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“Mi hermano desapareció hace 25 años. Acababa de licenciarse en Medicina. Un día se fue y no volvió. Nunca supimos qué le pasó, ni siquiera el nombre de la prisión donde terminó sus días”, confesaba la siria Hala, perdiendo el miedo por primera vez gracias a las primeras manifestaciones de Homs. El levantamiento sirio había destapado el drama de las desapariciones, consumadas durante más de cuatro décadas por la dictadura del clan Asad.
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Hoy es el día Internacional de las Víctimas de las Desapariciones Forzadas, consideradas crímenes contra el derecho internacional. Con su informe “Sumidos en la oscuridad, el tenebroso mundo de las desapariciones forzadas”, Amnistía Internacional suma su voz a la de aquellos familiares que un día, literalmente, la tierra se tragó.
Hay algo todavía peor que cruzar el túnel angustioso de la incertidumbre: que los agentes de tu propio Estado te prohíban que lo denuncies o intenten silenciarte. Hala soportó todos estos años la fotografía del presidente sirio en su despacho. Nunca antes había podido expresar en público la repulsión al ver cada día el rostro del culpable de su dolor.
Desgraciadamente, es una práctica común en otros países del mundo, incluso lo ha sido en España. Amnistía ha recogido más de 40.000 casos de desaparición forzada abiertos en 82 países, pero la cifra sólo representa a los familiares que hacen pública su desesperación. No hay cifras aproximadas del número real de personas ausentes en el mundo.
Oriente Próximo y Norte de África
La lista de sirios desaparecidos se ha multiplicado desde el comienzo del levantamiento popular, pero no ha sido el único país que ha sufrido la represión para sofocar la llamada ‘Primavera Árabe’.
“Mamá, no vuelvo hasta que caiga Mubarak”, fue lo que le dijo Mohamed antes de salir por la puerta a su madre, pero la salud de Mubarak se deteriora en la cárcel sin que el hijo de Suleiman y Ghada de señales de vida, informa Francisco Carrión. La desaparición forzada constituye una violación de derechos humanos especialmente cruel, porque sus familiares no pueden llorarle ni acostumbrarse a la pérdida.
También en Palestina, Amnistía denuncia la desaparición de seis hombres en 2002 que se encontraban bajo custodia de la Autoridad Palestina. Las fuerzas de seguridad informaron a sus familiares de que habían escapado a Israel, pero en realidad sospechan que murieron bajo custodia, posiblemente torturados. Los familiares no sólo no recibieron ningún tipo de información sino que les aconsejaron que abandonaran el caso.
Asia
El temor de contagio de las revoluciones del Norte de África llegó a China, lo que aumentó el número de personas desparecidas en 2011. En febrero emprendieron una de las campañas de represión más duras desde las manifestaciones de 1989 en la plaza de Tiananmen.
Otro caso claro de desaparición forzada es la del filipino James Balao. Activista en favor de los derechos humanos de los indígenas, desapareció el 17 de septiembre del 2008.
Testigos presenciales vieron cómo unos hombres de uniforme lo obligaban a subir a empujones a un vehículo, afirmando que lo detenían por narcotráfico. Durante los últimos años, personas sometidas a una vigilancia similar fueron más tarde víctimas de ejecuciones extrajudiciales.
Europa
En la lista negra aparecen también muchos países de nuestro continente, siendo Rusia y los Balcanes las regiones donde más casos se han registrado en los últimos años. También España, donde Amnistía destaca el caso de Mustafa Setmariam Nasar, ciudadano español de origen sirio, que fue capturado en Pakistán en noviembre del 2005 por funcionarios de ese país, en el marco de las operaciones de la ‘Guerra contra el terror’.
En 2006, los agentes de inteligencia paquistaníes confirmaron en privado la entrega de Setmarian a agentes estadounidenses. Su nombre fue borrado de la lista de “terroristas que ya no constituyen una amenaza” en julio del mismo año. Se desconoce su paradero desde entonces y el gobierno estadounidense niega ofrecer información al respecto.
También la Organización hace especial mención a que en nuestro país se sigan denegando los derechos a la verdad, justicia y reparación de las víctimas de los crímenes internacionales cometidos durante la guerra civil y el franquismo, y denuncia que la justicia española continúa sin investigarlos.
África y América
Nigeria y Gambia son los países donde Amnistía ha documentado casos de Desapariciones Forzadas. En Nigeria, las fuerzas de seguridad detienen arbitrariamente y recluyen a cientos de personas, algunas desaparecen y otras son ejecutadas extrajudicialmente. En Gambia, la práctica es común entre el gremio de periodistas, que se enfrentan a ser detenidos por escribir información crítica con las autoridades.
Sin duda, ‘campeona’ de la inseguridad es América Latina. Argentina, El Salvador, Guatemala, México y la República Dominicana acumulan muchas de las denuncias de familiares que llevan años -algunos décadas como las madres de la Plaza de Mayo- buscando a sus seres queridos desaparecidos.
La responsabilidad de los Gobiernos
La práctica de la desaparición forzada ha sido con frecuencia utilizada como estrategia premeditada para infundir terror en la población y extender la sensación de inseguridad. La Convención Internacional para la protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas ha sido firmada por 91 estados y ratificada por 34.
Los 10 países con mayor número de casos reportados desde 1980 son Irak, Sri Lanka, Argentina, Guatemala, Perú, Argelia, El Salvador, Colombia, Chile y Filipinas, siendo las cifras más elevadas en periodos históricos convulsos.
Amnistía Internacional pide a los gobiernos de todo el mundo que inicien investigaciones imparciales sobre los casos, cuando en la desaparición exista alguna de estas características: ” arresto, detención, secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas que actúan con su autorización, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad”.
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