Una escritora mexicana israelí entrevista a su personaje

AÍDA BERLIAVSKY PARA ENLACE JUDÍO

Aída Berliavsky nació en México y vive en España. Adora a Madrid y añora su otra tierra; cuando está allí, le pasa todo lo contrario.

Titulada en Dirección de Cine por el TAI, compartió papel y pupitre con la que se considera la generación más brillante que ha dado esa escuela, gente que ha optado a grandes premios como el Oscar de Hollywood en categorías menores, o los Goya entre otros (es el Oscar de la cinematografía española), y con la que sigue en contacto y en ocasiones se reúne.

Siente que escribe influenciada por su condición cinematográfica donde la simbología forma parte de la estructura narrativa, y los personajes sugieren más de lo que aparentan, como ella misma cree que nos pasa a todos.

Publicó su primera novela: Dorón Benatar. El libro de los nombres muertos (2008) dando vida a su detective privado. Le siguió Dorón Benatar. Berlín 10119 (2010), y ahora publica su tercera novela Dorón Benatar. Morir Matando, un thriller que no dejara indiferente a nadie y que dará que hablar.

En Enlace Judío, pedimos a Aída que entreviste a su personaje.

La Entrevista entre la autora de la novela, Dorón Benatar. Morir matando, y su personaje, el propio detective Dorón Benatar, se lleva a cabo en el café del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Es allí donde él tiene montada su “oficina”. Convertir una cafetería en oficina habría podido ser un gran error para cualquier otro investigador privado, pero el Círculo de Bellas Artes es distinto, el lugar ya supone un freno para clientes acostumbrados al grito y el escándalo. El edificio en sí mismo impone un respeto para quien desde fuera se deja abrumar por el peso del saber, pero lo que no saben es que en su interior lo mismo se da cabida a una mesa redonda sobre Samuel Beckett, que a una exposición fotográfica del archivo Kaplan, o a la fiesta más sonada de todo Madrid, el baile de máscaras que se celebra todos los años durante el Carnaval y que lo convierte ese día en el punto más golfo de toda la ciudad. Además, es socio y ese carné lo guarda con orgullo; pertenecer a uno de los centros culturales privados más importantes del viejo continente y por cuya directiva ha pasado incluso un Premio Nobel como Jacinto Benavente no es tema baladí.


Aída Berliavsky: ¿Por qué Madrid como escenario?

Dorón Benatar: Madrid es una de las pocas ciudades que sin tener puerto de mar, tiene aire porteño. Nadie pregunta de dónde vienes, ni a dónde vas, estás y eso es lo importante, solo pide que aportemos esos gramos de creatividad que llevamos dentro.

A.B: El arquetipo del detective es el lobo solitario, sin embargo a ti te gusta la familia, la cocina, la cocina… Un tanto extraño ¿no crees?

Dorón: En absoluto. Se me dan bien los fogones y me gusta disfrutar con la comida, hasta te reto a probar mi cocido madrileño kosher, adafina, le llamaban los antiguos sefarditas. Me gusta la familia y disfruto siempre con todos a la mesa y en especial cuando mi madre nos deleita a los postres con sus maravillosos cuentos, es una perfecta cuentacuentos al estilo de las enternecedoras bobe mayse (abuelas-yiddish).

A.B: La cocina es un lugar recurrente con tu familia ¿por qué?

Dorón: Es así porque ahí era donde mi madre corregía los trabajos de sus alumnos, ella es maestra jubilada y le gusta recogerse en esa parte de la casa para trabajar en sus cosas porque le recuerda a la casa de sus padres en México y añora esos momentos en los que, junto a su madre Daniella, la abuela Revka y su hermana Tamara, se sentaban a ver la telenovela Mundo de juguete. Se engancharon a ella al saber que el productor, Valentín Pimstein Weiner, era de padres ruso-judíos. Las cuatro se acomodaban en torno a la mesa con una taza de café en sus manos en un ritual consagrado al llanto.

A.B: Madre askenazí, padre sefardita, ¿caótica mezcla?

Dorón: Caótica porque la mitad mexicana es de mi madre –los Horowitz- y la otra mitad es sefardita, por mi padre –los Benatar-. Cosas del querer capaces de salvar océanos, dice siempre mi padre.

A.B: ¿Para siempre soltero?

Dorón: Espero que no, esforzarme me esfuerzo lo suyo para que no sea así. Como decía San Agustín: «Hacedme casto…, pero todavía no».

A.B: Sin embargo en tu último caso andas liado con una mujer casada y esposa de un diputado.

Dorón: Abusaré de la paráfrasis y recurriré a Oscar Wilde en una de sus célebres sentencias: «No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea».

A.B: En tus otros casos (libros) Dorón Benatar. El libro de los nombres muertos y Dorón Benatar. Berlín 10119, dejas posos de tu cultura hebrea, en este último (libro) Doron Benatar. Morir matando, te despachas a gusto en un alegato antisemita crudo y directo. ¿Por qué?

Dorón: Que se lo pregunten a España y le pregunten también por qué está considerado el país más antisemita de la Unión Europea, por encima incluso de Polonia, cuando la población judía española no supera el 0,1 % del total. Sí, el libro es un alegato contra el antisemitismo y la judeofobia.

A.B: ¿Y qué puede hacer un judío español en una situación así?

Dorón: Lo que hay que hacer, enfrentarse. Y si ha de correr la sangre, que corra de los dos bandos. No más Sohás, porque estos criminales nazis no tienen ni tendrán llene.

A.B: ¿Cómo acaba alguien como tú, doctorado en filosofía, siendo detective privado?

Dorón: En estos tiempos que corren no se trabaja en lo que se quiere sino en lo que se puede. Yo me cansé de hacer suplencias en colegios con niñatos más interesados en su pelo y su móvil que en el conocimiento que podían aportarles los grandes sabios de la humanidad. Y como decía Cervantes, «oficio que no da de comer, no vale dos habas».

A.B: Cuéntame ese espíritu mexicano que llevas dentro. No hay caso (libro) tuyo en el que no abunden las referencias a México.

Dorón: Mi abuelo de México, Jozéf, no nació allí, sino en Polonia. Vivía en Varsovia con su madre, con la bobé Revka. Su padre hacía tiempo que había fallecido y su hermana Bertha ya estaba casada y tenía su propia casa junto a su marido y sus dos hijos. Cuando Hitler se hizo dueño de Alemania y comenzó sus razias con los judíos, mi abuelo Jozéf no se fio de que no fuera a hacer lo mismo si invadía Polonia y planeó irse a América. Ahorró todo lo que pudo y, cuando tuvo suficiente para pagar su huida, escapó con su madre a Grecia, desde donde embarcaron y llegaron a México. Les gustó esa tierra y la adoptaron como suya para el resto de sus vidas. Mi madre siempre se ha encargado de que no olvidemos que somos parte de México y que debemos llevarlo siempre en el corazón por mucho que un océano nos separe, es un vínculo que nunca podrá romperse. Además, qué se puede esperar de una autora que lleva metido Chihuahua bajo la piel, es su tierra.

A:B: ¿Quedan todavía en España antiguos oficiales de las SS que estén vivos?

Dorón: Quedan, como quedan aún sobrevivientes de los campos de exterminio. Malo será el día que fallezca el último porque entonces el mal se encargará de modificar la historia a toda costa. Además, España fue un país que dio cobijo a muchos nazis. Franco los acogió y hasta los dio ciudadanía para evitar posibles deportaciones. Puedo mencionarte algunos como Otto-Ernst Remer, que murió en Marbella plácidamente hace unos años; León Degrelle, que vivió lujosamente en Torremolinos hasta que murió también hace poco; Otto Skorzeny y unos cuantos más. Todos tomaron parte de una manera u otra en lo que Himmler llamó la Solución Final, una eufemística forma de definir la aniquilación de más de siete millones de personas inocentes gaseadas, ahorcadas, fusiladas o pasadas a cuchillo, muchas de ellas después ser sometidas a terribles experimentos médicos. Siete millones que pudieron ser más si el final de la guerra se llega a demorar en el tiempo.

A.B: ¿Tu caso (libro) depara sorpresas?

Dorón: Sin lugar a dudas, igual que las ha deparado en los casos (libros) anteriores.

A.B: Lo leeremos entonces.

Me despido de Dorón, que como buen caballero ha pagado la cuenta y hemos salido a la calle. Yo he parado un taxi para regresar a mi casa. Él ha decidido dar un paseo hasta la plaza de la Cibeles y luego subir hasta la puerta de Alcalá. Le encanta Madrid y disfruta con la ciudad. Así es él.

Después de sufrir escuchando a las editoriales lo políticamente incorrecto que resultaban sus novelas, Aída Berliavsky decidí tirar por la calle de en medio y publicarlas en Kindle Amazon con gran aceptación. Su última novela, Dorón benatar. Morir matando, forma parte de la trilogía de su detective existencial Dorón Benatar.

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