EL PAIS/
Quiero hablarles del futuro y de los cambios que ya son una verdad en mi país. Sabemos que el actual Gobierno mantiene una relación con los países europeos basada exclusivamente en criterios ideológicos y políticos, en lugar de hacerlo a partir de los intereses de los venezolanos y las soluciones a sus problemas.
La transgresión de principios claves, como la autonomía de los poderes públicos, y una constante violación de derechos humanos han despertado la preocupación de instituciones como el Parlamento Europeo, que ha hecho exhortaciones al actual Gobierno para que cumpla con la Constitución y las leyes. Ustedes, lectores, en estas mismas páginas han tenido noticias de estas referencias y han visto cómo el reconocimiento que antes tenía Europa por la democracia venezolana se ha desvanecido.
El proyecto que encabezo hará que Venezuela tenga un sistema democrático sólido y contemporáneo, que sea una demostración de las nuevas maneras de hacer política que precisan estos tiempos para que en el mundo entero la noticia sea el éxito de los venezolanos y no una voz que se habla a sí misma, anacrónica y adicta al poder. En mi Gobierno, Venezuela será un referente reconocido por la protección a los derechos humanos y el respeto a los acuerdos internacionales y no solo por sus riquezas materiales y sus escándalos de autoritarismo.
La Unión Europea y sus 27 Estados miembros siguen siendo para Venezuela una oportunidad para el intercambio comercial, un destino posible para nuestras exportaciones y una excelente fuente de inversiones, en especial en las áreas donde países como España tienen experiencia y éxitos comprobados. Pienso ahora en el turismo y en las políticas culturales, dos espacios con mucha potencia en Venezuela y donde tenemos pensado activar el talento nacional y el desarrollo de nuestras capacidades para llevarle progreso a cada lugar de nuestro mapa.
Después de nuestra victoria el 7 de octubre, cuando los venezolanos demuestren cómo la esperanza es capaz de vencer al miedo, los venezolanos serán la prioridad de nuestro Gobierno. Son muchas las materias pendientes que Venezuela tiene con relación a la política internacional, la diplomacia y el intercambio económico y cultural con el resto del planeta. El Gobierno actual ha perdido demasiado tiempo subrayando quiénes son sus políticos amigos y quiénes no, dejando a un lado lo que yo considero que es el buen uso del poder: la oportunidad de servir a los venezolanos que han decidido confiar en nosotros, en especial a quienes más nos necesitan. La cooperación entre Venezuela y España, al igual que con todos los países de la UE, será conducida por este nuevo camino: la posibilidad de compartir experiencias, iniciativas y conocimientos que hagan posible mejorar la calidad de vida de los venezolanos como prioridad y la de los ciudadanos de los países a quienes Venezuela pueda ayudar.
Fue el voto de los venezolanos lo que me puso a la cabeza de un equipo formado por personas, instituciones y partidos que tienen distintas maneras de pensar y de plantearse las cosas pero un asunto común lo suficientemente grande como para cohesionarnos: el progreso para todos por igual. Esta unión es una muestra de que podemos trabajar sin exclusión y poniendo a los venezolanos por encima de cualquier tipo de interés. Llegaremos juntos a las soluciones que nos unen para cambiar la manera de hacer política siendo transparentes e incluyentes.
No más expropiaciones, no más confiscaciones. Esto se trata de confianza, de recuperar el valor de la palabra que ha sido tan maltratada durante 14 años de excesos. Una de nuestras primeras acciones en el ámbito internacional será fortalecer las relaciones con los países con los cuales compartimos valores como el respeto a la libertad de expresión, la lucha contra la corrupción, el interés por la estabilidad y respeto a los derechos humanos.
Nuestro proyecto tiene entre sus principales objetivos, generar un ambiente de confianza para la inversión nacional y extranjera. En su afán de controlarlo todo, el Gobierno central ha buscado tener el control a través de las expropiaciones, los controles de precios y la distribución de alimentos. Ahora hay menos empleos, escasez, y Venezuela es el país con menor inversión extranjera en toda América.
Nuestro plan de Gobierno está concebido para que haya un clima de confianza que permita profundizar relaciones económicas como la que tendremos con la UE, brindando seguridad jurídica a los inversionistas, incluyendo de manera expresa a inmigrantes europeos que han hecho de Venezuela su país.
Lamentablemente, ya son más de 150 fincas de hispanos-venezolanos que han sido ocupadas o expropiadas por el Gobierno de Hugo Chávez hasta la fecha. Convirtieron la expropiación en un instrumento político: si usted no obedece, lo expropian. Lo peor es que todas las expropiaciones han resultado un fracaso, pues no solo han afectado a los dueños de la tierra —a muchos de ellos, además, no se les ha pagado el fruto de muchos años de esfuerzo—, sino también a los trabajadores y productores del país, generando desempleo y empobrecimiento del campo. El gobierno debe ser un orientador y un promotor del trabajo entre el esfuerzo público y el privado al invertir el esfuerzo y el capital en promover el crecimiento de la producción. Así apoyaremos a las iniciativas que resulten en más y mejores puestos de trabajo y a las que contribuyan a mejorar la calidad de vida de todos los involucrados.
Mayor cooperación, mayores beneficios. La cooperación internacional nos permitirá involucrar nuevas experiencias y estrategias comprobadas y contemporáneas para resolver problemas tan complejos como el terrorismo, el narcotráfico y otras manifestaciones del crimen organizado, en especial el que opera de manera transnacional. Fortalecer la cooperación entre Venezuela y la UE permitirá concertar esfuerzos para hacer frente a las amenazas comunes en materia de seguridad, pues hablamos de desafíos que deben asumirse con la idea de abarcar amenazas nuevas y no tradicionales, que incluyen aspectos políticos, económicos, electrónicos, sociales, sanitarios y ambientales.
En este marco, no quiero dejar pasar la oportunidad de mencionar que el Gobierno de Hugo Chávez ha evidenciado una falta de cooperación ante las numerosas solicitudes de extradición de miembros de la banda terrorista ETA residenciados en Venezuela. En nuestro Gobierno, las fronteras venezolanas no serán cómplices de la irregularidad, sino la puerta de entrada para el intercambio de oportunidades que beneficien a los venezolanos.
El más grave incidente en la relación diplomática entre España y Venezuela ha surgido, lamentablemente, por causa del terrorismo internacional, cuando la Audiencia Nacional de España dio a conocer los indicios de la cooperación del Gobierno con las organizaciones terroristas ETA y FARC. Se presume que al menos medio centenar de etarras radicados en Venezuela son protegidos y hasta empleados por el Gobierno venezolano. Incluso, que algunos de ellos, como Arturo Cubillas Fontán, colaboran activamente con ETA como enlaces entre esa banda y las guerrillas colombianas FARC. En 2010, el Gobierno español solicitó al de Hugo Chávez cooperación en este sentido y los dos principales partidos españoles —el PSOE y el Partido Popular— acordaron una moción en la que se reclamaba la máxima colaboración de Caracas para extraditar a Cubillas. Esto aún no ha sucedido.
Es necesario comprometerse en un diálogo del cual deriven acuerdos y mecanismos que identifiquen las áreas para la cooperación y permitan explorar el diseño y la ejecución de programas para el fortalecimiento institucional, el intercambio de información estratégica en el lavado de dinero, prevención del delito y formación de corporaciones de policía, áreas de investigación y de ministerios públicos, entre otras muchas iniciativas que pueden ser más eficaces y si se vuelven acciones coordinadas y conjuntas.
Los movimientos insurgentes que operan desde la oscuridad y la violencia son inadmisibles. Nosotros creemos en políticas con marcos legales claros, Gobiernos transparentes, con ciudadanos, instituciones, factores económicos y sociales con deberes y derechos claramente establecidos. Ese es nuestro compromiso, ese es el futuro de progreso para Venezuela. Hay un camino.
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