LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO
En la película “Inocencia Musulmana”, producida por un cineasta cristiano copto residente en el Estado de California, EUA, que tiene antecedentes penales; se ofende la figura del profeta Mahoma, en respuesta “por el indignante trato recibido por los coptos cristianos de Egipto por parte de musulmanes”; la película desató la ira de estos últimos en alrededor de 30 países del Medio Oriente y África del Norte.
En Libia, turbas enfurecidas destruyeron el consulado estadounidense, hecho ante el cual, el nuevo presidente de Egipto, Mohamed Morsi (MM), surgido de las filas de la Hermandad Musulmana, intervino en la televisión egipcia para condenar el asesinato del embajador estadounidense. La oleada de manifestaciones se extendieron a la Franja de Gaza y a la ciudad de Jerusalén en la que cientos de musulmanes se encaminaron para protestar en el Consulado de EUA, empero, fueron detenidos por la policía.
Las agresiones a la religión musulmana no son nuevas, y bajo ninguna circunstancia justificables; sin embargo, tampoco lo son los actos violentos de decenas de miles de fanáticos islamitas contra Occidente, especialmente los más recientes, en los que los gobiernos afectados no tuvieron la mínima injerencia en las ofensas a esa fe, circunstancia que hizo notar la Canciller de EUA.
Diferentes analistas opinan que es posible que el régimen fundamentalista de Irán aprovechara la temática de la película antimusulmana para incitar a los fanáticos religiosos a la violencia. En este ámbito, los actos terroristas que constantemente auspicia el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad (MA) y la amenaza que representa su programa nuclear con fines militares, ha acrecentado la repulsa de los principales gobiernos de Occidente a Irán. Así, la Junta de Gobernadores de 35 países que integran la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) de las Naciones Unidas ha reprendido recientemente a Irán “por desafiar los llamados que le ha hecho para limitar su actividad nuclear”.
La AIEA ha denunciado que Irán ha incrementado su capacidad de producir uranio en un 50.0%; a pesar de las imposiciones de sanciones internacionales sin precedentes, Irán activó 350 centrifugadores para enriquecer uranio en su instalación subterránea de Fordo y realiza obras para albergar 3,000 centrifugadoras; en el presente dispone de 2,140, de las cuales 700 están en producción.
En este contexto, Irán empieza a quedarse aislado no sólo por parte de Occidente, también por varias naciones árabes que ven amenazado su futuro por el programa nuclear. Ciertamente, MM ha condenado la injerencia militar de Irán en Siria, en donde el presidente Bashar el Assad (BA) está provocando un genocidio, sobre todo por medio de bombardeos aéreos para “aplastar” a los rebeldes y con el despliegue de grandes vehículos blindados. MM recientemente señaló en la Cumbre de los Países no Alineados, celebrada en Teherán, Irán, al final de agosto pasado, que “el régimen opresivo de Siria ha perdido legitimidad, el mundo debe apoyar a los rebeldes”.
Asimismo, durante la Cumbre, el Secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, denunció a Irán por llamar a la destrucción de Israel y negar el Holocausto. Simultáneamente investigadores de derechos humanos de las Naciones Unidas han consignado que el Ejército Sirio ha cometido crímenes de guerra y contra la humanidad, al igual que las fuerzas rebeldes, aunque estas últimas “no lo han hecho en la misma escala, ni con igual frecuencia y gravedad”.
Por otra parte, a principio de septiembre Canadá rompió relaciones diplomáticas con Irán, país al que consideró “promotor del terrorismo internacional y constituir la mayor amenaza a la paz mundial”. El Ministro de Exterior de Canadá dijo que el régimen de Irán está proporcionando de manera creciente asistencia militar a BA y que además Irán se rehúsa cumplir las resoluciones de las Naciones Unidas sobre su programa nuclear, adicionalmente protege a terroristas y amenaza la existencia de Israel. Cabe destacar que en Canadá viven alrededor de medio millón de personas de origen Iraní.
En este marco, el 4 de agosto pasado, el gobierno de Canadá firmó el Protocolo de Ottawa para combatir el antisemitismo; en el Protocolo se establece un plan de acción para apoyar las iniciativas contra el antisemitismo y proporcionar un marco para que las naciones la sigan. Con el Protocolo el ministro de exteriores de Canadá, expresó “el inequívoco apoyo de su gobierno al Estado de Israel”.
No obstante que MA fanfarronea sobre la capacidad de Irán para detener un ataque de Israel, las sanciones económicas que le ha aplicado Occidente, de alguna forma lo están haciendo recular; la exportación petrolera de ese país pasó de 3.5 millones de barriles diarios al inicio de enero a 2.5 millones a mediados de septiembre, lo que ha hecho mella en su economía y ha tenido un alto costo de oportunidad en un periodo de elevadas cotizaciones internacionales del crudo. MA ha asumido el daño que han causado las sanciones, lo que se interpreta como un mensaje válido “para eludir un ataque de Israel y EUA”.
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