calderón?
Respuesta. El México que recibo permite afrontar grandes retos y metas. Tenemos un México en el que se ha incrementado la pobreza; un México donde ha crecido la inseguridad, y sobre todo el miedo y zozobra de la sociedad; tenemos un país que no ha tenido el mejor desempeño económico, sin dejar de reconocer la estabilidad macroeconómica y financiera que tenemos, que sin duda nos da una plataforma para que podamos impulsar las reformas estructurales que el país necesita. Y la educación, que será la que nos permita aumentar la productividad y una mayor formación de capital humano.
P. Ha prometido llevar a cabo las reformas energéticas, laboral, fiscal… ¿cuál es la prioridad?
R. Y la de la seguridad social añadiría. Todas están íntimamente ligadas, quizá la que menor vinculación tenga, sea la laboral. Obviamente más que marcar un orden, hacer esas reformas estará sujeto al acuerdo y consenso que vayamos teniendo con las otras fuerzas políticas. Mi compromiso es ejercer una presidencia que reconozca y recoja la participación de las otras fuerzas políticas del México democrático.
P. ¿Cómo va a cambiar México después de esas reformas? ¿Qué va a ser distinto?
R. Va a ser un México que va a retomar nuevamente el camino del crecimiento económico; hoy tenemos una tasa de crecimiento del PIB del 2%, 2,2% de promedio. Tenemos que elevarla porque creo que México tiene potencial para estar por encima del 5% al año de promedio, pero es necesario hacer reformas que posibiliten la generación de más empleo, que se traduzcan en niveles básicos de bienestar o de beneficio social como el sistema de seguridad social universal, que hoy solo tienen 44 de cada 100 mexicanos… En eso se van a traducir las reformas.
P. La reforma energética, la apertura del monopolio estatal Pemex al capital extranjero, parece la más difícil porque necesitará una mayoría de dos tercios para que se apruebe un cambio constitucional. ¿No teme que quede postergada?
R. Los retos nunca se ven fáciles, pero lo importante es acreditar la capacidad de poder hacer las cosas. Quiero ser optimista, tenemos ya una experiencia de 12 años o más en el que ningún partido ha tenido mayoría absoluta en el Congreso y eso debe dejarnos lecciones a todos. Creo que en este periodo los partidos debemos actuar con un mayor compromiso de colaboración y sobre todo de compromiso por México. Yo esperaría que hubiera una actitud de respaldo a lo que México necesita. Más allá de que sea postulado por mi partido o por mí como presidente de la República.
P. ¿Va a pedir al Partido Acción Nacional (PAN) una colaboración que el PRI le negó en la anterior legislatura?
R. Creo que ya es momento de dejar de estar regateando respaldos a lo que México necesita. La política debe convertirse en un instrumento que sirva a la construcción de acuerdos y consensos sobre lo que México necesita, no en un obstáculo.
P. ¿Cree que las urnas han dicho basta de parálisis, queremos que esto cambie?
R. Creo que lo que nos une a todos los partidos políticos es que México esté mejor. Soy optimista y creo que hay un escenario de oportunidad para que, a partir de lo que ha sido nuestra historia política reciente, los partidos políticos con una actitud constructiva podamos ahora impulsar los cambios. Hay que lograr consensos, hay que recoger las propuestas que tengan los otros partidos, creo que eso enriquece; yo sí creo que podamos lograr las reformas estructurales. Hay quien condena esta oportunidad a partir de que el PRI no tiene la mayoría absoluta…
P. Pero no la tiene…
R. Los ciudadanos tienen derecho de decidir lo que quieren para México y este es el escenario que ha quedado y debe ser un escenario de oportunidad y fortaleza, no de desventaja. Este es el escenario que los ciudadanos del país decidieron, el que hay que respetar, y sobre el que hay que construir. Yo no lo veo como un escenario desfavorable, aunque sin duda va a implicar un trabajo político, un llamado político a todas las fuerzas políticas para lograr acuerdos y creo que se va a conseguir.
P. ¿Qué opinión le merece la actitud de López Obrador?
R. No la veo distinta de la que ha tenido cuando no le ha sido favorable el resultado de una elección. Fue otra distinta cuando fue elegido jefe del Gobierno del DF, entonces sí eran instituciones democráticas y la participación transparente. Es la actitud que le conocemos y tengo la sensación de que no ha cambiado. Sin embargo, debo reconocer que ha asumido una actitud hasta ahora de mayor moderación y esperaría que por el bien de México, y por respeto a los mexicanos, reconociera el resultado evidente y claro que se dio el pasado domingo. Insisto hay tres fuerzas políticas predominantes y creo es clara a cual le dieron los ciudadanos el mayor respaldo, que es la que represento, con una diferencia de más de 3,2 millones de votos.
P. La izquierda denuncia inequidad en el proceso electoral, como la compra de votos por cantidades multimillonarias.
R. Existen tribunales electorales a los que recurrir para presentar pruebas. Porque se puede afirmar lo que sea, pero hay que presentar pruebas. Y yo niego categóricamente este tipo de acusaciones; condeno cualquier práctica dentro de cualquier partido político, incluido el mío, de recurrir a mecanismos de coacción, de condicionar o de compra de votos, pero también estoy convencido del desarrollo político de nuestro país… También creo que este ha sido el proceso electoral con mayor participación ciudadana, más de 49 millones de mexicanos votaron; tres millones de ciudadanos vigilaron el proceso, autoridades electorales contaron los votos… Creo que no ha habido en la historia política de México un proceso con tanta participación ciudadana. Y no reconocer esto simplemente porque no favorece a uno no me parece válido.
P. Teniendo en cuenta que millones de mexicanos temen una restauración autoritaria, cuando la noche electoral dijo que el PRI está ante una segunda oportunidad, ¿qué quiso decir?
R. Soy parte de un partido que tiene una larga historia, más señalada por errores y desaciertos, que por los logros que contribuyeron al avance de México, que parecería que se hubiesen olvidado. Eso le significó un desgaste que se evidenció al perder el Gobierno de la República en el año 2000 debido en gran parte al haber sido un partido de gobierno durante tantos años. A partir de ahí, creo que, en esta nueva oportunidad que los ciudadanos dan al PRI, la mejor manera de reafirmar la confianza que ahora recibimos será dando resultados. Un partido se prestigia en el Gobierno dando resultados y mi empeño y mi objetivo es lograr que los mexicanos estén mejor.
P. La gente puede agradecer los resultados, pero también es importante la forma de gobernar…
R. El México democrático de hoy exige a quien va a ocupar la presidencia de la República una nueva forma de hacer, de respeto y reconocimiento a la valía y aportaciones de las otras expresiones políticas, y a partir de ello, construir un Gobierno de transparencia, de rendición de cuentas y democrático.
P. ¿Va a incluir en su Gabinete a figuras que no sean del PRI?
R. No lo he definido todavía, pero la formación del equipo de trabajo claramente no estará definida por la filiación política sino por el prestigio, honorabilidad y capacidad probada en tareas públicas.
P. Integrar a militantes destacados de otras fuerzas políticas en el Gobierno, en una suerte de coalición…
R. Es una falacia decir que la integración de alguien de otro partido signifique una coalición de gobierno, no vivimos un régimen parlamentario, el nuestro es un régimen presidencial.
P. ¿Qué modelo de presidencia tiene en la cabeza? Los gobernadores de los Estados se han convertido casi en unos virreyes, ¿los va a disciplinar?
R. Debemos lograr gobiernos no solo a nivel federal si no también a nivel estatal y municipal con mayor transparencia y mayor rendición de cuentas, más allá del origen partidario que tengan. Es una exigencia de la sociedad democrática que hoy tiene nuestro país. Hay que lograr a través de la participación de los ciudadanos la vigilancia sobre los gobiernos en los tres órdenes. Este es un compromiso que he asumido para el Gobierno de la República y emprenderé acciones que permitan la transparencia, con sistemas de fiscalización, claros, entendibles para todos; habrá una comisión nacional anticorrupción para atender las denuncias que hubiese en cualquiera de los tres órdenes de gobierno.
P. Hay sectores de la sociedad que temen el regreso del PRI ¿qué les dice el presidente electo a esos sectores?
R. Primeramente, el PRI no se ha ido, es falaz decir que el PRI se fue. El PRI se fue del Gobierno de la República, pero sigue gobernando y habrá de gobernar en 21 Estados del país. La exigencia del PRI es dar resultados. Yo tengo una visión muy pragmática de las cosas y lo que la sociedad demanda, es claro, son resultados.
P. ¿Les pide un beneficio de la duda?
R. Yo les pediría asumir que el apoyo a otros partidos no es ir en contra de mi proyecto. En democracia no hay ni triunfos ni derrotas permanentes. Mi compromiso es estar a la altura de la expectativa que hemos generado: hacer un Gobierno eficaz, que dé resultados y someterme al escrutinio de la sociedad.
P. ¿En qué va a consistir su nueva estrategia contra la violencia?
R. Siendo un tema prioritario y sensible entre los mexicanos, debe haber un incremento gradual de la inversión pública en seguridad. Si un tema prioritario no se ve reflejado en el presupuesto, es demagogia. Nunca he hablado de echar por la borda lo que se ha hecho hasta ahora, nunca he hablado de un cambio radical; es retomar lo que ha servido, fortalecerse aún más y reducir la violencia logrando un mayor respaldo social a la política que se tenga contra el crimen organizado. Porque una política, como ha ocurrido, que no acredite resultados, que no permita que la sociedad se sienta más segura, es una política que evidentemente no tiene suficiente respaldo social.
P. Para muchos su ascenso político está ligado a la televisión, ¿Qué les dice a quienes dicen que a usted lo impuso una cadena de televisión?
R. Me parece que es faltarle el respeto a los millones de ciudadanos que de manera libre y razonada decidieron a favor de este proyecto. Si fueran los medios o la televisión los que hicieran a un presidente, seguramente López Obrador lo hubiese sido en 2006, porque él tuvo una amplísima cobertura… Me parece una acusación infundada y que suponer algún tipo de imposición es descalificar a millones de mexicanos, es suponer que son títeres, que son manipulables… los mexicanos son más inteligentes de lo que muchos creen.
P. ¿Cómo ve la relación con España?
R. Algo que favorece sin duda la relación entre dos países es la relación personal que se logre construir. Ya tuve comunicación con el presidente Mariano Rajoy y estoy convencido de que será posible tener una relación más estrecha, de mayor intercambio económico, cultural, de presencia de inversión en España y de inversionistas españoles en México. Hay una historia que nos hermana y tengo el compromiso de hacer todo lo posible por lograr una mayor cercanía con el pueblo español.
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